BBVA ofrece a los accionistas de Sabadell una acción propia por cada 4,83 títulos del banco catalán. Su propuesta llevaba implícita una prima del 30% frente a la cotización de ambos bancos antes de que se filtrase la operación, que ha quedado diluida con la posterior evolución bursátil de ambos valores, y BBVA aseguró que no habrá mejora.

El Gobierno ha elevado su rechazo a la opa de BBVA sobre Banco Sabadell al Banco Central Europeo (BCE). El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, desveló ayer haber compartido con la presidenta del brazo de supervisión del BCE, Claudia Buch, las preocupaciones por el "posible efecto lesivo en términos de competencia". Un movimiento que ocurre después de que el mismo ministro y otros miembros del Ejecutivo hayan avisado de que podrían vetar la fusión de ambas entidades, algo que sería un obstáculo no menor a la transacción.

La nueva intentona de BBVA para hacerse con Banco Sabadell provocará que la entidad catalana quede paralizada durante más de medio año por el deber de pasividad que exige el proceso de opa. Esta parte de la norma obliga a que los gestores de la compañía, en este caso el consejo de administración como su máxima expresión, no realicen ningún movimiento que pueda considerarse una injerencia en el transcurso de una operación de estas características. De acuerdo con los tiempos estimados por BBVA y que comunicó ayer al mercado,esta situación podría extenderse durante más de seis meses.

La futura ley de demandas colectivas planteada por el Gobierno ha caído como un jarro de agua fría entre el empresariado. Las patronales de diferentes sectores se han movilizado y buscarán cambiar el texto en su tramitación parlamentaria para, sobre todo, evitar que se imponga un sistema similar al vigente en Estados Unidos, donde florece una "industria de la litigación" porque los afectados quedan vinculados por defecto a una demanda colectiva con solo su presentación.

La ofensiva hostil de BBVA tiene por delante un camino nada fácil, donde deberá convencer no sólo al 50,01% del capital de Sabadell, sino también a un Gobierno hoy decidido a no darle el visto bueno a la fusión y recabar el plácet de un puñado de autoridades de competencia. La cúpula de BBVA defiende las bondades de la operación para los accionistas de ambos bancos, sus plantillas y los clientes, pero si cuaja la fusión deberán encarar también difíciles ajustes de personal y quién sabe si en el negocio, dada la alta concentración.

La fusión de BBVA y Sabadell crearía el segundo mayor banco del país después de Santander, con más de 656.000 millones de euros en activos solo en España, y agravaría la ya elevada concentración de negocio en manos de pocas entidades financieras. Si triunfa la opa del grupo vasco, entre el nuevo gigante, CaixaBank y Santander se repartirían casi el 74% del crédito otorgado a clientes en España (roza los 931.500 millones de euros), el 64,99% de los activos del sector financiero y el 35% de las sucursales bancarias. En Cataluña y Valencia, los tres grandes bancos coparían más del 80% de las oficinas bancarias, siendo un tercio del total propiedad del grupo que surgiese de la nueva fusión.

El empresario mexicano David Martínez, consejero dominical del banco catalán y máximo accionista individual con un 3,49% de su capital, se abstuvo en el consejo de administración donde Sabadell rechazó la oferta de BBVA para conformar el segundo banco del país, con el argumento de que infravaloraba su proyecto y potencial. La decisión del inversor, apodado el "fantasma de Wall Street" o "inversor fantasma", deja en el aire la incógnita sobre su posición y si podría ser uno de los accionistas que BBVA sondeó, con una respuesta positiva.

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo advirtió al presidente de BBVA, Carlos Torres, de que no veía bien lanzar una opa hostil sobre Banco Sabadell la noche antes de que se produjera esta operación. Así lo confirman a elEconomista.es fuentes al tanto de estas conversaciones que señalan que el contacto entre el titular de la cartera y el presidente de la entidad de origen vasco fue constante desde que el pasado día 30 de abril BBVA llevase a cabo el primer comunicado al mercado acerca de la operación que ahora se ha convertido en un movimiento hostil.

BBVA fía la buena marcha de la opa hostil sobre Sabadell a que unos 200.379 minoritarios de Banco Sabadell que poseen casi la mitad del capital del banco accedan a dar el visto bueno a esta operación que ya ha rechazado el consejo de administración de la entidad catalana. Después de que a última hora de la tarde del pasado lunes el máximo órgano de Sabadell dijese no a la oferta inicial de BBVA, Carlos Torres y Onur Genç decidieron ir directamente a tratar de conquistar al disperso núcleo de accionistas que tiene la entidad catalana. La operación lanzada ayer no tendrá fácil conseguir esta luz verde, pues está formada por una amalgama de accionistas, con una amplia mayoría de minoritarios, de muy diferentes sensibilidades. Y BBVA no seguirá adelante con la oferta si no consigue el apoyo del 50,01% del capital total.

La suma de Sabadell y BBVA creará el segundo mayor banco de España y el tercero de Europa, pero el grupo vasco descarta problemas de competencia en el país. Su presidente Carlos Torres desveló hoy que, antes de plantear la fusión, la entidad ha realizado análisis y la conclusión es que el grupo resultante llegaría "a cuotas moderadas" e "inferiores a los que tendría hoy el líder del mercado que es CaixaBank" después de integrar Bankia.