Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.
Política monetaria y tipos de interés

La curva de tipos o rendimientos de EEUU lleva siendo noticia desde 2018-2019, cuando comenzó a aplanarse (la prima o diferencia de interés entre los bonos a corto y largo plazo se estrechaba). Este era el preludio de que algo malo iba a pasar en la economía. Finalmente se invirtió en agosto de 2019 (el rendimiento del bono a 2 años superó al del bono a 10 años), vaticinando por octava vez la llegada de una recesión, que en esta ocasión era imposible de anticipar, al menos su desencadenante (el Covid-19), pero casualidad o no la anticipó. De este modo, la curva de tipos se ha invertido en los meses previos a la llegada de una recesión económica en ocho de las últimas nueve crisis, un indicador casi infalible. Ahora que la crisis ha llegado, la curva de tipos vuelve a coger pendiente positiva poco a poco, un movimiento habitual en medio de las recesiones y que tiene mucho que ver con las decisiones de los bancos centrales y los gobiernos, pero poco con el estado de la economía o la llegada de la recuperación económica.

Economía

El golpe de la crisis del coronavirus está siendo intenso en todos los países del Viejo Continente. Sin embargo, la diferencias entre economías están siendo notables y amenazan con incrementarse durante la recuperación económica. Los países del sur se van a llevar la peor parte ante una estructura productiva en la que el sector servicios tiene un peso relativo superior, al igual que las pequeñas y medianas empresas. Además, unos niveles de deuda pública más elevados que la media europea, junto a la importancia del turismo, también evitará que la recuperación tenga la misma intensidad que en los países del norte. El sur podría llevar hasta 2023 recuperar los niveles de PIB que imperaban antes del Covid-19. Todo ello amenaza con generar una mayor división económica en un continente en el que el sur ya era de por sí bastante más pobre que el norte.

Economía

Si algo ha quedado claro durante esta crisis económica, generada por el coronavirus, ha sido la enorme incertidumbre que se ha creado en torno a los indicadores clave (PIB, inflación, paro...). Esa misma es la incertidumbre que había o hay sobre la evolución del Covid-19. Economistas y políticos han ido lanzando sus variopintas predicciones sobre la profundidad de la recesión y sobre la potencia de la recuperación económica. De la salida en 'V' (recuperación igual de rápida y vigorosa) se pasó a la 'U' (algo más lenta y con menor crecimiento antes del despegue), más tarde a la 'V asimétrica' (llevaría años recuperar el nivel de PIB previo a la pandemia) y ahora, el miedo a una segunda oleada del coronavirus en otoño parece complicarlo todo todavía para encontrar la letra adecuada que defina la recuperación.

Economía y sanidad

En las crisis económicas casi todo el mundo sale perdiendo, al menos en términos agregados. Sin embargo, unas economías pierden más que otras y esta diferencia puede ser fundamental para afrontar la recuperación y reducir el sufrimiento de la población. Al igual que ocurriera entre en 2008 y 2013, en esta ocasión todo hace indicar que Alemania va ser, una vez más, el país que mejor logre capear la recesión y el que cuenta con unos pilares más sólidos para afrontar la recuperación. Parece que en Europa existen dos clases de países: los que crecen más durante las expansiones y luego lo pierden casi todo en las recesiones (España, por ejemplo) y los que crecen de forma moderada cuando el ciclo es favorable, pero sobresalen cuando las cosas vienen mal dadas (Alemania). En esta ocasión, con un impacto económico tan profundo, las divergencias podrían ser aún más amplias, incrementando las diferencias de renta per cápita con el sur.

Materias primas

Los futuros de petróleo corrigen con fuerza en esta jornada de jueves ante la incertidumbre económica y el inesperado aumento de inventarios de crudo. Las reservas de petróleo crudo en EEUU han superado los 538 millones de barriles, la cifra más elevada desde que hay registros, allá por 1982, según el Departamento de Energía de EEUU.

Política monetaria

Con los tipos de interés en el 0%, los grifos de liquidez abiertos al máximo y los programas de compras cuantitativas de activos sin fecha de caducidad, la Reserva Federal de EEUU tiene que rebuscar en su caja de herramientas para encontrar otro instrumento que apoye la economía, el empleo y la consecución del objetivo de inflación. En las últimas semanas está ganando fuerza lo que se conoce como el control de la curva de tipos, que no es ni más ni menos que establecer un objetivo para los tipos de interés a más largo plazo (normalmente poniendo el foco en el bono a 10 años). De esta forma se pretende que la financiación y el crédito para empresas y familias sea más atractivo por muy larga que sea su duración (hipotecas, bonos corporativos a varios años...). El control de la curva de tipos puede ser una buena opción para una Fed que parece descartar los tipos de interés negativos como herramienta efectiva en EEUU. Así, en la que está siendo la recesión más aguda desde la Segunda Guerra Mundial, la Fed podría recuperar esta herramienta que usó entonces para facilitar la financiación del conflicto bélico.

Economía

La economía española sufrirá la mayor contracción entre los países desarrollados si se produce un rebrote del coronavirus después del verano. Un mercado laboral precario (elevada temporalidad, trabajadores autónomos y a tiempo parcial) y una dependencia notable del turismo convierten a España en el país más vulnerable de la OCDE a un rebrote del Covid-19. El desplome de la actividad llegará hasta el 14,4% si se reproduce este escenario. Por el contrario, si el virus se apaga poco a poco, la actividad retrocederá un 11,1% en 2020. Ambas previsiones, lanzadas por la OCDE, se encuentran entre las más pesimistas de los organismos internacionales y nacionales. Además, la OCDE cree el PIB global caerá entre un 6 y un 7,6% (según el escenario) y que la recuperación global será lenta, pudiendo dejar cicatrices importantes en la economía. La renta per cápita de los países desarrollados podría caer a niveles de 2013.