El mundo está librando una nueva guerra, pero no con armas ni ejércitos. La batalla se libra en los mercados globales, en los laboratorios de tecnología punta y en los despachos donde se firman los acuerdos estratégicos. La clave de todo está en las tierras raras, un conjunto de elementos esenciales para fabricar, desde teléfonos móviles hasta turbinas eólicas, pasando por misiles de precisión. En esta contienda geoeconómica, dominada casi en su totalidad por China, España podría estar sentada sobre un tesoro sin explotar. El enorme potencial del 'suelo' español podría quedar, en eso, en potencial. La razón son los impedimentos administrativos, medioambientales y la negativa de parte de la población residente que teme que sus comarcas se conviertan en grandes minas a cielo abierto con un trasiego constante de camiones y operarios. Todo el mundo quiere disfrutar de los beneficios económicos que generarían esos recursos, pero nadie quiere que exploten el 'campo' que tienen 'frente a su casa'. Este dilema deja en el aire el futuro de los grandes yacimientos de tierras raras y minerales que albergan varias regiones de España.
Según la organización EURARE, un proyecto financiado por la Comisión Europea para investigar la viabilidad de la explotación sostenible de tierras raras en Europa, "todavía no se han descubierto depósitos económicamente viables de tierras raras en España y Portugal", pero hay indicios prometedores en diversas formaciones geológicas del país. En la región del Monte Galiñeiro (Pontevedra), en Galicia, en Ciudad Real (Matamulas) y en algunos sectores de Canarias, existen evidencias de enriquecimientos de estos preciados elementos. También hay indicios de cuatro posibles yacimientos en Extremadura. En Andalucía también han realizado hace poco un mapa geográfico en el que se aprecia un gran potencial. ¿Podría España convertirse en un actor clave en el suministro mundial de tierras raras?
El profesor Manuel Regueiro, antiguo Jefe de Asuntos Externos del Servicio Geológico de España (IGME), explica en declaraciones a elEconomista.es que con un poco de voluntad y colaboración, España podría ser la primera productora de Europa de tierras raras: "España tiene capacidad para ser el primer productor de Europa de tierras raras. La producción mundial de tierras raras es del orden de 350.000 toneladas/año. Si España produjera 35.000 toneladas al año se convertiría en el primer productor europeo". Esto, además, ayudaría a solventar la dependencia exterior de España que tiene que importar todas las tierras raras que consume: "España no tiene casi industrias que consuman tierras raras, aun así importa actualmente 550 toneladas de metales de tierras raras utilizadas en las industrias del vidrio y de la cerámica, fundamentalmente de China, Italia, Francia y Austria", apunta este experto.
Este experto, además, aclara que para acabar con ciertos mitos que "las tierras raras no son ni tierras ni raras: realmente son un grupo muy variado de elementos químicos y que no son tan escasos en la Tierra, ya que algunos son bastante abundantes (el cerio, por ejemplo, es el elemento 25º en la tabla de abundancia en la corteza terrestre, parecido al cobre)".
Regueiro explica que el nombre de tierras es heredado, porque en la historia de la química, a los óxidos se les llamaba tierras y a este grupo de elementos se les quedó pegado el nombre. Si bien es cierto que el aspecto de los yacimientos de tierras raras u óxidos de tierras raras es de tierras más que de roca. En relación con el término raras, es una mala traducción de su nombre en inglés "rare earths" (tierras escasas) porque, aunque los elementos de las tierras raras no son realmente escasos, los yacimientos explotables de estos materiales sí son poco frecuentes. "Conclusión, las denominadas tierras raras son minerales que contienen esos elementos, normalmente en forma de óxidos de esos elementos (hay 180 minerales de las tierras raras) y que tienen aspecto terroso", sentencia el experto en declaraciones a este periódico.
La promesa bajo tierra
Con todo, España podría ser una potencia a nivel europeo. España, con su compleja historia geológica, ha generado entornos propicios para la acumulación de minerales estratégicos. En el Complejo Galiñeiro, una intrusión peralcalina en Galicia, se han identificado concentraciones relevantes de tierras raras como bastnasita, monacita y xenotima, esenciales para la industria tecnológica. Además, en Fuerteventura, los complejos submarinos Puerto de la Peña-Cueva de Lobos y Esquinzo han revelado la presencia de estos minerales en carbonatitas y rocas volcánicas, con concentraciones de hasta un 0,74% en tierras raras.
Por su parte, hace algo más de un año, Andalucía presentó el primer mapa de minerales críticos identificados en su territorio, convirtiéndose en una iniciativa pionera en España. Este proyecto fue posible gracias a un convenio de colaboración firmado entre la Consejería de Política Industrial y Energía de la Junta de Andalucía y el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), organismo adscrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El interés del gobierno andaluz en esta materia se debe a que la región representa el 40% del valor total de la producción minera en España, porcentaje que asciende al 90% en el caso de la minería metálica. Como resultado de este acuerdo, el Instituto Geológico y Minero evaluó el potencial de explotación en Andalucía de 17 minerales considerados críticos por la Unión Europea, entre los que se encuentran antimonio, bario, berilio, bismuto, boratos, cobalto, estroncio, flúor, fosfatos, grafito, litio, platinoides, silicio, tierras raras, titanio, vanadio y wolframio.
A pesar de estas señales alentadoras, la explotación de tierras raras en España sigue siendo un anhelo más que una realidad. La exploración aún es incipiente y, hasta la fecha, no se han identificado depósitos de gran escala listos para su desarrollo industrial. Sin embargo, como señala EURARE, la "composición alcalina de algunas intrusiones convierte a España en un objetivo interesante para futuras investigaciones".

Regueiro explica que es cierto que "en España hay indicios más o menos estudiados de estos materiales. El más estudiado desde todos los puntos de vista es el yacimiento de monacita (la monacita es un fosfato compuesto principalmente por elementos de tierras raras, como cerio (Ce), lantano (La), neodimio (Nd), praseodimio (Pr) y torio (Th). Su fórmula química general es (Ce,La,Nd,Th)PO4) de Matamulas en (Ciudad Real), que son gravas monacíticas es decir monacita dispersa en un depósito aluvionar en forma de pequeños nódulos (de 0,5 a 3 mm) y se caracterizan por su alto contenido en europio y la práctica ausencia de en torio", sostiene el profesor Regueiro.
Susana María Timón, científica titular de geología económica de recursos minerales en IGME, comenta que el problema de España es que "hay muy poca investigación sobre los depósitos de tierras raras (REE, por sus siglas en inglés Rare Earth Elements) en nuestro país, en parte condicionada por la escasez de depósitos de estos elementos" (hasta el momento). Por lo tanto, esos indicios que podrían convertir a España en la mina de Europa no pueden trasladarse a cifras, "nuestra comprensión sobre el potencial que puede existir se basa en gran medida en el conocimiento de los ambientes geológicos más idóneos para el enriquecimiento del REE en la corteza.
Es muy probable que existan depósitos enriquecidos en REE que aún no se han descrito y es probable que puedan identificarse mediante futuras exploraciones". Sin embargo, señala que "hasta la fecha el único yacimiento que ha sido evaluado técnicamente es el de Matamulas con una gran acumulación de monacita". Quantum Minería, la empresa que estuvo detrás del proyecto, afirmaba que contenía 29,9 millones de toneladas.
Solo Matamulas podría nutrir toda Europa
Según la Comisión Europa solo en la mina de Matamulas, en Cáceres, se alberga el 25% de las reservas de tierras raras que Europa necesitará para la próxima década. Ángel Colomina, vocal de GEMPE/c (Grupo Español de Materias Primas Estratégicas y Críticas, explica en declaraciones a elEconomista que España sería una de las grandes claves para lograr la independencia en este frente. "Actualmente, el 97% de las tierras raras de Europa viene de China y ya vimos con Rusia el peligro de que establecer esa dependencia cuando hay problemas geopolíticos. Pero es que, además, vimos de la propia Asia como depender tanto de esta región puede generar que problemas logísticos, como la crisis de suministros de 2021, generen grandes problemas como pasó con los semiconductores (que venían en su práctica totalidad de Asia)".
Colomino explica que "cada turbina eólica lleva 700 kilos de tierras raras y los coches eléctricos y la defensa europea necesitan de las mismas. Estos minerales juegan ahora un papel clave". En ese sentido el experto señala que si bien hay otros yacimientos en la propia España y en otros puntos de Europa como Noruega, el más destacado fuera de la península ibérica, Matamulas tiene una característica única: las tierras raras están casi rozando la superficie, por lo que se pueden extraer de forma mucho más sencilla y rentable.
"En un escenario de baja demanda, solo esa mina puede cubrir el 100% de la demanda de toda Europa"
No solo esto, la explotación de los yacimientos de tierras raras en el sur de Ciudad Real, como es el caso del yacimiento de Matamulas, tal como se había planteado, era con un impacto medioambiental muy bajo., Ester Boixereu, directora de Tierra y Tecnología y Técnico Superior Especialista en Instituto Geológico y Minero de España, asegura que "se trata de un yacimiento tipo placer: una acumulación de pequeños granos de monacita (Fosfato de distintas tierras raras) que se separaba de los otros materiales que les acompañaban por medios mecánicos, y se realizaba una minería de transferencia de pequeñas dimensiones y muy superficial, menos de 10 metros. Lamentablemente, hay un gran desconocimiento a nivel popular de lo que es una explotación minera. En el imaginario colectivo se suele asociar la actividad minera a penosidades, pero la realidad actual es que es una industria muy tecnificada, que aporta mucho valor añadido y que implica un gran esfuerzo de investigación puntera durante el desarrollo del proyecto", sentencia la experta en declaraciones a elEconomista.es.
Además, la experta recalca que la población puede estar tranquila, en España, las distintas administraciones, tanto mineras como medioambientales, son muy rigurosas en la aplicación de las normativas y velan para que cualquier operación industrial que se planifique tenga el mínimo impacto en el Medio Ambiente.
Pese a todo, Boixereu admite que aún queda mucho camino por delante: "A nivel estatal queda mucho por investigar sobre el potencial real en este tipo de materiales que no habían sido de interés para su explotación anteriormente, como es el caso del Litio, los elementos de las Tierras Raras, o tantos otros que se pueden encontrar como subproductos de la minería de otras sustancias. Algunas comunidades autónomas, como Extremadura o Andalucía, cuentan con Mapas Metalogenéticos de gran calidad que hemos realizado en convenio con ellas desde el IGME y que son básicos para planificar la exploración minera".
La gran ventaja de Ciudad Real
"En otros casos como Noruega las tierras raras se presentan en forma rocosa, a veces incluso a 300 metros de profundidad, en Ciudad Real apenas está a 2 o 3 metros, liberada en la tierra". En ese sentido, desde GEMPE/c defienden que "en un escenario de baja demanda, solo esa mina puede cubrir el 100% de la demanda de toda Europa para la próxima década y en uno de alta demanda entre un 20% y un 30% con una sola mina, dentro de las fronteras comunitarias".
Sin embargo, este proyecto está parado por el momento por los riesgos medioambientales que han denunciado vecinos a asociaciones y que ha llevado el mismo a los tribunales. Quantum Minería es la empresa que lleva casi una década intentando poner en marcha esta prospección. En la pequeña localidad se vive una batalla que puede definir el futuro de Europa como productor, pero también el de Europa. La empresa presidida por Javier Merino vio frustrado el proyecto en 2021 cuando el Tribunal Superior de Justicia de Castilla la Mancha tumbó el proyecto ante el impacto climático. Esto ya venía de un rechazo de la Comunidad Autónoma en 2017. En enero la empresa ha vuelto a solicitar otro permiso a la Junta.
Desde GEMPE/c creen que ahora se dan las condiciones para que haya otra respuesta, esta vez favorable. "Cuando ocurrió el rechazo, por 2021 no habíamos tenido ni la guerra de Ucrania ni la crisis de los suministros". En ese sentido, "en aquel momento la Junta no tenía ni la presión ni la visión de lo que esta mina puede representar, había unos condicionantes que parecían muy distintos". Además, según comenta, "el daño medioambiental no sería muy relevante y el impacto radiológico sería mínimo".
El peligro ambiental
No coinciden desde GreenPeace, la asociación participó en los litigios legales realizando alegaciones contra la mina. El motivo por el que están en contra es precisamente, la mayor virtud de la mina, su escasa profundidad. "No estamos en contra de la minería, de hecho, si la mina está en galería o profundidad no tiene tanto impacto, pero en este caso al tener tan poco profundidad afecta a una gran superficie", explica Julio Barea, portavoz de la asociación. Además Barea explica que la monacita, la principal extracción de la posible mina "tiene elementos radioactivos y genera un residuo que es difícil de tratar, tendría un impacto enorme en la región".
En ese sentido, desde GreenPeace minimizan la 'urgencia' con la que se habla de tierras raras. "Ahora pueden plantearse como importantes, igual que pasa con el litio, pero no sabemos al 100% las necesidades del mañana, se habla de forma muy estanca, es muy posible que se dejen de utilizar y entonces todo este esfuerzo sea en vano". En ese sentido comentan que la mejor forma de obtener estos materiales de forma sostenible "es a través de una gran política de reciclaje de productos como teléfonos, que contienen estos elementos. Sería realmente muy fácil".
Timón defiende que "los procesos de extracción de las REE son complejos: comprenden una etapa de concentración de minerales, la extracción de los óxidos y la subsecuente separación metalúrgica en metales individuales, requieren abundantes cantidades de ácidos y generan residuos difíciles de controlar". En resumen si bien sí es una actividad que puede traer riesgos climáticos, considera que en caso de ser puesta en marcha "tanto España como la UE cuentan con legislaciones muy restrictivas en materia de explotación por lo que nunca se podrá poner en marcha un proyecto que no garantiza en orden económico, social y ambiental".