
La economía de España se encuentra en un momento dulce. Nadie puede asegurar que este ciclo vaya a extenderse mucho más, ni que el crecimiento extensivo que está detrás de estos números brillantes vaya a mejorar de forma sustancial la vida de los españoles, pero lo cierto es que los fríos datos 'macro' son casi sobresalientes. El crecimiento del PIB del año 2024 y las buenas previsiones para este año han llevado a que el Fondo Monetario Internacional (FMI) vuelva a situar a España entre las doce economías más grandes del mundo por PIB, después de varios años ocupando la decimoquinta plaza. El fuerte aumento de la población y la fuerza laboral, el boom del turismo, los fondos europeos y el pequeño despertar de la productividad en 2024 están detrás de este salto que se va a materializar este 2025, año en el que el crecimiento va a seguir siendo robusto. Además, para sorpresa positiva, según el FMI, España conservará esta posición durante todo el horizonte de la proyección.
España ha escalado tres puestos en un ranking que solo habla de tamaño, no de calidad. Tener el PIB muy grande puede ofrecer una visión de la relevancia de esa economía a nivel global, aunque diga muy poco de la calidad de vida de las personas de ese país. Para analizar la calidad de vida de los ciudadanos resultan más fiables otros indicadores con el PIB per cápita (dividir el PIB entre los habitantes) o el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que realiza la ONU cada año. Pese a todo, el crecimiento de la economía de España está siendo sorprendentemente positivo, lo que ha llevado a que la economía de España cope titulares positivos en la prensa internacional y se convierta en los últimos años en la locomotora de la zona euro.
Según los datos publicados por el FMI en sus últimas previsiones, en 2023, el PIB agregado de España sumaba 1,62 billones de dólares corrientes y ocupaba el puesto decimoquinto de la clasificación global de PIB, a más de 100.000 millones de distancia de México, Australia y casi 200.000 millones respecto a Corea del Sur. En cuestión de dos años, España va a recuperar todo el terreno perdido e incluso se va a poner por delante para auparse a la decimosegunda posición de la economía global. El FMI espera que el PIB nominal de España alcance los 1,8 billones de dólares este año, superando levemente a todos sus perseguidores y realizando este triple sorpasso, donde sorprende sobre todo el adelantamiento a México (con una demografía favorable y el pleno desarrollo, aunque sufriendo un bache en su economía). Pero aquí no acaban las sorpresas.
Lo que es aún más sorprendente, España se mantendrá en esta posición durante todo el horizonte de la proyección, que llega hasta el año 2030. Este vaticinio está basado en una demografía expansiva. El FMI calcula que la población española crecerá en 3 millones de habitantes entre 2024 (49 millones de habitantes) y 2030 (se superarán los 52 millones de habitantes). El aumento de la población (producto de la inmigración) incrementará la fuerza laboral de España. Ceteris paribus (se sigue creando empleo y la productividad sigue siendo positiva), el PIB aumentará con intensidad los próximos años, manteniendo a España por delante de Australia, México y Corea del Sur. El propio FMI vaticina que la renta per cápita de los españoles aumentará desde los 36.000 dólares actuales hasta los 42.300 de 2030, un aumento que parece muy optimista, pero que de cumplirse ayudará a la economía de España a conservar esa decimosegunda posición global.
Volviendo a los datos presentes que han dado lugar a este sorpasso, el propio FMI explicaba en su última revisión de la economía española que el crecimiento se mantendría sólido a corto plazo. La tasa de crecimiento será del 2,5% en 2025. Esto junto a un 2024 excepcional ha dado como resultado este sorpasso inesperado, puesto que la tendencia era justamente la opuesta en los años anterior. España llegó a ser la octava potencia del mundo allá por 2007, pero desde entonces, la economía nacional no ha parado de perder relevación en el contexto global como consecuencia de una productividad estancada y una demografía que ha lastrado la producción hasta los últimos años. Precisamente la recuperación de este último factor gracias a la inmigración está permitiendo este despertar de los indicadores 'macro' de España.
Tras años de estancamiento demográfico, la población ha aumentado en casi un millón de habitantes entre 2022 y 2024 (lo hará en otros tres millones hasta 2030). Con todo, la economía española cerró 2024 con un desempeño notablemente positivo, consolidándose como uno de los motores del crecimiento en Europa. El PIB se expandió un 3,2% durante el ejercicio, muy por encima de la media europea y de las previsiones iniciales. Este crecimiento vino impulsado, en primer lugar, por el vigor del consumo de los hogares, favorecido no solo por el dinamismo del mercado laboral, sino también por el aumento de la población. A ello se sumó el sólido comportamiento del consumo público, que ya acumula un crecimiento del 18,2% respecto a 2019, frente al 6,8% que ha crecido el PIB en el mismo periodo.
No todo es el aumento de la población
Uno de los elementos más destacados del año fue el extraordinario impulso de las exportaciones de servicios turísticos, que alcanzaron su mayor tasa de crecimiento de toda la serie histórica si se excluyen los años de recuperación pospandémica. También contribuyó al avance económico, el buen comportamiento de las exportaciones de servicios no turísticos, así como la moderación en el crecimiento de las importaciones, lo que mejoró el saldo exterior. No obstante, algunos indicadores mostraron un tono más débil, como la inversión en bienes de equipo, que sigue sin recuperar el pulso tras la pandemia, y las exportaciones de bienes, que no lograron remontar a lo largo del año.
En términos de renta, los hogares españoles vieron aumentar sus ingresos un 8,7% en 2024, apoyados en una subida del 5% del salario medio, el crecimiento del empleo y el aumento de rentas de inversión y prestaciones sociales. Sin embargo, su gasto en consumo creció a un ritmo menor, lo que permitió mantener una elevada tasa de ahorro, situada en el 13,6% de la renta disponible. En el ámbito fiscal, las Administraciones Públicas cerraron el ejercicio con un déficit del 2,8% del PIB si se excluyen los gastos extraordinarios derivados de la DANA de Valencia (3,15% con ellos).
Con todo, la economía de España a niveles agregados y 'macro' está presentando un comportamiento notable. El fuerte crecimiento de los últimos años ha sido fundamental para evitar que la economía de la zona euro entrase en recesión o quedase aún más estancada. La fortísima creación de empleo (780.000 puestos nuevos en 2023 y casi 500.00 en 2024) se han convertido en el motor de crecimiento del PIB, lo que algunos economistas catalogan incluso como un 'ciclo propio' del país que parece convertir a España, por ahora, en un fortín de crecimiento en medio de la mediocridad europea.