
La unión de BBVA y Sabadell ha suscitado especial preocupación en Cataluña, con un rechazo de asociaciones de empresarios y el arco político por los potenciales impactos en la región. El nuevo grupo se erigiría como líder en Barcelona y Tarragona en negocio crediticio, pero sería el segundo después de CaixaBank en Lérida y Gerona. La inquietud está relacionada por el potencial ajuste en estructura de la red final, para suprimir duplicidades, y porque se trata de una comunidad autónoma que ya arrastra un fuerte grado de concentración, al haberse visto afectada por hasta 14 de las operaciones de concentración registradas en banca desde la crisis financiera de 2008, siendo la última, en 2021, la integración de Bankia en CaixaBank que gestó el líder nacional.
El hándicap que enfrenta el proyecto de BBVA es precisamente esa concentración ya existente porque, con la conformación del nuevo grupo, la competencia entraría en una zona de riesgo, según alerta la Autoridad Catalana de la Competencia (Acco). El organismo apunta que, si no se toman "unos compromisos adecuados", en Cataluña habría riesgo de que se produzca "un encarecimiento y un empeoramiento de la calidad" de los servicios financieros, pudiendo, incluso, suponer "una menor remuneración de los depósitos y un aumento de las comisiones aplicadas a los clientes".
Para llegar a estas conclusiones, analiza el mapa bancario que dejaría la operación en un informe no vinculante. Por un lado advierte de que hoy el 85,7% de las sucursales son propiedad de cuatro bancos: CaixaBank, que copa el 38,9%, con 831 oficinas; BBVA, con el 18,7% (398); Sabadell, con un 16,1% (343), y Santander, con el 12% (256). BBVA y Sabadell quedarían por debajo de CaixaBank, con el 34,8% de la red, aunque tendrían de partida y antes de cualquier ajuste entre el 60 y 80% de la red en 149 municipios, donde residen 568.360 personas o el 7,19% de la población de la región.
Para medir la concentración de negocio, mucho más sensible, utiliza el índice Herfindahl-Hirschman, herramienta que usan de forma habitual las autoridades de competencia para estos cometidos. La Comisión Europea considera que puede darse un riesgo cuando el indicador suma 250 puntos o más sobre una base de entre 1.000 y 2.000, o si agrega 150 o más desde un umbral ya superior a los 2.000.
En Cataluña el umbral ya se encuentra en horquillas elevadas, situado en el 2.289, y estima que subiría a 2.888, con un aumento de 599 puntos. Por provincias, el mayor impacto se localizaría en Barcelona, con 839 puntos adicionales y un índice de 2.747 puntos; seguido por Tarragona, que sumaría 632 (3.261), Gerona, con 536 (3.081) y Lérida, con 513 puntos de incremento (3.408).
Estudio de la CNMC
La CNMC ya ha advertido que la operación tendría que sujetarse a condicionamientos como ocurrió con la fusión de CaixaBank y Bankia o Unicaja y Liberbank, a los que les impuso compromisos muy asumibles. La complejidad de plantear una fusión en un mercado tan concentrado hace, sin embargo, pensar que la CNMC irá esta vez a un análisis más profundo, incluso permitiendo presentar alegaciones a terceros.
BBVA ya ha lanzado la opa con la solicitud de autorización a la CNMC, a la CNMV, al BCE y al resto de bancos centrales involucrados. Prevé cerrarla en 6-8 meses, pero otras fuentes creen que extenderá más allá del arranque de 2025.