
Europa se encuentra ante en una situación extraña, las reservas de gas están cayendo de forma clara hasta tal punto que está aumentando de forma sensible sus importaciones de GNL para impedir su caída. Esta situación ha despertado el temor no solo de precios más altos, sino de que ante cualquier evento inesperado pueda haber situaciones límite en invierno. Esto se ve particularmente en el país más expuesto a toda esta situación, Alemania, el lugar donde más han caído las reservas entre los grandes países y de forma voluntaria.
Empezando por las cifras, las reservas totales del país están al 52% de capacidad. Una situación muy diferente a la del año pasado por estas fechas, cuando se superaba el 85%. Esto ha llevado a que el mayor depósito de gas, la planta de Rehden esté casi vacía. A un nivel del 2,45%, a fecha del 6 de julio, según los últimos datos disponibles de almacenamiento. Este no es el caso de todas las plantas donde la diferencia varía ostensiblemente, pero este ejemplo muestra a las claras el problema que se está generando en el país germánico.
La situación, sin llegar al mismo nivel de Alemania, se replica en la mayoría de países europeos. Las reservas se sitúan al 58%, frente al 76% de julio de 2024, y devendrá, según S&P Global, en unas compras masivas de gas natural licuado (GNL) el tercer trimestre, que tensionarán los precios. Concretamente, sus estimaciones, basadas en un escenario estable y sin problemas externos, son que las importaciones de GNL del Viejo Continente, lideradas por Alemania, se dispararían un 50% interanual.
La alerta se ha desatado incluso después de que Alemania redujese su objetivo de almacenamiento para el invierno al 70% (diez puntos menos que el objetivo, ya reducido de la propia UE). Así lo ha expresado la ministra de economía Katherina Reiche. Según ella, pese a que no hay ahora mismo peligro de suministro dado que "actualmente el mercado es capaz de soportar perturbaciones en la demanda sin necesidad de medidas de urgencia", la situación podría cambiar pronto. En una entrevista con Reuters comentaban que "tal y como está la situación solo estaremos entre el 75%-80% de llenado al invierno si nada cambia, algo que cumple el objetivo pero entraña riesgos dado que un almacenamiento tan bajo para ese periodo es algo muy inusual".
Desde la consultora energética Argus comentaban que la situación actual "apunta a un gran riesgo entre precio y suministro para el tercer trimestre". Los niveles de almacenamiento dejan a la luz la necesidad de compras que chocarán con la rigidez de los precios del mercado. Los expertos de la firma creen que desde Berlín y los actores del mercado "están jugando al juego de la gallina con sus capacidades de compra", es decir, esperando lo máximo posible para aprovechar una oportunidad de precios bajos. "Alemania necesita inyectar 77,6 teravatios hora antes del 1 de noviembre". Según la firma, las necesidades de abastecimiento son tan altas que "desde el mercado ya han advertido de una posible escasez de gas a finales del verano y el retraso en las inyecciones".

Desde ICIS coinciden en que la situación actual podría tener un potente eco en los precios. "Podrían registrarse precios altos durante el próximo invierno si el frío fuera inusual, y la política y los conflictos mundiales siguen siendo tan impredecibles como siempre". Sin embargo, remarcan que esto todavía es un riesgo para próximos meses. "Por el momento, los fundamentos parecen más favorables".
El precio del gas natural de la bolsa de Ámsterdam (TTF), la referencia de todo el Viejo Continente, se encuentra bajo control en los 34 dólares tras superar los 40 con el conflicto de Oriente Medio (la gran escalada entre Irán e Israel). Y muy lejos de los 57 en los que llegó a cotizar en febrero, cuando la región todavía sufría el golpe de la 'calma oscura' y el invierno más frío en tres años. Una mezcla entre caída de la oferta y demanda desatada que sacudió los precios y suministro. Sin embargo, todavía es un par de dólares más caro que la misma cifra en julio de 2024.
Por qué las reservas están tan bajas
Respecto a las causas de estas reservas tan vacías en comparación con el año pasado, la clave está en los problemas que se vienen arrastrando desde el último invierno. Un fenómeno meteorológico conocido como el dunkelflaute destrozó la oferta eólica, algo que se mezcló con un potente repunte de la demanda al ser el invierno más frío y largo en años. Esto provocó que se rompiese, pagando más el contrato de verano que el de invierno, algo que desincentiva el llenado de los almacenes e hizo saltar todas las alertas del mercado.
Ahora la situación no se ha repetido pero se camina incómodamente cerca. Los contratos de agosto cotizan en los 34 dólares el megavatio hora y los de noviembre y diciembre a 36,1 dólares. Una diferencia muy escasa que hace que los operadores de todo el continente, pero en particular los alemanes, opten por esperar a que se amplíe esta brecha para comprar.
"Europa está entrando en el tercer trimestre de 2025 con niveles de almacenamiento de gas muy inferiores a los de los dos últimos años"
Esto ha llegado en un momento crítico, donde la demanda energética está creciendo más de lo esperado por las altas temperaturas y la eólica, principal fuente de suministro renovable del norte de Europa, está en horas bajas. Según los datos de Energy Aspects, se espera que Julio y agosto se cierre con una caída del 40% de la producción eólica. Al mismo tiempo la demanda ha aumentado con temperaturas superando los 40 grados en alguna zona de Alemania. De momento esto se está 'arreglando' con gas y otras fuentes de energía como el carbón.
Esto está contribuyendo a unas reservas que no se llenan y, especialmente, a unos precios de la electricidad general mucho más altos. En Alemania ha habido horas en las que el megavatio hora ha llegado a superar los 550 euros. El día 7 de julio los precios en Alemania se han situado en los 100 euros. Esto es ostensiblemente más que los 67,7 a los que cotizó de media en julio de 2024. "Cuanto más dure la pausa del viento en medio del calor abrasador, más tiempo tendrán los combustibles fósiles para cubrir la brecha de demanda nocturna en los mercados energéticos", dijo Florence Schmit, estratega energético de Rabobank.
Alemania marca el camino de Europa
Esto que se ha concentrado en este país es una tendencia que se replicará en todo el continente. Al menos es lo que opinan los expertos de S&P Global, que comentan que "Europa está entrando en el tercer trimestre de 2025 con niveles de almacenamiento de gas muy inferiores a los de los dos últimos años". Al 28 de junio, las instalaciones de almacenamiento de gas de la UE estaban llenas al 58,2% de su capacidad, según datos de Gas Infrastructure Europe. Esto contrasta con el 76% que se repitió en 2024 y 2025 respectivamente.
De momento ellos esperan que la UE logre un 86% de capacidad para finales de octubre "gracias a un balance global del GNL más débil de lo esperado por la demanda baja de China". Algo que permita que se logren los objetivos sin riesgo en el suministro, pero con un precio, compras masivas de GNL.
"Se prevé que las importaciones de GNL en Europa aumenten más del 50% interanual en el tercer trimestre", según las previsiones de S&P Global Commodity Insights. Esto implicaría unos precios más altos pero nada comparable a una crisis energética, como en 2021. Esto es, si todo va bien pero si la demanda de Asia aumenta todo el planteamiento podría quedar en entredicho y generarse "una prima constante respecto del marcador del noroeste de Europa".