La unión de BBVA y Sabadell ha suscitado especial preocupación en Cataluña, con un rechazo de asociaciones de empresarios y el arco político por los potenciales impactos en la región. El nuevo grupo se erigiría como líder en Barcelona y Tarragona en negocio crediticio, pero sería el segundo después de CaixaBank en Lérida y Gerona. La inquietud está relacionada por el potencial ajuste en estructura de la red final, para suprimir duplicidades, y porque se trata de una comunidad autónoma que ya arrastra un fuerte grado de concentración, al haberse visto afectada por hasta 14 de las operaciones de concentración registradas en banca desde la crisis financiera de 2008, siendo la última, en 2021, la integración de Bankia en CaixaBank que gestó el líder nacional.