
Ya es oficial, ya sea subir hasta el 2,1%, el 3,5% o el 5% del PIB, una cosa es segura: España tendrá que gastar ostensiblemente más en defensa. Con esta realidad sobre la mesa hay una pregunta clave a tener en cuenta: ¿en qué invertir todo ese dinero? Esta es una duda que lleva ya meses instalada en el sector militar, en particular, por las dificultades de trasladar todo este gasto a una industria y que no se conviertan en importaciones, especialmente de fuera de la UE. Sin embargo, este gran desafío choca con una realidad incómoda, en el caso de España, la obsolescencia de todo tipo de frentes dentro de las tres ramas militares.
El ejército español no está para tirar cohetes… literalmente. El ejemplo paradigmático de la obsolescencia es un regimiento de artillería que tuvo hasta 2011 su sistema Teruel, de cohetes de 140mm, pero que quedó obsoleto. Desde entonces España cuenta con un regimiento que no cuenta con el arma que da nombre al mismo.
Se trata de un ejemplo que el Ministerio de Defensa ha querido resolver con el desarrollo del Silam (Sistema de Lanzacohetes de Alta Movilidad), de diseño israelí. Si finalmente ejecuta las compras a Elbit (polémica que todavía acompaña al Ejecutivo), la firma militar detrás de los lanzadores, el Ejército tendrá las nuevas armas en 2028 plenamente operativas. Es decir, 17 años en los que no se ha tenido un equipo clave.

Se trata solo un de un caso concreto que no refleja la realidad del ejército español, pero que pone de manifiesto que se han perdido capacidades tras años de baja inversión. Sin duda arreglar la obsolescencia será uno de los elementos claves en el rearme, siendo uno de los principales frentes que alumbrarán todo este proceso. No será el único, también será necesario todo tipo de inversiones como ciberseguridad, innovación o mejoras salariales en las tres ramas.
Obsolescencia y capacidades
En el caso del aire, el principal problema es que no posee un avión de quinta generación. Países limítrofes a España y fuera de la OTAN, como Marruecos ya los están comprando, por lo que la adquisición de los mismos debería ser un elemento clave para definir el futuro del rearme.
Carmen Iniesta, de la Universidad de Navarra, explica que lograr modernizar el Ejército del Aire, por sus costes, es probablemente el paso más difícil. "El Gobierno prevé un presupuesto de 4.500 millones de euros para la adquisición en dos fases de un nuevo avión de combate", comenta su último escrito.
Para poner en situación actualmente España tiene los cazas Eurofighter Typhoon, de cuarta generación avanzada, y los F-18 Hornet. Con números, un total de 73 unidades del C-16, cazas de superioridad aérea y 65 unidades de los F-18. El problema es que esta segunda rama entró en servicio en los años ochenta (1986). A finales del año pasado, España ordenó la compra de 25 nuevos Typhoon a Airbus que serán ensamblados en Getafe (Madrid).
Adquirir aviones de combate es caro. Cada unidad sobrepasa ampliamente las decenas de millones de euros más los costes de mantenimiento, entrenamiento y suministro. En el caso del aparato, los precios de los potenciales modelos que adquirirá España son los siguientes:
- Caza F-35 Lightning II: el coste varía dependiendo del modelo que alcanza los 110 millones de dólares (94 millones de euros) en el caso del F-35B, de gran interés para España por su sistema de despegue.
- Caza Eurofighter Typhoon: desarrollados conjuntamente por España, Alemania, Italia y Reino Unido, cada aeronave asciende a 117 millones de dólares; aunque según Aerotime, para los participantes del programa suponen unos 50 millones de dólares (43 millones de euros).
- Caza Dassault Rafale: diseñados por Francia, estas aeronaves cuentan con un coste estimado de 125 millones de dólares por unidad (107 millones de euros).
- Caza Saab Grippen: de origen sueco, supone una de las variantes más baratas de Occidente. Cada aeronave alcanza los 85 millones de dólares (73 millones de euros).
Esto son solo los aviones de combate, pero también hay 14 unidades Airbus A400M Atlas de transporte aéreo y otro tipo de armamento con misiles, bombas con guiado y minas. Todo ello operado por un personal de 22.000 efectivos (según últimos datos de 2023).
Se trata de una flota de gran capacidad, pero con un grave problema de envejecimiento. Desde la Universidad de Navarra ponen el foco en esto alegando que "la obsolescencia es evidente en los cazas C-15 (F-18) cuya vida se aproxima casi a las cuatro décadas con mayores costes de mantenimiento y deterioro de componentes y sistemas". En resumen "la necesidad de sustituir esos envejecidos Hornet es cada vez más evidente, problema particularmente acudiente en la flota de Canarias".
Ya se ha puesto en marcha un proceso de adquisición de Eurofighters pero queda la necesidad de obtener un caza de última generación, cuyo principal candidato es el F-35 Lightning II estadounidense. Por los costes de los mismos, este es probablemente el frente material donde haya más necesidad de gasto por parte del ejército español.
Sin salir del Ejército del Aire, probablemente habría que invertir en drones como los que se han usado en Oriente Medio, en el conflicto de Israel contra Irán, o los modelos protagonistas en la guerra en Europa Oriental. Ucrania es la mayor potencia militar de drones del planeta, con una capacidad de producción superior a los 3 millones de unidades, y con una estrategia de uso refinada.

Las adquisiciones de aparatos no tripulados y sistemas contradrón son dos de las necesidades estratégicas de los ejércitos europeos, que quieren invertir en estas áreas para no quedarse atrás mientras reordenan sus inversiones. En este sentido, es previsible que las firmas europeas se apoyen en las compañías ucranianas para modernizar su tecnología.
Más allá del Ejército del Aire hay otros frentes clave en los que es necesario invertir el dinero. Desde un informe del Instituto Elcano remarcan que hay "capacidades críticas que deben obtenerse a corto plazo como municiones, misiles, defensa aérea y movilidad militar que requerirá un gasto instantáneo relevante". Por su parte, Felix Arteaga, investigador principal de Defensa en la institución, explica a elEconomista.es que posteriormente "habría que gastar dinero en reemplazar la capacidad de producción industrial estadounidense por europea y española".
Dragones, panteras y portaviones
En el caso de las fuerzas terrestres, España cuenta con dos proyectos importantes en su cartera que prometen modernizar las brigadas acorazadas del Ejército de Tierra. Por un lado, se encuentra el proyecto del vehículo blindado 8X8 Dragon, pensado para transportar infantería en zonas de combate y servir de apoyo en un enfrentamiento. Este vehículo, desarrollado por empresas españolas, ha sufrido innumerables contratiempos. Sin embargo, las primeras unidades ya han llegado al Ejército de Tierra. El objetivo es modernizar los viejos vehículos BMR-M1.
En el caso de los carros de combate, España busca adquirir nuevos tanques Leopard 2A8 con los que actualizar la Brigada Guadarrama (vieja División Brunete). Estos acorazados, diseñados por KNDS y Rheinmetall, son el carro de combate más popular entre los ejércitos europeos. De diseño alemán, han sido protagonistas en los principales conflictos, incluida la guerra de Ucrania. La nueva versión quiere actualizar el modelo aprovechando el conocimiento del frente eslavo.

En el caso de la Armada, el anuncio que llegó el mes pasado fue la intención del almirantazgo de renovar la flota en las próximas dos décadas con nuevas fragatas y submarinos, como las clases F-110 y S-80 en actual desarrollo, así como nuevos buques de apoyo naval. Sin embargo, la atención se la llevó la intención de que Navantia desarrolle el primer portaaviones convencional de la historia de España, que esté complementados con otros dos navíos de asalto anfibio como el Juan Carlos I, actual buque insignia de la Armada.
Munición y reclutas
Volviendo al principio, respecto a la munición, defensa aérea y movilidad militar. El Ejército español apenas tiene 50 misiles Taurus de fabricación alemana, por lo que necesitaría aumentar su capacidad para estar listo de cara a un conflicto. La munición básica ni siquiera tiene un gran stock, algo que se está solucionando ya con la compra de grandes licitaciones en los últimos años para contratar munición de pequeño y gran calibre.
En resumen, las Fuerzas Armadas tienen la necesidad de generar un stock potente que se ha reducido particularmente con los envíos de armas a Ucrania. Ya hay un plan de compra de 2.000 millones de euros a varios años. Esto que parece secundario tiene una importancia clave. Llenar los almacenes es una necesidad acuciante, en particular en el caso de la artillería. España no podría mantener un conflicto de alta intensidad con la situación actual.
Por su parte, también hay un problema de efectivos, desde 2010 las Fuerzas Armadas en su conjunto han perdido cerca de 14.000 militares, pasando de unos 130.000 a escasos 116.000. Las condiciones laborales son la clave detrás de esta caída, algo que habría que mejorar para mantener a punto el estado de la infraestructura militar española. Según el Observatorio de la vida militar, pese a que se han aumentado un 60% las plazas, la captación ha disminuido. Según el estudio solo hubo 4,3 solicitantes por plaza en la última convocatoria, la cifra más baja en una década.

Yendo a la industria militar esto es algo que defiende el propio Ministerio de Defensa en su informe publicado en junio en el que explicaban que aumentar la capacidad de autoabastecerse será fundamental. "Con carácter general, el volumen del mercado europeo de defensa se estimó en 9.550 millones de euros en 2024, y se espera que alcance los 12.800 millones de euros en 2029", comentaba el informe.
En particular hablaban de la necesidad de "acelerar proyectos navales". Más allá de un simple asunto de capacidad, desde el ministerio hablan de que el problema es "una industria que está fragmentada". Pese a que "los principios de la UE son el libre comercio, los principales actores de Europa tienen que generar programas de colaboración. Hay que tener en cuenta que les comprábamos 60 de cada 100 unidades de material bélico a EEUU, una tendencia que tenemos que cambiar para potenciar nuestra propia industria y ser autónomos".
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