
Con el fantasma aún reciente de anteriores pánicos financieros -el año 2008 no queda todavía tan lejos-, las autoridades de EEUU han buscado actuar con rapidez en una carrera contrarreloj de menos de 72 horas para evitar que la caída a los infiernos del Silicon Valley Bank (SVB) acabe en una tragedia mayor. Como resume Juan José Fernández-Figares, estratega jefe de Link Securities, aunque el el caso de SVB parece muy particular al estar su actividad muy ligada a la operativa del capital riesgo y al mundo de las startups tecnológicas y biotecnológicas, "el dinero es muy miedoso y el riesgo de que el pánico bancario sufrido por la entidad se pudiera extender a otras entidades, especialmente a los bancos pequeños y regionales, era una posibilidad que los reguladores han querido evitar a toda costa". El presidente de EEUU, Joe Biden, ha tenido que salir este lunes a enfatizar que el sistema bancario de EEUU es seguro.
El SVB tenía el 31 de diciembre de 2022 aproximadamente en activos 209.000 millones de dólares (196.192 millones de euros) y alrededor de 175.400 millones de dólares (164.651 millones de euros) en depósitos, según los datos de la administración estadounidense. Hasta el crash de la pasada semana, SVB era la decimosexta mayor entidad bancaria de EEUU y la revista Forbes había declarado al banco como uno de los mejores del país en 2022. La fotografía iba a cambiar rápidamente.
La debacle dio comienzo el miércoles (pocos días antes había sorprendido la liquidación del cripto-banco Silvergate), cuando el SVB, con sede en California, anunció que iba a buscar una ampliación de capital de 1.750 millones de dólares (1.656 millones de euros) para tratar de hacer frente a sus dificultades financieras, que le habían llevado a deshacerse de inversiones por valor de unos 21.000 millones de dólares, con una pérdida de unos 1.800 millones (1.704 millones de euros). La intención era ofrecer 1.250 millones de dólares (1.183 millones de euros) en acciones ordinarias y otros 500 millones de dólares (473 millones de euros) en acciones preferentes mediante sendas ofertas públicas y suscritas por separado con el objetivo de reforzar su posición financiera.
El problema subyacente, como se fue viendo horas después, era una desesperada venta de bonos que propició esas pérdidas y que derivaba de un problema más de fondo: en contexto de rápidas subidas de tipos de interés de la Reserva Federal ha aumentado la competencia por lo que ofrecen los bancos por los depósitos a sus clientes -empresas y particulares-, haciendo que este banco, más dependiente de los depósitos que otras entidades de mayor calado quedara contra las cuerdas.
"En el modelo bancario tradicional, los depósitos captados se utilizan para suscribir préstamos. Los bancos tienen la opción de invertir en bonos como alternativa a la emisión de préstamos, y esto es más aplicable cuando, por la razón que sea, no hay suficiente demanda de préstamos, o las condiciones de emisión de préstamos son menos atractivas. Inusualmente, SVB empleó una parte mucho mayor de su base de depósitos en bonos a largo plazo que en la concesión de préstamos. Esto significaba que era más susceptible que la mayoría de los bancos al rendimiento de su cartera de bonos", explican los analistas de ING encabezados por Padhraic Garvey.
La espiral no tardó en retroalimentarse. Ese anuncio llevó a muchos clientes a retirar sus fondos y al consecuente desplome del banco en bolsa, con una caída del 60% al cierre del jueves y su hundimiento también en el premarket del viernes hasta que los reguladores cortaron por lo sano. La agresiva caída en bolsa se contagió a toda la banca -las grandes entidades de Wall Street perdieron hasta un 6% el jueves al cierre- y el viernes se notó en todos los parqués: Europa caída y las cotizaciones de los bancos del Viejo Continente sufrían. SVB buscaba precipitadamente un comprador, pero las conversaciones no prosperaban.
Antes de que el miedo siguiera viajando velozmente, el mismo viernes a primera hora del día en EEUU (antes del cierre de mercado europeo), el Estado apareció suspendiendo de cotización al banco y liquidándolo. El Departamento de Protección Financiera e Innovación de California procedía al cierre de la entidad por falta de liquidez y nombraba a la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) -que actualmente cuenta con 128.000 millones de dólares- como custodio de los depósitos del banco. Quedaba certificada la segunda mayor quiebra bancaria de la historia de EEUU tras la de Washington Mutual en 2008.
"Silicon Valley Bank es la primera entidad asegurada por la FDIC que quiebra este año. La última institución asegurada por la FDIC en cerrar fue Almena State Bank, Almena, Kansas, el 23 de octubre de 2020", recordaban los analistas de DataTrek Nicholas Colas y Jessica Rabe. "Han pasado más de 28 meses desde la quiebra del último banco asegurado por la FDIC, el periodo más largo desde los 32 meses que finalizaron en febrero de 2007. Dado que el problema del SVB de fuga de depósitos impulsada por los tipos y el desajuste de duración (depósitos a un día que financian la exposición a bonos a largo plazo) no es único, los mercados esperarán que se produzcan otras quiebras bancarias en las próximas semanas/meses", advertían.
La FDIC decidía transferir todos los activos de SVB a una nueva entidad, el Banco Nacional de Depósitos Asegurados de Santa Clara, para proteger a sus depositantes. El órgano afirmaba que los depósitos de menos de 250.000 dólares (234.679 euros) estarían protegidos y serían accesibles "no más tarde del próximo lunes por la mañana". Para aquellos clientes con depósitos mayores, no se aseguraba un reembolso completo hasta que se empezaran a liquidar progresivamente activos del banco, recomendándoles que telefonearan directamente a la entidad. Como se hacían enseguida eco los medios especializados de EEUU, la mayoría de depósitos superaban con holgura esa cantidad.
Apuntando más arriba, la Casa Blanca empezó a jugar con el lenguaje, lo que no suele ser un bueno augurio en estas situaciones. La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, descartó el domingo en un primer momento un "rescate" para SVB y trató de marcar distancias con la situación de la crisis financiera de 2008 mientras el regulador busca comprador para la entidad bancaria intervenida el viernes.
En un programa de la cadena CBS Yellen aseguró que el Gobierno no recurrirá al rescate bancario, si bien reconoció que hay preocupación por los depositantes. Ante el temor por un efecto contagio a bancos regionales estadounidenses, la funcionaria sostuvo en el programa que el sistema bancario del país es "seguro y está bien capitalizado", y atribuyó el colapso de SVB a la política de subidas de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal para controlar la inflación. En ese sentido, agregó que el regulador está considerando las "opciones disponibles" para enderezar la situación, incluyendo la compra de SVB por otra entidad.
A las pocas horas, el propio Departamento de Yellen ordenaba a la FDIC garantizar el acceso de los clientes a todos los depósitos del SVB a partir del lunes. El objetivo es "garantizar la confianza pública en el sistema bancario de EEUU", destacaba la propia Yellen en un comunicado conjunto firmado también por el presidente de la FDIC, Martin J. Gruenberg, y el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. Con este plan, aseguraron, los contribuyentes "no asumirán las pérdidas" del banco y se protegerá los depósitos para "brindar acceso al crédito por parte de hogares y empresas". En cambio, los accionistas y algunos tenedores de deuda no estarán protegidos por estas medidas.
Paralelamente, la Fed anunció que pondrá fondos adicionales para "garantizar que los bancos tengan la capacidad de satisfacer las necesidades de todos los depositantes". En concreto, el banco central anunció un nuevo Programa de Financiación Bancaria a Plazo (BTFP, por sus siglas en inglés),
Buscando cortar una posible hemorragia, los tres órganos reguladores decidían cerrar otra institución bancaria, el Signature Bank, bajo los mismos parámetros. Signature Bank, que da servicios sobre todo a empresas de abogacía y del ecosistema cripto, según medios especializados, tenía unos activos de 110.360 millones de dólares y depósitos de 88.590 millones al cierre del ejercicio pasado.
La Fed reabre el grifo
Desde Capital Economics, el analista Paul Ashworth explica el trasfondo de las decisiones tomadas por la Fed, que se pueden interpretar como un cierto 'recule' -en pleno proceso de endurecimiento, facilita otra vez el dinero a los bancos-: "El punto negro es que, en lugar de ser sufragadas por los contribuyentes, las pérdidas 'para apoyar a los depositantes no asegurados se recuperarán mediante un gravamen especial a los bancos'. Este es el funcionamiento normal del sistema, pero puede tener efectos no deseados. El gravamen existente de la FDIC sobre los bancos nacionales es una de las principales razones por las que la mayor parte de los saldos de reserva están ahora en manos de filiales de bancos extranjeros, que no están sujetas al gravamen, y también por las que los fondos del mercado monetario han aspirado más de dos billones de dólares de liquidez restante y la tienen aparcada en la facilidad de recompra inversa de la Fed".
Respecto al programa BTFP, Ashworth destaca que es "una nueva facilidad de préstamo muy generosa para complementar su actual facilidad de repos y la ventanilla de descuento". "Esta nueva facilidad concederá préstamos de hasta 12 meses de duración a bancos, cooperativas de crédito, asociaciones de ahorro y otros tipos de instituciones depositarias. Y lo que es más importante, los activos aptos que se utilizarán como garantía para esos préstamos se valorarán a la par en lugar de a precios de mercado. El Tesoro utilizará 25.000 millones de dólares del Fondo de Estabilización Cambiaria para cubrir cualquier pérdida en que incurra la Fed por el BTFP. Por último, parece que la Reserva Federal también aceptará garantías a la par en la ventanilla de descuento".
"Se trata de medidas importantes. En particular, el cambio a la aceptación de garantías a la par en lugar de la valoración a precios de mercado significa que los bancos que han acumulado más de 600.000 millones de dólares en pérdidas no realizadas en sus carteras de valores del Tesoro y MBS mantenidos hasta su vencimiento -y que no cubrían el riesgo de tipos de interés- deberían ser capaces de capear el temporal. Racionalmente, esto debería bastar para evitar que el contagio se extienda y acabe con más bancos, algo que puede ocurrir en un abrir y cerrar de ojos en la era digital. Pero el contagio siempre ha tenido más que ver con el miedo irracional, por lo que insistimos en que no hay garantías de que esto funcione", concluye el analista de Capital Economics.
"El programa BTFP permitirá a las instituciones financieras elegibles acceder a liquidez en dólares a cambio de colocar bonos del Tesoro de EEUU, agencias o valores respaldados por hipotecas como garantía. Es importante destacar que los valores de las garantías se tomarán a la par, es decir, sin amortizaciones. Esto resuelve el problema del SVB de la necesidad de hacer frente a las salidas de depósitos con la venta de valores - una medida que obligó al SVB a realizar pérdidas y quemar capital propio", detalla Chris Turner, estratega de ING.
HSBC mueve pieza
Este lunes, los movimientos continúan. El banco HSBC, el mayor de Europa, ha anunciado hoy la compra de la filial en Reino Unido de SVB por la simbólica cantidad de una libra. En un comunicado remitido a la Bolsa de Hong Kong, donde cotiza, HSBC estima en unos 1.400 millones de libras (1.694 millones de dólares, 1.581 millones de euros) el capital de la filial británica del SVB.
"Esta adquisición tiene un excelente sentido estratégico para nuestros negocios en Reino Unido. Refuerza nuestra franquicia de banca comercial y mejora nuestra capacidad de servir a empresas innovadoras y de rápido crecimiento, incluido en los sectores de tecnología y ciencias de la vida, tanto en Reino Unido como a nivel internacional", explicó el consejero delegado del grupo, Noel Quinn.
Ante las caídas que han experimentado otros bancos en el premarket de Wall Street, como First Republic Bank o PacWest Bancorp, el presidente de EEUU ha mandado un mensaje de tranquilidad a los estadounidenses al recalcar que el sistema bancario del país "es seguro" y dejar claro a los clientes de SVB y Signature Bank que tendrán sus depósitos.
"Sus depósitos estarán ahí cuando los necesiten", ha dicho Biden en una breve intervención ante la prensa. "Los estadounidenses podéis tener confianza en que el sistema bancario es seguro. (...) En mi Administración nada ni nadie está por encima de la ley", recalcó el mandatario asegurando que el contribuyente no asumirá ninguna pérdida.