La apuesta de Europa durante esta crisis en el mercado laboral ha sido clara: mantener el empleo a toda costa. Los esquemas de trabajo a corto plazo (buscan ajustar el mercado por una reducción de horas en lugar de por cantidades o despidos) se han impuesto en las grandes economías, como por ejemplo en España a través de los conocidos Ertes. Esta apuesta puede ser muy beneficiosa para el mercado laboral, y la economía en su conjunto, si la recuperación de la actividad es lo suficientemente fuerte como para absorber a todos esos millones de trabajadores que se encuentran bajo esos esquemas. Sin embargo, si la recuperación económica es débil, la apuesta puede terminar siendo un desastre para el mercado laboral y costar muy cara a los gobiernos.
Allianz: "Estimamos que unos nueve millones de trabajadores inscritos en esquemas de trabajo de corto plazo (Erte), se enfrentan a un riesgo elevado de quedar desempleados en 2021"
A día de hoy, la recesión más profunda en décadas apenas ha supuesto un incremento de algo más de 200.000 parados en la zona euro (entre marzo y abril), según los últimos datos de Eurostat. Los trabajadores en procesos de Erte u otros esquemas similares no cuentan como parados, tampoco las desempleados no buscan trabajo de forma activa. Hay que tener en cuenta que la población activa en la Eurozona alcanza los 161,4 millones de persona, lo que deja en nada el aumento de desempleados, que ha llevado la tasa de paro desde el 7,1% hasta el 7,3%, dos décimas más frente a los 10 puntos porcentuales de incremento que ha sufrido la economía de EEUU. Dos recesión de profundidad similar están teniendo consecuencias muy dispares sobre el mercado laboral en ambas regiones.
Esquemas de trabajo a corto plazo
"Poco después de que se implementaran los bloqueos, el trabajo a corto plazo se convirtió en un elemento básico de los paquetes de emergencia fiscal en toda la zona. Se siguió la estrategia de Alemania durante la Gran Recesión, cuando este sistema funcionó con gran éxito. Los esquemas incentivan a los empresarios a mantener a los trabajadores en nómina con el apoyo del gobierno durante un período de tiempo predeterminado. En esta crisis, la herramienta parecía particularmente adecuada para este propósito, ya que ayuda a las empresas durante período de ingresos más bajos, y allana el terreno en la fase de recuperación", explican Bert Colijn y Carlo Cocuzzo, economistas de ING en una nota.

Estos esquemas pretenden evitar una destrucción de empleo masiva que en mercados laborales poco flexibles puede generar importantes cicatrices que a la postre repercuten sobre el consumo, la inversión y el PIB. Esto se pudo ver de forma clara durante la pasada recesión en los países del sur de Europa. Estas economías tardaron años en recuperar los niveles de PIB previos a la crisis y muchos de ellos nunca recuperaron los niveles de empleo. El problema de la estrategia usada en esta ocasión es que la crisis dure demasiado. Cuando se pusieron en marcha estos esquemas todo el mundo apostaba por una crisis profunda, pero corta y con una salida en 'V', es decir, igual de rápida que la caída. Todo volvería a la normalidad y nada habría pasado en la economía. Sin embargo, la narrativa ha cambiado a medida que evolucionaba el virus y ahora la forma de la recuperación está en duda.
Se necesita una recuperación en 'V'
"El uso generalizado de los esquemas de trabajo de corta duración, que reducen las horas trabajadas pero mantienen los empleos de las personas, es la causa principal de la enorme brecha entre el mercado laboral de EEUU y Europa... Seguimos pensando que este mayor vinculo de los trabajadores a sus empleos puede ser beneficioso si la actividad se recupera rápidamente", sostienen desde Morgan Stanley en una nota para clientes.
De los más de 40 millones de trabajadores que se encuentran bajo estos paraguas, "estimamos que unos nueve millones de trabajadores, o el 20% de los que están actualmente inscritos en esquemas de trabajo de corto plazo, se enfrentan a un riesgo elevado de quedar desempleados en 2021 debido a la recuperación lenta en los sectores que presentan un 'florecimiento lento' (turismo, servicios recreativos)... Llamamos a estos trabajos zombies; requieren políticas ad hoc para evitar un desempleo masivo. De hecho, los sectores de 'floración tardía' dan trabajo a alrededor de 115 millones de trabajadores en toda la UE-27, es decir, el 49% del empleo total. A nivel nacional, la proporción del empleo total en los sectores de 'floración tardía' varía del 42% en Francia al 50% en Italia... en el mejor de los casos, se logrará posponer la pérdida de esos empleos", advierten desde Allianz en un informe publicado este miércoles.
Sectores que 'despertarán' más tarde de la crisis
Los Ertes y el resto de sistemas de trabajo a corto plazo son claramente responsables, en gran medida, de la estabilidad en la tasa de paro hasta hasta la fecha. Pero en general, estos esquemas son de tiempo limitado y extenderlos tendrá un coste presupuestario para los países que lo hagan. "Estos esquemas ayudan a preservar la relación laboral y a mantener los ingresos durante un período de tiempo, pero está claro que no pueden evitar un aumento eventual del desempleo ante una recesión prolongada y profunda. Por lo tanto, resulta crucial para el éxito de estos esquemas que el PIB se recupera rápidamente y de manera sólida", explican los analistas del banco americano. Si la población que se encuentra dentro de estos esquemas contasen como desempleados, la tasa de paro en la zona euro superaría el 20% en estos momentos.

No solo están en peligro las finanzas públicas, la empleabilidad de las personas que se encuentran bajo un erte o similares también está en juego. Mantener el empleo aporta seguridad, pero también desincentiva al trabajador para reciclarse y adaptar sus habilidades a la nueva economía que puede surgir tras el coronavirus. Las empresas también pueden terminar siendo víctimas al verse imposibilitadas a reasignar sus recursos con libertad.
La OCDE advierte de este peligro en una nota publicada este miércoles en la que explica que "los esquemas de retención de empleos pueden ser efectivos para preservar los trabajos existentes a corto plazo, pero esto puede generar una reasignación menos eficiente de trabajadores desde empleos inviables a industrias y empresas con mejores perspectivas de crecimiento a medio plazo".
Las restricciones en algunas actividades no esenciales (viajes; hoteles y restaurantes; partes del sector minorista; servicios recreativos) pueden persistir durante algún tiempo y la demanda del consumidor puede no recuperarse por completo incluso después de la pandemia, mientras que las industrias y empresas con modelos comerciales que son compatibles con el distanciamiento social pueden crecer (por ejemplo, comercio electrónico; servicios de mensajería, servicios urgentes y paquetería; partes del sector de la salud; así como actividades que dependen principalmente de tareas que se pueden realizar de forma remota), lo que sugiere que el shock del Covid-19 puede requerir una reasignación significativa de recursos, sentencia la nota del 'club de los países ricos'.
La OCDE también cree que la potencia de la recuperación económica es el factor clave, si la recuperación es lenta, los gobiernos deberán aplicar las políticas activas y pasivas necesarias para que una parte del capital humano no se quede atrás y termine convirtiéndose en paro de larga duración, reduciendo el crecimiento potencial de la economía y el bienestar de la población. "La combinación óptima de estas políticas de preservación del empleo y las políticas parar apoyar a los trabajadores y garantizar una recuperación rápida, depende de si el shock causado por el Covid-19 resulta ser puramente transitorio o más persistente. Dada la gran incertidumbre sobre las consecuencias a largo plazo de la crisis para la reasignación de recursos entre industrias y empresas, las políticas para preservar los empleos existentes se pueden combinar con expansiones temporales de las prestaciones por desempleo donde la generosidad y / o cobertura son actualmente bajas", concluyen desde el organismo internacional.
"Sin una recuperación en forma de 'V', el trabajo a corto plazo no evitarán que aumente el desempleo", comentan los economistas de ING. Estos expertos estudian lo ocurrido en le mercado laboral alemán en la anterior crisis, cuando los esquemas de trabajo a corto plazo resultaron ser un éxito. "Aunque el desempleo aumentó del 7,6 al 8,3% y tardó cerca de dos años en recuperarse, eso puede considerarse un éxito dada la gravedad de la recesión. Este se debió principalmente a la recuperación sorprendentemente rápida de la economía alemana".
No obstante, la experiencia alemana muestra que los esquemas de trabajo a corto plazo son una herramienta muy efectiva para suavizar el impacto de una recesión sobre la el mercado laboral cuando la economía realmente no sufre ninguna debilidad estructural. El hecho de que las economías asiáticas apenas se vieran afectadas por la crisis financiera y volvieran rápidamente al crecimiento impulsó las exportaciones alemanas. "Podría decirse que los esquemas de trabajo a corto plazo no habrían tenido el mismo impacto positivo en España o Grecia, que pasó por un período más largo de ajuste estructural". Ahora todo está en el aire y dependerá de la fuerza de la recuperación económica y de las políticas activas de empleo que sirven para mejorar las habilidades de las personas que no encuentran su hueco en el mercado laboral. Por ahora, la recuperación en 'V' no es el escenario con más probabilidades, pero tampoco se puede descartar.
"Ante la disminución de las restricciones y el aumento de los indicadores de movilidad, una recuperación ciertamente está en marcha. Los primeros signos de mejora también son visibles en algunos de los datos del mercado laboral. Por ejemplo, el mercado laboral español dejó caer en mayo. Del mismo modo, el desempleo registrado comenzó a caer en Austria en mayo, mientras que en Alemania el aumento fue menor que en abril. Estos son signos alentadores, aunque muy tempranos, y se necesitará una recuperación significativa en el PIB para reabsorber a aquellos que trabajan a corto plazo", sentencian desde Morgan Stanley.