Mientras los españoles seguimos sumidos en una pandemia que no deja de hacer estragos ante la inacción del Gobierno, el mundo abre una nueva etapa llena de interrogantes. Por un lado, la elección de Joseph Biden como nuevo presidente de Estados Unidos. Por otro, la respuesta, siempre a su estilo, del presidente de China, Xi Jinping, en el encuentro de Davos esta la semana pasada. Dos sucesos que son la clave de lo que acaecerá en los próximos años y, por qué no decirlo, de lo que establecerá el devenir geopolítico y geoeconómico de este siglo. Europa, desgraciadamente, en su falta de unión política y sus internas disensiones también económicas, poco tiene que decir en ese contexto. Los europeos hace muchos años que dejamos de ser el centro del mundo. Hoy todo se juega en el Océano Pacífico, donde China y Estados Unidos se miran cara a cara. Y desde allí irradian sus influencias globales, que se expanden por el resto del globo, en un juego de alianzas donde China, de la mano de Xi Jinping hoy, va tejiendo una red, en la que Rusia no es, desde luego, un jugador menor.

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