Redactor de Internacional. Aprendí a cubrir economía en Argentina, aunque mi pasión siempre ha estado en Reino Unido y EEUU, en las que me centro actualmente, porque si algo no son precisamente estos dos países es aburridos. Estudio sobre el bitcoin y el universo de ideas y fraudes que ha crecido alrededor en mis ratos libres.

Los precios de la vivienda llevan subiendo de forma más o menos regular en EEUU desde hace una década, pero la crisis del covid ha dado más combustible a unos valores que siguen acelerándose y que están empezando a alarmar a los analistas. El ritmo al que crecen los precios ya está a punto de tocar máximos desde la burbuja financiera, y los analistas temen que la situación empeore en otoño.

Después de meses de rumores y semanas de debate dentro de la Casa Blanca, el presidente de EEUU, Joe Biden, está a punto de presentar el que será su segundo gran proyecto legislativo de su mandato. Este miércoles, en la zona industrial de Pittsburgh, en su Pensilvania natal, Biden presentará su plan de inversión e infraestructuras y una subida de impuestos para pagarlo. Un proyecto que ha ido aumentando de tamaño con las semanas y que quiere igualar en ambición al New Deal de Franklin Roosevelt o a la Gran Sociedad de Lyndon Johnson, los dos grandes referentes demócratas del Siglo XX con los que el actual presidente aspira a codearse en los libros de Historia.

¿Alguien podría imaginarse hace un año la idea de que la gran banca estadounidense podría plantearse rechazar los depósitos de sus clientes? A este punto, que JP Morgan ha puesto ya sobre la mesa, ha llegado la crisis que golpea al sistema financiero del mayor país del mundo. El problema esta vez no es una falta de liquidez, sino todo lo contrario: hay tanto dinero en efectivo que ya nadie sabe qué hacer con él. Y ya empiezan a sonar las alertas de una nueva burbuja inmobiliaria.

Hace ya tiempo que las redes sociales atraen las miradas de los políticos de todos los bandos y nacionalidades, pero las pasadas elecciones de EEUU han llevado el asunto al frente de la agenda política del país. Unos, indignados por la censura al expresidente Donald Trump. Otros, furiosos por haber permitido a Trump y su aliados extender los bulos y conspiraciones sobre el proceso electoral que llevaron al intento de golpe de Estado del 6 de enero. Y Facebook, una de las compañías en el ojo del huracán, ha decidido romper filas y ser la primera en pedir una regulación más estricta a estas compañías.

La crisis del covid-19 puede dejar dos marcas a largo plazo en el mundo laboral. Una es una fuerza laboral necesitada de cuidados tras un año de aislamiento: según un estudio de Microsoft publicado este lunes, más de un 50% de los empleados dice estar "sufriendo" este año, y un 41% está pensando cambiar de empresa este año. El otro, sin embargo, apunta a ser igual de disruptivo pero en un lado positivo: la normalización del teletrabajo. Un 73% de los empleados mundiales que se han visto obligados a trabajar a distancia querría mantener esta posibilidad a largo plazo, de una forma puntual que les ayude a conciliar mejor sin dejar de lado las relaciones personales en la oficina.

La UE quiere dejar las cosas claras a Reino Unido. Apenas dos meses y medio después de que ambas partes firmaran el acuerdo comercial que ponía fin al interminable proceso del Brexit, Bruselas ha anunciado la apertura de un expediente contra Londres por violarlo. El bloque da un mes de plazo para que su vecino cambie de opinión o presente alegaciones, o, de lo contrario, podrá imponer multas o incluso controles comerciales como represalias.

Una de las grandes normas del sistema legislativo de EEUU es que la gran división de poderes hace difícil aprobar nuevas leyes. Los vetos, la existencia de dos cámaras con igual poder y las elecciones cada dos años hacen un reto sacar adelante cualquier proyecto que tenga una mínima oposición. Pero Joe Biden parece haber puesto sobre la mesa todas las artes oscuras legislativas que aprendió en sus más de 30 años en el Senado. Su objetivo es aprobar una avalancha de leyes cuanto antes, para dejar su sello en la historia del país e intentar sacar adelante los cambios que no pudo en su anterior etapa en el poder.

El Brexit se cerró el pasado 1 de enero, pero las consecuencias de la ruptura y los años de duras negociaciones siguen alargándose. Este miércoles, la Comisión Europea ha amenazado con "iniciar procedimientos de infracción" contra el Reino Unido por su tomar medidas unilaterales para mantener el comercio abierto entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña seis meses más de lo previsto. Por el momento, el Parlamento Europeo ha frenado la tramitación del acuerdo comercial entre ambas partes, que debía ratificarse este mes.

Han pasado 42 años desde que Margaret Thatcher revolucionara al Partido Conservador británico y al Reino Unido con un cóctel de desregulación financiera, bajadas de impuestos y liberalización de la economía. Pero este miércoles, los 'Tories' han roto abruptamente con su legado con unos presupuestos que harían marearse a la Dama de Hierro. El ministro de Hacienda, Rishi Sunak, ha anunciado la mayor subida de impuestos del último medio siglo para llevar la presión fiscal a sus niveles más altos desde la II Guerra Mundial, con el objetivo de paliar el agujero en las cuentas provocado por los estímulos y las ayudas por el covid.

"Permítanme ser muy claro: no me corresponde a mí decidir si alguien debe afiliarse a un sindicato. Pero déjenme ser aún más claro: no depende de las empresas decidir eso tampoco. La decisión de afiliarse a un sindicato depende de los trabajadores. Y punto". Estas declaraciones del presidente de EEUU, Joe Biden, estaban dirigidas hacia Amazon, el gigante del comercio minorista y una de las pocas grandes empresas del país que aún no tiene un solo sindicato que represente a sus empleados. Una declaración de principios que ha sacudido al mundo laboral en EEUU, que hacía décadas que no escuchaba a un mandatario lanzar un mensaje de apoyo así hacia las organizaciones sindicales.