La industria eólica (y en menor medida las renovables en su conjunto) se encuentran ante una situación extremadamente delicada. Todos los problemas parecían juntarse en una 'tormenta perfecta' que hizo emerger pérdidas de miles de millones en las firmas más importantes del sector. Una combinación de tipos de interés, inflación, competencia extrema (en particular con China), problemas logísticos y de suministro, volatilidad de precios de la energía y problemas técnicos pusieron patas arriba el sector. Esto provocó situaciones como que la danesa Oersted reconociese pérdidas masivas o que Siemens Energy tuviera que ser rescatada por Alemania.