Opinión

El Gobierno de los cinco ministerios económicos

Un Gobierno inasumible para una economía en la situación de la española

El Gobierno actual tiene cinco ministerios económicos, además de tres vicepresidencias que tratan estos asuntos, más otros ministerios que se involucran en el hecho económico, como puede ser el ministerio de Sanidad, que compra material, según se dice, a precios por encima del valor de mercado, sin olvidar la presidencia del Gobierno que, se supone, dirige estos asuntos.

En un momento en que la economía se ha hundido a niveles nunca conocidos, con una situación sanitaria sin control, en la que España es actualmente el país europeo con más números de contagios por Covid-19, y una situación de imprevisibilidad en otros muchos asuntos, donde temas tan cruciales como la educación, no se sabe cómo se resolverán. Con miles de empresas ya desaparecidas más, al menos, un millón de puestos de trabajo que pueden perderse, el elefantiásico Gobierno actual, sin considerar las mejorables capacidades de la mayoría de sus miembros, no parece que sea capaz de sacar al país del aprieto en que está metido.

El Gobierno, sin respuestas ante el reto demográfico y el consiguiente alza de las pensiones

Hablamos de cinco ministerios económicos. Primero, el ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que, aparte de la quiebra de la Seguridad Social, su último cometido (migraciones) debería estar coordinado con el ministerio del Interior, pues no hay duda de que este tema afecta, y mucho, a la economía. Segundo, el ministerio de Consumo; de quien sólo se conocen sus desafortunadas declaraciones contra el turismo, cuando el ministro aseguró que era una industria de "poco valor añadido", aunque sume el 13 por ciento del PIB y emplee a dos millones de trabajadores. Una industria que, desgraciadamente, está cerrando por inactividad. Flaco favor que le hizo al ministerio de Industria, Comercio y Turismo que es el encargado de estos asuntos. Entre los rebrotes y las declaraciones ya se ve el resultado.

Tercero, ministerio de Trabajo y Economía Social; del que aprendimos en una lección televisiva de la ministra encargada qué son los Erte. Poco más se puede decir, los Erte no se sabe cómo acabarán, aunque no parece que sea muy fluida la relación con el ministerio de Seguridad Social con quien, se supone, debería coordinar la economía social que dice dirigir. Cuarto, Hacienda: las cuentas del Estado; cuya ministra tiene, a su vez, las funciones de portavocía del Gobierno. Una ministra que ha declarado que España no necesita los fondos de los Ayuntamientos porque es capaz de emitir deuda a tipos negativos que nos quitan de las manos; con lo que el Estado español ya se ha endeudado alrededor del 114 por cien del PIB, sin saber hasta dónde llegará ese endeudamiento al final. Un asunto que no parece preocupar a la ministra, aunque nos encontremos en diciembre con una deuda del 120 por cien del PIB. No se acaba de entender muy bien entonces para qué necesita esos 15.000 millones de euros de las Haciendas locales si, según dice, no son necesarios. Un ministerio, por cierto, encargado de preparar los Presupuestos Generales del Estado para ser, primero, aprobados en las Cortes Generales y, luego, discutidos en Bruselas, donde no será esta ministra quien los presente, sino la vicepresidenta tercera del Gobierno, que dirige el quinto ministerio económico: el ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Un ministerio que, si la información que ha salido en los medios es correcta, tendrá que coordinar un nuevo "consejo de sabios", cuya ubicación es desconocida. El ministerio ya cuenta con su propio grupo de diecisiete expertos cuyas opiniones son a esta fecha desconocidas. Quizás el "comité de sabios" acabará como el comité de expertos que ayudó al Gobierno en sus gestiones con la pandemia y, a lo mejor, como en ese caso, no existirá.

La estructura del Estado es inasumible con una economía en bancarrota

La vicepresidencia segunda se encarga de Derechos Sociales y Agenda 2030. Hoy, por cierto, con su responsable metido en problemas económicos que analizan los tribunales. Respecto de los derechos sociales, los efectos de su gestión han sido: un mayor gasto en pensiones, aumento del salario mínimo interprofesional y puesta en marcha del ingreso mínimo vital que gestiona otro ministerio, el de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Un ingreso vital que parece que no está llegando a los solicitantes y del cual poco se conoce, a lo que se suma la decisión del Gobierno de proporcionar un subsidio de 430 euros para aquellas personas que han agotado sus derechos a las prestaciones de desempleo, una evidente duplicidad. De la segunda responsabilidad de la vicepresidencia segunda, la Agenda 2030, nada se sabe de lo que ha hecho desde que tomó posesión del cargo, sólo se conoce que este asunto parece ser responsabilidad del ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, pues todo el detalle al respecto de la Agenda 2030 puede encontrarse en la página de Internet de este ministerio. Unos objetivos que, por otro lado, parece que tienen que ver con las actividades de la vicepresidencia cuarta que se ocupa de Transición Ecológica y Reto Demográfico, asunto este, el reto demográfico, que tiene evidentes repercusiones económicas; basta ver el aumento imparable del gasto en pensiones, aparte del decrecimiento de la natalidad en España. No se conoce al respecto ninguna propuesta.

Con veintidós ministerios entrecruzando sus competencias se hace difícil pensar que la presidencia del Gobierno pueda coordinar tanto solapamiento en un entorno de crisis económica que muestra hoy peores signos que ayer. Quizás se esté dejando todo a las futuras ayudas, más bien rescates, de Europa que llegarán, según se dice, a partir de la primavera de 2021. De aquí a entonces la situación económica será insostenible y los responsables de comunicación del Gobierno tendrán que hacer enormes esfuerzos para lanzar nuevas historias cada vez más impactantes para distraer al público. El asunto del rey emérito no creemos que pueda servir de pantalla mucho tiempo, pues el problema será, más bien, cómo mantener la estructura del Estado con una economía en bancarrota y endeudada a niveles imposibles.

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