Escribiendo cosas económicas desde 2018, pero ya he pillado unas cuantas crisis. Di mis primeros pasos en Europa Press y luego en El Confidencial. Ahora sigo el rumbo del dinero y los mercados en El Economista.

Esta semana Donald Trump ha activado uno de los aranceles más importantes en su nueva era. Los gravámenes al cobre, pese a que muchas veces no sean identificados como tal, llevan encendiendo las alertas de los analistas del mercado desde el mismo momento en el que el republicano accedió a la Casa Blanca. El motivo es que, aunque no lo parezca en primera instancia, el metal rojizo es uno de los pilares de la industria mundial y como tal, el impacto inflacionario de la medida puede ser el más grande de todos.

España está sorprendiendo al mundo con un potente crecimiento económico mientras todos sus vecinos languidecen. Las fábricas en Alemania y Francia sufren mientras que el país ibérico crece al 3,2% en 2024 frente al 0,9% de la eurozona. Supone el 40% de todo el crecimiento de Europa y le ha valido para superar el PIB per cápita a Japón. Además, es el mercado laboral que más trabajadores ha sumado en el último año, superando también en esto a las principales potencias del euro. Una evolución que recuerda a la de la primera década del siglo, cuando los gobiernos de turno nos situaban en la 'Champions League'. Sin embargo, crecen las dudas entre los expertos de si ese modelo de éxito español podría tener los pies de barro y ya hay quien dice que no es sostenible con el paso de los años.

España ha entrado de lleno en una nueva etapa en su sistema eléctrico. Tras el apagón, Red Eléctrica impuso un modelo reforzado donde se apoyaba en una mayor generación de ciclos combinados de gas para dar estabilidad y evitar futuros eventos similares. Ya se han llegado a varias conclusiones sobre los motivos del incidente y las medidas a tomar. A pesar de ello ha quedado claro que el modelo reforzado no será una solución transitoria, sino un capítulo en sí mismo en el modelo energético español, que seguirá durante un periodo prolongado, subiendo los precios. Eso sí, en menor medida de lo que lo estaba haciendo en su apogeo, durante el mes de mayo.

Ya es oficial, ya sea subir hasta el 2,1%, el 3,5% o el 5% del PIB, una cosa es segura: España tendrá que gastar ostensiblemente más en defensa. Con esta realidad sobre la mesa hay una pregunta clave a tener en cuenta: ¿en qué invertir todo ese dinero? Esta es una duda que lleva ya meses instalada en el sector militar, en particular, por las dificultades de trasladar todo este gasto a una industria y que no se conviertan en importaciones, especialmente de fuera de la UE. Sin embargo, este gran desafío choca con una realidad incómoda, en el caso de España, la obsolescencia de todo tipo de frentes dentro de las tres ramas militares.

Unos países tienen petróleo, otros fabrican semiconductores (chips)... y España produce turismo a gran escala. El clima, la cultura, la belleza, una biodiversidad sin parangón en Europa han dado a España una ventaja comparativa que está sabiendo aprovechar cada vez mejor. El turismo se ha convertido en una suerte de 'mina de oro' para la economía de España hasta llegar a representar casi el 12% del PIB, una cantidad extremadamente elevada para un país de la envergadura de España y que en el corto plazo puede seguir aumentando, dadas las buenas previsiones de llegadas de turistas (pero short term gain, long term pain). Pues esa mina corre peligro. Una de las ventajas comparativas señalada anteriormente está desapareciendo rápidamente (más rápido de lo previsto). No solo está desapareciendo, sino que se está 'teletransportando' a otros países competidores. El cambio climático podría arrebatar a España la ventaja climática (valga la redundancia) para entregársela a los países del norte de Europa.

Europa se encuentra ante en una situación extraña, las reservas de gas están cayendo de forma clara hasta tal punto que está aumentando de forma sensible sus importaciones de GNL para impedir su caída. Esta situación ha despertado el temor no solo de precios más altos, sino de que ante cualquier evento inesperado pueda haber situaciones límite en invierno. Esto se ve particularmente en el país más expuesto a toda esta situación, Alemania, el lugar donde más han caído las reservas entre los grandes países y de forma voluntaria.

Uno de los países más gravados por los aranceles de EEUU ha elevado durante estos meses sus exportaciones a EEUU de forma crítica. Los expertos coinciden en que más que un efecto acopio, que no ven tan claro, es una prueba viviente de las grandes dificultades que puede encontrar Trump a la hora de imponer un nuevo modelo comercial. Este país es Vietnam y es, precisamente, uno de los que ha logrado un acuerdo más rápido con EEUU.

Hasta hace no tanto todos daban por hecho que el BCE había llegado prácticamente al final del camino. Con los tipos ya rozando el territorio neutral y una serie de incertidumbres delante de ellos, la opción prácticamente unánime era un verano prácticamente festivo, sin movimientos, donde el precio del dinero no se tocase y el banco central solo se dedicase a ver qué es lo que pasaba con los datos para moverse en una dirección u en otra en la recta final de 2025. Sin embargo, el mercado de divisas y las tensiones comerciales están disparando los nervios y crecen las voces sobre un posible recorte este mismo mes de julio para frenar la hemorragia.

Las 'treguas' comerciales de Trump están a punto de llegar a su fin. A pesar de que ha logrado acuerdos con Vietnam y Reino Unido, solo quedan cinco días para que venza la moratoria y se activen los gravámenes masivos anunciados el Día de la Liberación. A pesar de que el próximo objetivo parece ser la Unión Europea, con conversaciones activas la incertidumbre es total y ambas partes parecen lejanas por ahora. En consecuencia, las empresas de EEUU temen que un desencuentro lo trunque todo y empiezan a comprar masivamente para llenar al máximo sus almacenes y prepararse para una suerte de invierno o glaciación comercial provocada por el caos arancelario que puede venir a partir del 9 de julio, la fecha clave.

Cuando parecía que la calma volvía poco a poco a las aguas del comercio internacional... llega China y ataca directamente al corazón de Europa. Pekín ha anunciado la imposición de aranceles antidumping al brandy europeo durante cinco años, elevando las tensiones diplomáticas y comerciales entre ambos socios. Dos regiones que son prominentemente exportadores (ostentan grandes superávits por cuenta corriente y comerciales) y que deberían colaborar codo con codo ante la oleada proteccionista impulsada por Donald Trump se van a enfrentar también a base de aranceles en un mundo cada vez más fragmentado y convulso.