
Dentro de la fiebre compradora de oro que existe a nivel global, hay un país que se ha llevado casi todos los titulares, dejando de lado, quizá, al gran protagonista, sobre todo desde el lado europeo. La prensa y los analistas han puesto el foco en las compras de oro de China, que ha disparado sus adquisiciones en un intento por reducir su dependencia del dólar (diversificar reservas) y aumentar su protección ante posibles conflictos que puedan dañar el sistema monetario o provocar una devaluación del yuan (los hogares chinos han adquirido mucho oro como protección). Aunque los movimientos de China han sido relevantes y noticiables, hay un país europeo que está incluso superando las compras chinas en términos relativos y que no ha recibido tanta atención: Polonia está comprando más oro que China y ya acumula más reservas que el Banco Central Europeo (BCE) y casi el doble de toneladas que España entera.
Hace pocos días, el Banco Nacional de Polonia (NBP por sus siglas en polaco) lucía sus cifras: tras las últimas y generosas compras, sus reservas de oro ascienden actualmente a 509,3 toneladas y la proporción de oro en las reservas de divisas es ahora del 22%, superando el objetivo del 20% que se marca el organismo. Para hacerse una idea del 'frenesí', este porcentaje se situaba por debajo del 4% en 2017. Esta cifra prácticamente duplica la cantidad que tiene España de oro, que suma unas 281,58 toneladas, según los últimos datos. También rebasa la cantidad de 506,5 toneladas que atesora el Banco Central Europeo (BCE).
Con las actuales reservas, el banco central polaco ha logrado superar al BCE como duodécimo mayor tenedor de oro entre los bancos centrales, según datos del Consejo Mundial del Oro. El sorpasso es relevante en la medida en la que el BCE representa a 20 países, los que conforman la eurozona, mientras que Polonia, que sigue funcionando con su zloty como divisa, es un país con un PIB nominal muy inferior al de España (por ahora).
El caso del BCE es llamativo, pero tiene cierta explicación. El oro del eurobanco pertenece a las aportaciones que realizaron los países del euro en su creación y es independiente al oro que conserva cada banco central de la eurozona en sus bóvedas, aunque todo forma parte del Eurosistema. Cuando se fundó el banco central de todos los europeos que usan el euro, los países miembros prefirieron mantener la mayor parte del oro en sus bóvedas, dejando al BCE una cantidad relativamente pequeña para el tamaño de la economía que representa.

Esta singularidad del BCE queda mejor explicada cuando se analiza el oro que atesora cada país. Después de EEUU que mantiene más los 8.000 toneladas, aparecen países de la zona euro, precisamente como Alemania, Italia y Francia con más de 2.400 toneladas cada uno. Alemania, en particular, encabeza la lista con 3.351 toneladas. Italia y Francia no se quedan atrás, con cifras similares tanto en volumen como en proporción sobre sus activos. Estos países europeos consolidan su posición como grandes defensores del oro como activo estratégico, superando incluso a potencias económicas como China (al menos las oficiales, porque los datos de China son un misterio), que posee 2.292 toneladas pese a su enorme volumen de reservas de divisas, donde el oro solo representa un 6,5%.
Lo cierto es que desde Varsovia han acelerado su acumulación de oro en los últimos años. En 1996, el NBP poseía tan solo 14 toneladas de oro. Para 2016, esa cifra había ascendido a 102 toneladas. En 2018, el banco central adquirió más de 100 toneladas de lingotes, lo que elevó las reservas de Polonia de 103 a 228 toneladas. El ritmo de compras aumentó significativamente después de 2022 y la oleada se intensificó en la primavera de 2024, con compras de 4,7 toneladas en abril, 10,3 toneladas en mayo, 3,7 toneladas en junio, 14,3 toneladas en julio, 6,2 toneladas en agosto, 21,8 toneladas en septiembre, 7,5 toneladas en octubre y 21 toneladas en noviembre. En febrero de este año, Polonia directamente 'aplastó' a la poderosa China en las toneladas netas adquiridas, sumando 29 a sus reservas (32 en los dos primeros meses de 2025).
Aproximadamente el 20% del oro del NBP se encuentra actualmente almacenado en Polonia, y el resto se encuentra depositado en Nueva York y Londres. El banco intenta mantener con celo un tercio de su oro en cada una de las tres ubicaciones por motivos de seguridad. En 2019, en una operación encubierta, el NBP repatrió 100 toneladas de oro del Banco de Inglaterra a sus bóvedas en Varsovia. La misión, que implicó ocho vuelos a lo largo de varios meses y un estricto control de seguridad, trasladó 8.000 lingotes de oro.

Está denodada demanda llevó a Polonia el año pasado a empezar a comprar oro a Ruanda solo unas semanas después de la visita del presidente Andrzej Duda al país en febrero. Ruanda se ha convertido recientemente en un importante exportador de oro a pesar de no extraer el metal a nivel nacional. Se apunta a que su suministro provenga de la República Democrática del Congo, donde las fuerzas ruandesas controlan partes del territorio.
Según han transmitido en diversas ocasiones los funcionarios del supervisor polaco, el oro del banco, a finales de 2024, valía 60.000 millones de zlotys (14.120 millones de euros), bastante más de lo que el NBP pagó por él, y la ganancia ha seguido creciendo desde entonces. En un mundo marcado por la incertidumbre (pandemia, tensiones geopolíticas, conflictos armados, disputas comerciales), haber entrado a tiempo en el considerado desde hace milenios el activo refugio por excelencia ha tenido premio. El beneficio, sin embargo, sólo es sobre el papel, ya que desde el propio banco central se ha señalado que no se tiene previsto vender el oro, que a los precios actuales rondaría los 45.0000 millones de euros.
Estos titulares se suman a las loas que viene recibiendo la economía de Polonia, que se ha convertido por méritos propios en una de las grandes esperanzas de Europa frente a las 'viejas economías'. Polonia ha disfrutado de una suerte de milagro económico que ha llevado al país a escalar posiciones rápidamente dentro de la UE para convertirse en una de las grandes potencias del grupo. Por tamaño de PIB, Polonia se sitúa en la sexta posición, rozando ya el billón de dólares, solo por detrás de Países Bajos, España, Italia, Francia y Alemania. La previsión es que la apisonadora polaca siga creciendo y empujando a todo el bloque. Por ello, Polonia también quiere acumular unas reservas de oro coherentes con su músculo económico.
Glapinski, el 'Rey Midas'
Detrás de esta 'adicción' por el oro del NBP está su controvertido gobernador, Adam Glapinski. Llegado al cargo en 2016, Glapinski ha sido el gran artífice de esta estrategia. La semana pasada, el polaco dijo lo que ya todo el mundo sabe al exponer las razones por las que el banco central considera necesaria una reserva de oro tan grande. El oro sigue siendo el componente más seguro de los activos de reserva, afirmó, señalando que no está vinculado directamente con las políticas económicas nacionales, es resistente a las crisis y conserva su valor real a largo plazo. "Es un símbolo de estabilidad que refuerza nuestra credibilidad ante los ojos de los inversores y socios extranjeros", ensalzó.
Pero debajo de ese mensaje oficial hay subsuelo político. Glapinski lleva décadas alineado políticamente con Jaroslaw Kaczynski, líder del ultraconservador partido Ley y Justicia (PiS), ahora en la oposición tras años ejerciendo el poder de forma incontestable. A principios de la década de 1990, cofundó el primer partido político de Kaczynski, el Acuerdo de Centro. A lo largo de los años, Glapinski ha sido un político activo, ocupando dos veces el cargo de ministro, así como el de diputado y senador. Durante el gobierno del PiS (2015-2023), Glapinski fue nombrado gobernador del NBP en 2016 y se aseguró un segundo mandato en 2022.
"Durante mucho tiempo ha sido criticado por la entonces oposición por su inquebrantable apoyo a las políticas económicas de PiS y por la tardía respuesta del NBP al aumento de la inflación, al haber mantenido los tipos de interés bajos durante demasiado tiempo. Sin embargo, su política de diversificar las reservas de divisas aumentando el componente de oro ha resultado ser, literalmente, una oportunidad de oro. Glapinski, que en su día ocupaba un lugar poco destacado entre los gobernadores de bancos centrales de todo el mundo, ha aprovechado este logro para reforzar su posición", analizan desde la consultora polaca Bridge.
Glapinski mantiene ahora mismo una relación tensa con el actual gobierno de centroizquierda, liderado por el primer ministro Donald Tusk. El gobierno de Tusk le ha acusado repetidamente de no haber bajado los tipos de interés y ha amenazado con procesar a Glapinski ante el Tribunal de Estado, responsable de juzgar a los funcionarios estatales por infracciones de la constitución. Al asumir el cargo en 2023, la coalición gobernante de Tusk acusó a Glapinski de no controlar la inflación, de vender una cantidad excesiva de bonos durante el último gobierno del PiS y de realizar nombramientos políticos dentro del banco.
Cualquier acusación contra el jefe del NBP provocaría automáticamente su suspensión, creando la necesidad de que su adjunto asuma el cargo. Ante este escenario, Glapinski solicitó protección a Christine Lagarde, presidenta del BCE, contra cualquier intento de destituirlo. En respuesta, el BCE emitió un comunicado en el que afirmaba que se opondría a cualquier intento de suspender a un director de cualquier banco central de la UE y que consideraría dicha medida una amenaza a la autonomía del banco central. Tras estos movimientos, la presión para su destitución ha disminuido ahora que Glapinski ha comenzado a recortar los tipos de interés, con la inflación en descenso. Pero por si la situación vuelve a torcerse, el banquero central puede parapetarse en su rol de 'Rey Midas' con el oro.