Redactor de economía y mercados. Doctor en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Un día se preguntó cómo cotizaba un bono y ya no hubo vuelta atrás.

La inflación en EEUU se ha relajado hasta el 6% en el mes de febrero. Los analistas consultados por Bloomberg esperaban que el IPC estadounidense se moderase hasta la zona del 6%, cuatro décimas por debajo del dato de enero. La mensual también ha perdido algo de ritmo y ha caído hasta la zona del 0,4% (frente al 0,5%), mientras que la inflación subyacente se ha establecido en el 5,5% interanual, una décima por debajo de la última referencia.

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Un año después de que la Reserva Federal comenzara a subir frenéticamente los tipos de interés, el colapso de Silicon Valley Bank se ha convertido en la respuesta a la pregunta que muchos analistas se hicieron cuando dio comienzo el actual ciclo de endurecimiento monetario: ¿Cuándo y qué será lo primero en 'romperse' en la economía por la subida de tipos?

Con el fantasma aún reciente de anteriores pánicos financieros -el año 2008 no queda todavía tan lejos-, las autoridades de EEUU han buscado actuar con rapidez en una carrera contrarreloj de menos de 72 horas para evitar que la caída a los infiernos del Silicon Valley Bank (SVB) acabe en una tragedia mayor. Como resume Juan José Fernández-Figares, estratega jefe de Link Securities, aunque el el caso de SVB parece muy particular al estar su actividad muy ligada a la operativa del capital riesgo y al mundo de las startups tecnológicas y biotecnológicas, "el dinero es muy miedoso y el riesgo de que el pánico bancario sufrido por la entidad se pudiera extender a otras entidades, especialmente a los bancos pequeños y regionales, era una posibilidad que los reguladores han querido evitar a toda costa". El presidente de EEUU, Joe Biden, ha tenido que salir este lunes a enfatizar que el sistema bancario de EEUU es seguro.

Silicon Valley Bank ha sido una de las primeras víctimas de las subidas de tipos de interés que buscan frenar la inflación. Algunos avisos, como la mini-crisis financiera que sufrió el Reino Unido hace solo unos meses, ya dejaban entrever que en la carrera por el endurecimiento monetario son muchas las cosas que se pueden 'romper'. Ahora, con la caída de SVB se teme que se produzca un contagio, es decir, que el cierre de SVB genere una oleada de pánico que pueda llevar a otras entidades a sufrir problemas de liquidez (o de solvencia en el peor de los casos) a través de una caída de la confianza por las pérdidas provocadas por su exposición a SVB. Todo ello podría verse agravado por una cifra de la que se ha hablado poco: las pérdidas latentes de 620.000 millones de dólares que acumula la banca americana en sus carteras de bonos.

El mercado laboral de EEUU vuelve a ofrecer señales aparentemente contradictorias. Por un lado, la creación de empleo se moderó en febrero, pero sigue en unos niveles considerados altos. El dato de nóminas no agrícolas del mes pasado fue de 311.000, una caída notable desde la sorprendente lectura de 504.000 en enero (dato revisado desde 517.000). Por otro, la tasa de paro escaló del 3,4% previo -mínimos de 1969- al 3,6%. Aunque los mercados parecen haber celebrado inicialmente esta relajación en parte de los datos, lo que llevaría a relajar la persistencia de la Reserva Federal con las subidas de tipos, la cifra de nóminas deja claro que queda trabajo por hacer.

El crash bursátil de Silicon Valley Bank (SVB), que ya ha sido liquidado por las autoridades de California, está demostrando que las subidas de los tipos de interés también dañan al propio sector financiero, e incluso al bancario. El desplome de un 60% de las acciones de SVB puede ser el comienzo de un movimiento con mayores implicaciones para los mercados y la economía. Así lo consideran algunos analistas que ven en la debacle de SVB el primer impacto visible que pueden tener las subidas de tipos de interés en las carteras de bonos de la banca y en las empresas emergentes o startups, cuyas valoraciones están basadas en el descuento de unos beneficios y un crecimiento que prometían ser descomunales en la era de los tipos bajos. Estas nuevas empresas se enfrentan a una realidad totalmente opuesta con el nuevo entorno de tipos de interés. La caída de SVB puede marcar el comienzo de un nuevo régimen, según Deutsche Bank.

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El Producto Interior Bruto (PIB) de la Eurozona se estancó en el último trimestre de 2022. Eurostat publicó este miércoles la revisión del dato preliminar, pasando la cifra de un crecimiento intertrimestral del 0,1% en el último cuarto del año pasado a un 0%. El titular parecía claro: la economía de la zona euro evolucionó algo peor de lo esperado y se congeló en el primer tramo del invierno, pero la región sigue evitando por poco la primera pata de la recesión técnica (dos trimestres seguidos de contracción). Rascando bajo la superficie, aparecían dos datos sobre los que se pasó de puntillas en un primer momento, pero que no deberían pasar desapercibidos.

La vivienda en España está aguantando con gran fortaleza las embestidas que suponen las subidas de los tipos de interés. La ausencia de desequilibrios de calado en el inmobiliario ibérico es un parachoques que no se puede despreciar y con el que no cuentan economías como EEUU, Alemania, Suecia o Países Bajos, donde la sobrevaloración de los inmuebles era evidente según diferentes ratios e indicadores. Pese a todo, un nuevo informe de la Reserva Federal de Dallas, que analiza el estado de salud del inmobiliario global, no descarta que se produzca un efecto dominó en la vivienda que pueda arrastrar incluso mercados como los de España e Italia, donde a priori no existen debilidades visibles ni exuberancia.

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Tener más de una vara de medir ayuda a conseguir una mejor panorámica del estado de los precios, pero a la vez puede acarrear problemas y eso es lo que le podría pasar en los próximos meses a la Reserva Federal de EEUU. Tradicionalmente, el banco central más auscultado del planeta ha tenido su indicador 'fetiche' de inflación: el conocido como PCE subyacente, un deflactor del gasto de consumo personal que excluye energía y alimentos. Pero la escalada inflacionaria vivida en la salida de la pandemia ha hecho que demasiados ojos se hayan posado sobre el mediático índice de precios al consumo (IPC). Entre esas miradas ha estado puntualmente la de la Fed, lo que amenaza con traer más quebraderos de cabeza para el organismo presidido por Jerome Powell. Mucha culpa tendrá la previsible caída de la vivienda, que arrastrará al IPC (donde el inmobiliario tiene mucho), frente al PCE (donde la vivienda está mucho menos representada).

La remuneración media de los nuevos depósitos de la banca española se mantiene a años luz de los tipos ofrecidos por los grandes países de Europa. Desde que el Banco Central Europeo (BCE) comenzó a subir los tipos de interés oficiales, la banca española apenas ha incrementado el interés que ofrece a los españoles por sus depósitos. Para colmo, en el mes de enero, la remuneración de estos productos bancarios ha caído unos cuantos puntos básicos. Un movimiento que parece puntual, según los expertos, pero que contrasta con las subidas del euríbor y de otros tipos de interés del mercado, y sobre todo con lo observado en otros países de Europa, donde la remuneración de los depósitos volvió a incrementarse ese mes: Spain is different una vez más.