Economía

Una recuperación económica en dos fases: primero el espejismo y después la cruda realidad

  • Estamos asistiendo a un rebote fuerte de la economía que es un espejismo
  • La segunda fase de la recuperación será incierta, larga y más dolorosa
  • Empresas endeudadas, desempleo al alza y el covid son las amenazas
Los turistas disfrutan de las vistas del Parador de Toledo. Alamy

Desde que las economías comenzaron a reabrir sus puertas, los indicadores de alta frecuencia dieron el pistoletazo de salida a la recuperación. Los PMI han abandonado sus mínimos, los índices manufactureros empiezan a estabilizarse, el gasto en consumo despierta, el empleo empieza a crecer en algunos países e incluso la bolsa ha rebotado con intensidad desde sus mínimos. Tanto es así, que hay quien no descarta la recuperación económica en 'V' (fuerte y rápida). Sin embargo, el intenso despegue de la economía en las primeras semanas de apertura podría ser un espejismo. Tras un desplome de la actividad tan profundo como el que se ha producido en marzo, abril y parte de mayo (las economías estaban literalmente cerradas), la reapertura muestra un principio de recuperación esperanzador, pero que podría tener las patas muy cortas. A esta primera fase de rebote rápido (también en parte porque se partía desde un suelo muy profundo) le puede seguir una segunda fase con un crecimiento mucho más moderado (e irregular) que impida absorber a los millones de parados y trabajadores en Ertes y a las economías alcanzar sus niveles de bienestar previos a la pandemia en el corto plazo.

BNP Paribas: "Nadar en el mar Mediterráneo a menudo es una sorpresa: la temperatura del agua puede ser agradable en la superficie, pero las corrientes submarinas son frías. Esta descripción se ajusta bastante bien al sentimiento actual sobre la economía"

Pese a los alentadores datos que han arrojado las cifras de trabajo de EEUU, España o Austria en el mes de mayo, no será tarea fácil para los mercados laborales absorber a los millones de trabajadores en Ertes (en Europa) o desempleados (en EEUU) con las medidas de distanciamiento social, un turismo a medio gas o la propia incertidumbre que genera la crisis económica. Los beneficios de las empresas se van a resentir y muchas de ellas han cerrado, lo que puede poner tope este principio de salida rápida de la crisis, dejando la recuperación en 'V' en una especie de espejismo que se ve pero no se termina de alcanzar.

El 'espejismo' económico

Esta primera fase de la recuperación está siendo rápida. Las ventas minoristas en EEUU rebotaron un impresionante 17,7% en mayo, la confianza de los inversores y los PMI en Europa están arrojando también mejores datos de lo que se esperaba, mientras que EEUU dejó a todos con la boca abierta tras crear 2,5 millones de empleos en mayo. Además, las calles también se están llenando de gente que vuelven a consumir y coger el coche, generando una sensación de casi normalidad en las economías avanzadas. "Con el levantamiento de algunas de las restricciones, la evidencia preliminar sugiere que el repunte a corto plazo de la actividad será rápido, y que la caída récord del PIB mundial en el segundo trimestre va a venir seguida de un aumento sin precedentes de la actividad", comenta John Payne, analista de Oxford Economics en una nota para clientes.

Joachim Fels, asesor económico global de Pimco, se mueve en la misma línea y cree que "aunque parece probable que se produzca un rebote mecánico a corto plazo en la actividad económica en respuesta al levantamiento o la flexibilización de las medidas de confinamiento, se prevé que el ascenso posterior sea largo y arduo", explica este economista en una nota.

Desde el banco francés BNP coinciden y vaticinan un rebote fuerte en el corto plazo pero piden cautela por lo que podría venir después, una segunda fase marcada por las consecuencias de estas crisis. "Nadar en el mar Mediterráneo a menudo es una sorpresa: la temperatura del agua puede ser agradable en la superficie, pero las corrientes submarinas son frías. Esta descripción se ajusta bastante bien al sentimiento actual sobre la economía. El impacto de la flexibilización de las medidas de bloqueo tomadas para combatir la pandemia de covid-19 es cada vez más visible en los datos económicos", sostiene el editorial de BNP.

No obstante, el banco francés insiste en que la situación actual puede crear falsas esperanzas impulsadas por los alentadores datos económicos, pero la realidad es bien diferente: "Es muy probable que los efectos de la crisis se sientan durante muchos meses. Existen diferentes factores en juego para prever este escenario, como la incertidumbre generalizada, los altos niveles de deuda corporativa que actúan como un obstáculo durante una recuperación o un empeoramiento del mercado laboral".

Luego la cruda realidad

La crisis del coronavirus ha sido mucho más profunda y, probablemente, más larga de lo que en un principio se estimó. Cuando comenzaron los confinamientos en Europa pocos hubieran apostado a que no iban a poder tomar ni una cerveza en el bar o ir a la peluquería durante tantas semanas, o que en pleno mes de junio aún existirían restricciones notables que siguen pesando sobre la economía. Todo ello, junto al elevado riesgo de una segunda oleada del covid-19 en otoño, hace casi imposible que se produzca una recuperación económica rápida y poderosa (dando continuidad al rebote que se está viendo desde finales de mayo), que era el escenario en el que se trabajaba hace unos meses. La propia presidenta del Banco Central Europeo advirtió la semana pasada que es posible que se alcance una tasa de paro en la zona euro del 10%. Un dato escalofriante: la última vez que la tasa de paro estuvo por encima del 10% en la zona euro (segundo trimestre de 2015), en España estaba en el 22,5%.

"Un factor clave es el aumento del desempleo y de las propias expectativas de desempleo. Ambas pesan sobre el gasto de los hogares, que por un lado ven caer sus ingresos y por otro aumentan el ahorro de precaución. Los principales bancos centrales nacionales del Eurosistema ya esperan que el desempleo aumente en 2021, a pesar de la recuperación económica. Cuando la visibilidad sigue siendo limitada y la presión sobre las beneficios es alta, muchas compañías no tienen otra opción que reducir su fuerza laboral", señalaba el editorial del banco de inversión francés BNP Paribas hace escasos días.

"Después del resurgimiento inicial de la actividad global relacionada con la reducción de los bloqueos, el ritmo de la siguiente fase de la recuperación dependerá de una serie de factores. Es probable que se mantengan muchas restricciones, especialmente la necesidad de distanciamiento social, incluso si las economías aparentemente ya no están bloqueadas. De hecho, detalles más precisos, como la distancia mínima permitida entre individuos, determinarán si algunas empresas podrán reabrir y generar beneficios", apunta Payne

Fels ve destaca esos mismos factores y alguno más que harán la segunda fase de la recuperación ardua y larga, frente a esta primera que está siendo mucho más rápido y sencilla. El distanciamiento social, ya sea voluntario u obligatorio, será necesario y probable hasta que se disponga de un tratamiento médico eficaz para el virus. Esto significa que muchos sectores no podrán recuperar su capacidad de producción/trabajo en el corto o medio plazo

Por otro lado, "las cadenas de suministro mundiales y nacionales seguirán viéndose afectadas durante algún tiempo (la desglobalización), porque la reapertura será desigual entre los países, las regiones y los sectores, mientras que la reasignación de la mano de obra y capital de los sectores y empresas perdedoras a los ganadores es un proceso que lleva tiempo e incluso puede verse obstaculizado por la política que mantiene vivas a empresas zombies", asegura el asesor de Pimco, la mayor gestora de bonos del mundo..

Por último, parece razonable que la deuda aumente con fuerza durante esta crisis en el sector de las empresas y los hogares. Aunque la intervención de los bancos centrales y los gobiernos ha sido mucho más rápida y poderosa que en otras crisis, la mayor parte de sus acciones están basadas en el crédito (en lugar de ayudas directas a fondo perdido) en lo que se refiere a las empresas. "Todo ello pesará sobre el gasto consumo e inversión en el futuro previsible", sentencia Fels.

Aunque una segunda oleada del coronavirus no tenga el mismo impacto en la economía que la primera seguirá haciendo mella en el crecimiento. De este modo, se prevé que la segunda parte de la recuperación económica se más lenta, bacheada y dura para muchos sectores. Probablemente ahora estamos presenciando la parte 'sencilla', que es un rebote intenso tras una caída de la actividad sin precedentes en tiempos de paz. Hasta aquí lo fácil. Después llega lo difícil: devolver a millones de personas a sus puestos de trabajo en una economía incierta, con unos niveles de deuda disparados y con el covid-19 acechando. Muchas economías podrían no recuperar sus niveles de PIB previos a la pandemia, al menos, hasta 2023. Un camino largo y no precisamente llano.

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