La decisión del Gobierno de endurecer la opa de BBVA sobre Banco Sabadell, vetando en la práctica su fusión durante un mínimo de tres años, enfría nuevas operaciones bancarias de cierto calado en el país, al menos, mientras que permanezca al frente de La Moncloa el actual Ejecutivo. Sienta el precedente de que el Consejo de Ministros podría volver a intervenir para evitar los ajustes que cualquier fusión doméstica persigue para mejorar la rentabilidad por la vía de suprimir duplicidades, básicamente en la estructura de servicios centrales y sucursales y plantillas redundantes, indican fuentes financieras.