
Mientras EEUU ataca el petróleo y gas ruso con una nueva ola de sanciones, desde Bruselas se estaría gestando un golpe incluso mayor. Tras el corte del último vínculo por tierra, el gasoducto Soyouz, que unía Rusia con Europa del este, pasando por Ucrania, la UE estaría preparando uno de los asaltos finales por la independencia completa de la energía rusa: unas restricciones que eliminen por completo las compras gas natural licuado ruso.
Tal y como publica Bloomberg, la eliminación total, de manera gradual, sería una de las medidas estrellas del decimosexto paquete de sanciones. Esta medida no solo atacaría la exportación directa, que todavía sigue muy activa en el viejo continente, sino que incluiría al estilo EEUU una serie de sanciones sobre buques cisterna y terminales para impedir que Rusia siga llevando energía al viejo continente a través de su flota fantasma. Esta se compone de barcos que realizan operaciones en alta mar y terceros países para romper la trazabilidad de los envíos y ocultar así el origen de los cargamentos de GNL. De momento el precio de referencia de gas europeo, el TTF, se ha movido con volatilidad a lo largo del día mientras los mercados digieren la notica. Los contratos cotizan con subidas del 1,4%, tras haber experimento incluso caídas, y ya están en los 47,6 euros por megavatio hora.
El gas no será la única medida pues también se realizaría un prohibición similar para el aluminio. Los proyectos de propuestas aún se están discutiendo entre los Estados miembros y podrían cambiar antes de ser presentados formalmente. Hasta ahora, cerca de 10 países pedían abiertamente cortar el suministro de gas ruso, pero para tomar una medida semejante se necesita un consenso total.
Reuters hablaba de que estos diez países estaban liderados por República Checa, Dinamarca, Estonia y Finlandia. Sin embargo, también estarían incluidos Irlanda, Letonia, Lituania, Polonia, Rumania y Suecia. En un documento conjunto que habrían compartido con sus contrapartes estas naciones comentaban que "como objetivo final, es necesario prohibir la importación de gas y GNL rusos lo antes posible".
El escrito proseguía alegando que "una alternativa a la prohibición total podría ser reducir gradualmente el uso de gas y GNL rusos, como ya se ha establecido en la hoja de ruta RePowerEU", afirma el documento, refiriéndose al objetivo existente de la UE de poner fin al uso de combustibles fósiles rusos para 2027. De momento ese consenso total parece complicado por la oposición de Hungría.
Estas sanciones serían totalmente claves pues sin ellas es muy difícil romper compromisos a largo plazo que empresas de Europa tienen con terminales rusas para largo plazo. La UE, en ese sentido, tendría que estudiar bien el encaje legal de su decisión en la regulación de todos estos países para que estos contratos puedan romperse. Los acuerdos que se realizan en el spot market (mercado diario) no tendrían más problema que reducir a cero las compras.
Las compras de GNL ruso están en récord histórico
En 2024 la UE importó cerca de 16,65 millones de toneladas de gas licuado ruso. Esto significa que en estos tiempos de desconexión del país euroasiático, estos países no solo no han dejado su GNL sino que han llevado las importaciones a máximos históricos superando a las 15,21 millones y los 15,18 millones de 2022 y 2023, respectivamente.
España ha sido uno de los grandes compradores de este GNL ruso, que se regasifica en las siete plantas distribuidas por toda la costa del país para posteriormente ser utilizado en el mercado interno o reexportarse al exterior. En este caso los envíos de este tipo de gas por parte de Rusia han sido en 2024 un 21% de todos los envíos, es decir 66.875 gigavatios hora. Esto supone que el segundo máximo proveedor superando a EEUU (16%) y solo por detrás de Argelia (38%).
Según Bloomberg la posibilidad ahora se ha vuelto más real que nunca porque si bien consideran complicado imponer sanciones para el gas ruso que potencialmente puede llegar desde Turquía, pues afecta directamente a países más críticos como Hungría y Eslovaquia, los principales beneficiarios del GNL ruso no se opondrían. Estos son España, Francia y Bélgica. Es por ello que cuentan con optimismo en lograr dar este primer paso para la desconexión total.
Más allá del gas
Entre las medidas, al margen del recorte paulatino de las compras directas estarían estudiando sanciones a empresas chinas y de Emiratos Árabes Unidos que están ayudando armamentísticamente a Rusia, además de ayudar al transporte. Respecto al aluminio, las restricciones al aluminio serían graduales y el plazo y el alcance aún estarían por determinar.
El aluminio es uno de los grandes quebraderos de cabeza para Europa desde que comenzó la guerra. Es uno de los únicos productos que no ha atacado hasta ahora en las sanciones de ninguna manera. El motivo es que se trata de un componente clave para el sector automotriz e industrial, que ya está muy dañado en estos momentos. Además es esencial para las renovables, la construcción y la industria aeroespacial. En ese sentido, a pesar de que es unos de los metales más abundantes del planeta, representando el 8% del a corteza terrestre su alta demanda deja un mercado muy estrecho para Europa, siendo el segundo metal más utilizado del mundo después del acero.
Entre enero y octubre la UE ha importado cerca de 130.000 toneladas métricas de Rusia de las 2,2 millones totales que ha traído de todas las partes del mundo. La UE depende al 90% de las importaciones para cubrir su demanda de este material, pero es que Rusia es el máximo productor del mundo con un 5% de la cuota mundial. Queda por ver si Europa es capaz de sustituir los envíos de Moscú tanto de este metal como de GNL y el impacto que tendrá en su mercado interno.