
La nueva intentona de BBVA para hacerse con Banco Sabadell provocará que la entidad catalana quede paralizada durante más de medio año por el deber de pasividad que exige el proceso de opa. Esta parte de la norma obliga a que los gestores de la compañía, en este caso el consejo de administración como su máxima expresión, no realicen ningún movimiento que pueda considerarse una injerencia en el transcurso de una operación de estas características. De acuerdo con los tiempos estimados por BBVA y que comunicó ayer al mercado,esta situación podría extenderse durante más de seis meses.
De esta forma, y entre las cosas que no puede llevar a cabo, Sabadell tiene vetado realizar operaciones que cambien su perímetro -más allá de las que ya tenga iniciadas, como el caso de la venta de su filial de pagos a Nexi-. Esto tiraría por tierra cualquier movimiento defensivo por parte del banco de Josep Oliu y César González- Bueno.
Más allá de las obligaciones legales, y como suele ocurrir en otros casos de fusiones -sin necesidad de que sean hostiles-, existe el riesgo de que el foco de la compañía se desvíe desde el negocio a otro tipo de tareas, haciendo que se pierda una parte de los flujos esperados o de los planes marcados. En este sentido, fuentes financieras apuntan a elEconomista.es que la necesidad de que Sabadell esté centrado en el negocio en este momento es clave, no solo por cumplir el plan que se ha marcado para con sus accionistas, también por su relevancia en el campo de las pymes.
Cabe recordar que durante este 2024 y 2025 se producirá uno de los más importantes despliegues de los fondos europeos. En este sentido, y teniendo en cuenta el papel de la banca en general, la realidad que vivirá Sabadell en los próximos meses es clave, pues la entidad catalana tiene una cuota de mercado en pymes del 12,7%, por encima incluso del 11,5% de Sabadell. Este segmento de clientes será uno de los focos de atracción de los citados fondos europeos y, por tanto, esta congelación podría impactar directamente sobre su actividad.
Fuentes financieras señalan a elEconomista.es que en Europa siempre ha existido un marco de entendimiento y estabilidad entre las diferentes entidades financieras, como también predica el supervisor europeo, el Banco Central Europeo (BCE). Esto ha hecho que durante años las fusiones que se han llevado a cabo en el mercado financiero del Viejo Continente hayan sido amistosas o derivadas de que alguna de las dos partes implicadas tenía determinados problemas para seguir operando en solitario, evitando impacto sobre el sistema financiero.
El Gobierno todavía puede vetar la operación
El Gobierno tiene un arma parafrenar la opa hostil de BBVA sobre Banco Sabadell en forma de disposición adicional. La reforma legislativa que el Gobierno llevó a cabo sobre la Ley de Supervisión Bancaria introdujo un mecanismo de supervisión sobre operaciones estratégicas entre entidades financieras que hoy se traducen en que el Ministerio de Economía tiene la última palabra. Este proceso se produce en el último paso de la tramitación de la oferta hostil, después de recibir el visto bueno de los diferentes reguladores.