Que la economía de EEUU va a sufrir una desaceleración intensa este año no es ya una novedad. Toda la incertidumbre generada por la errática política de Donald Trump ha hecho mella en la confianza de los agentes y ha dado como resultado la primera contracción del PIB trimestral en la primera potencia del mundo. Ahora la clave está en averiguar por dónde pueden venir las amenazas para la economía americana y qué impacto pueden tener. Uno de estos riesgos ha comenzado a asomar y, aunque todavía es extremadamente improbable, sí debería preocupar a los mandatarios de EEUU. Los últimos movimientos en los mercados dejan entrever que los inversores extranjeros están dejando de financiar el gran 'agujero' de la balanza de pagos de EEUU. Aunque las diferencias y distancias son amplías, este fue el tipo de crisis que afectó a España en 2008 y provocó una larga y dolorosa recesión (amplificada por el estallido de la burbuja inmobiliaria y que ha desembocado en un modelo productivo diferente). Al igual que le sucedió a España, la economía de EEUU lleva décadas consumiendo e invirtiendo 'por encima de sus posibilidades' (consume más de lo que produce), para ello necesita que el mundo siga depositando su confianza en los activos denominados en dólares, algo que cada vez está más en duda.