
Una serie de acontecimientos que hasta hace unos meses sonaban a ciencia ficción se han alineado para colocar a Europa y, en concreto, a España en una posición envidiable en los mercados internacionales. Alto crecimiento económico, creación de empleo, inflación contenida, inversión al alza, una moneda fuerte y... Ahora un barril de petróleo a la baja son los ingredientes (los astros se han alineado) que se presentan ante la economía española para este 2025. Un cóctel que promete combustionar el crecimiento este año y que será difícil volver a repetir en el futuro.
La economía de España se ha convertido en el motor de la zona euro en los últimos años. Por tamaño, España es la única que puede ejercer cierto impacto en el crecimiento agregado del euro, mientras que Francia, Alemania e Italia siguen relativamente dormidas. La fortísima creación de empleo (alimentada con la llegada de población extranjera), la recuperación de la inversión, los fondos europeos y el turismo han creado una situación casi idílica para una economía que parecía 'muerta' hace tan solo cinco años (el covid atacó de lleno todos los pilares de la economía nacional, unos pilares que ahora ha resurgido con más fuerza y diversificación).
Un bucle retroalimentado
Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas, explica en declaraciones a elEconomista.es que precisamente "la economía española seguirá liderando el crecimiento europeo porque dispone de un ciclo expansivo propio, gracias al bucle de creación de empleo, consumo privado e inversión residencial. No obstante, una ralentización es probable como consecuencia de los aranceles, y sus derivadas en las exportaciones (riesgo de recesión en EEUU y debilidad del mercado europeo), las importaciones (elasticidad al alza, por la previsible aceleración de los envíos desde China) y la inversión en bienes de equipo (la variable más sensible al deterioro de las expectativas y a la incertidumbre)".
La economía de España lideró el crecimiento en Europa en 2024 con un incremento del 3,2% del PIB. La actividad económica presentó un comportamiento sorprendentemente bueno que está generando un efecto arrastre que ha llevado a que buena parte de los organismos revisen al alza las previsiones para este año. El PIB de España podría crecer cerca de un 2,4%, pero hay componentes como el desplome del petróleo o la bajada de tipos de interés del BCE que podrían incluso mejorar esa tasa.
En el lado opuesto, también hay riesgos (guerra comercial, desaceleración global…) que podrían hacer todo lo contrario. Sin embargo, por la parte optimista cabe destacar que la caída del crudo históricamente ha sido un estímulo para la economía de España, cuyo tejido productivo aún es relativamente intensivo en el consumo de petróleo a través de los derivados tradicionales (gasolina, diésel…).
España es un país que depende 100% del crudo que viene del exterior para generar cada unidad de producto interno, esto quiere decir que un petróleo caro suele reducir el crecimiento económico y deteriorar el saldo exterior, mientras que un petróleo barato desemboca en todo lo contrario. En lo que va de año, el precio del barril Brent ha descendido un 18% y cada unidad se negocia en la frontera de los 60 dólares, que varias veces ha perforado en los últimos días. Esta bajada del crudo en los mercados internacionales se ha producido por varios factores globales, entre los que destaca la guerra comercial, el aumento de producción de la OPEP+ y la demanda hundida de China.
El rally del euro abarata las compras
El petróleo, como la mayoría de las materias primas, se negocian en dólares estadounidenses. La divisa norteamericana está viviendo una auténtica sangría debido a los ataques económicos de Donald Trump, el presidente estadounidense, a los cimientos financieros del sistema americano. La huida de EEUU ha beneficiado al euro, que se ha revalorizado un 9% y ya supera los 1,13 unidades por dólar. Una moneda cara frente a la referencia de compra internacional favorece a las importaciones, que resultan más "baratas". España, cuya fuente de petróleo proviene exclusivamente de las importaciones, es uno de los países más agraciados con esta casuística y añade gasolina al crecimiento más alto registrado entre los países industrializados, un trono que podría mantener este año.
De este modo, el euro se ha convertido por sorpresa en una suerte de activo refugio. No solo ha subido contra el dólar (que estaba sufriendo una fuga de capitales por la errática política de Trump), sino que el índice euro (pondera la divisa única con las divisas más importantes del mundo) también se ha apreciado con intensidad. El resultado ha sido que el barril de petróleo en euros se ha desplomado casi un 28% en lo que va de año, casi el doble que en dólares, lo que ha llevado a que el precio del Brent caiga a los 53 euros, mínimos no vistos desde abril de 2021, en las postrimerías de la pandemia.
Del círculo de empleo e inversión… al del petróleo y los tipos
¿Qué pasaría si el precio del crudo se mantiene en los niveles actuales? Esto sería como echar aún más gasolina a la economía española, como generar otra suerte de círculo virtuoso en combinación con las bajadas esperadas de tipos de interés. Que el BCE rebaje el precio del dinero suele ser positivo para familias y empresas, que pueden consumir e invertir con un menor coste financiero. Si encima el petróleo cae de precio, esto genera otro estímulo más para la economía.
"El abaratamiento del petróleo relaja la presión sobre el IPC, pudiendo aportar poder adquisitivo a las familias y facilitar el descenso de tipos de interés —explica Torres—. Todo ello es positivo para el crecimiento. Concretamente, se puede estimar que un descenso del barril de Brent del 10% aporta una décima de PIB, gracias a la mejora del poder adquisitivo de las familias y bajo el supuesto de que toda esa mejora se traduce en más consumo (efecto precio). Por tanto, si el barril de Brent bajara un 25% este año con respecto a 2024 (una estimación a partir del precio actual y de la evolución del euro), el PIB podría elevarse en 2,5 décimas".
Las últimas previsiones del Ministerio de Economía contemplan un escenario con el barril de petróleo sobre los 65 dólares, lo que la cartera dirigida por Carlos Cuerpo ya contempla como potenciador de la economía española, a pesar de la guerra comercial. "En el horizonte de proyección, se prevén tipos de interés menores y precios de petróleo en niveles bajos". Economía elevó las previsiones de tasa de crecimiento al 2,6% del PIB para este año, ligeramente más altas que otras instituciones, en consonancia con estos dos factores y que se explican, en parte, con los aumentos proyectados de un barril Brent más bajo.
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