La frase que muchos inversores americanos están empezando a usar (what a time to be alive: menuda época para estar vivo) cobra sentido con cada noticia más sorprendente que la anterior en un mundo cada día más volátil. El último titular ha dejado perplejos a muchos: ni Europa, ni EEUU, sino Rusia se ha visto en la tesitura de imponer aranceles a su gran aliada, China, ante la avalancha de coches baratos que está recibiendo desde Pekín. Si en Washington existe una permanente tensión con el gigante asiático y en Bruselas se busca poner coto a una 'invasión' de vehículos bonitos y baratos que llegan por mar en colosales buques, la decisión de Moscú provoca estupor en la medida en la que Pekín ha sido su gran apoyo internacional desde que sus militares entraron en Ucrania.