La sorpresiva oferta de BBVA con un consejo de administración de Sabadell que, a priori, parece reticente a aceptar el canje propuesto en acciones, siembra dudas. ¿Por qué ahora y no hace dos años cuando se había despejado la incertidumbre de la pandemia y el grupo catalán, que ya había enderezado las cuentas, era mucho más barato? Y ¿puede la cúpula de BBVA volver a fracasar como en 2020?

La fusión entre BBVA y Sabadell elevará por encima de los 2.000 millones de euros los costes de integración por las rupturas de alianzas. El grupo presidido por Josep Oliu opera en exclusividad la actividad de seguros de vida y no vida de la mano de la suiza Zurich a través de dos joint ventures, mientras que el banco liderado por Carlos Torres regenta el negocio de no vida con Allianz y comercializa los productos de vida y pensiones de manera autónoma con filiales propias.

“Todo este tiempo hemos defendido TSB porque pensamos que está todavía lejos de su potencial y la estructura de caterpillar –oruga, por su nombre en inglés– hace que no se noten todos los beneficios del aumento de los tipos de interés a corto plazo, sino que reparte esa ventaja en el tiempo”. Así defendía hace unas semanas César González-Bueno, consejero delegado de Sabadell, el impacto positivo que supondrá la filial británica del banco para estabilizar sus cuentas en los próximos años. Y esta es, precisamente, según señalan fuentes al tanto de estos movimientos, una de las razones clave por las que BBVA busca hacerse con su rival, asegurando una parte de sus cuentas de los vaivenes que puedan sufrir los tipos de interés en el corto-medio plazo.

La gran banca española no tiene hoy nada que ver con la de hace quince años, cuando más de medio centenar de entidades estructuraban un complejo sistema financiero que sufrió los vaivenes de la gran crisis y vivió importantes cambios en el lado de la supervisión. De las 55 entidades que en 2009 formaban esta amalgama bancaria hoy quedan 10, cifra que se verá reducida a nueve si finalmente sale adelante la operación de fusión entre BBVA y Sabadell.

BBVA puso este miércoles las cartas sobre la mesa de su oferta al consejo del Sabadell con un proyecto global: ofrece un canje accionarial con una prima del 30% respecto a la cotización del lunes, incorporar a tres consejeros al máximo órgano de administración (uno de ellos como vicepresidente); lanza un guiño a Cataluña, situando allí una de las dos sedes operativas, y busca diluir temores en las plantillas con el compromiso de evitar medidas traumáticas y fomentar el mejor talento. Su revelación, vía hecho relevante a la CNMV y con la insólita iniciativa de divulgar la carta dirigida al consejo de Sabadell, deposita la ahora atención en la reacción del banco cortejado.

La nueva intentona de fusión entre BBVA y Banco Sabadell cuatro años después no tendrá un camino fácil para llegar a buen puerto. La cúpula de la entidad catalana muestra reticencias a una unión con el gigante de origen vasco en un momento en que su cuenta de resultados y su recorrido en bolsa todavía tienen perspectivas de mejora.

La unión de BBVA y Sabadell sumaría 850 millones al beneficio antes de impuestos al conseguir importantes sinergias en ingresos y costes. Esta cifra, que calcula el propio BBVA y que ha incluido en su misiva al consejo de administración de Sabadell, está muy en línea con las estimaciones que hacía ayer mismo Goldman Sachs, que en la anterior intentona de la fusión fue asesor del banco catalán, y que daban como resultado un impacto positivo en el beneficio antes de impuestos de 820 millones.

La fusión de Sabadell a BBVA diluiría la exposición a países emergentes del grupo liderado por Carlos Torres, reforzada desde que en 2020 vendió el negocio retail en Estados Unidos y utilizó parte de los fondos para aumentar su posición accionarial en el turco Garanti. La contribución a la cuenta de resultados de los mercados emergentes caería en el nuevo grupo desde el 77% a un 66% en un balance proforma y de acuerdo a cálculos efectuados Jefferies, gracias a la mayor dimensión en España y la franquicia británica de TSB.

BBVA quiere hacerse con Sabadell en esta segunda intentona con una ecuación de canje de una acción de nueva emisión de BBVA por cada 4,83 acciones de Banco Sabadell. Así lo comunicó a la entidad catalana en una carta enviada ayer a su consejo de administración. De esta forma, la entidad fija una prima del 30% sobre los precios de cierre de ambas entidades el pasado 29 de abril, el día antes de que saliese la operación a la luz.

En cualquier integración corporativa hay factores nucleares que pueden dar al traste o facilitar la operación. El principal es alcanzar una valoración que acepte el comprador o el que liderará el grupo resultante y que reciban de buen grado los accionistas de la entidad menor y otro, más personal pero igualmente clave, es cómo se configura la cúpula de la compañía final porque puede influir en la promoción o no de la transacción. La fusión entre BBVA y Sabadell descarriló en 2020 por la imposibilidad de acercar posiciones en la valoración de la entidad catalana.