
Hace ya tiempo que las redes sociales atraen las miradas de los políticos de todos los bandos y nacionalidades, pero las pasadas elecciones de EEUU han llevado el asunto al frente de la agenda política del país. Unos, indignados por la censura al expresidente Donald Trump. Otros, furiosos por haber permitido a Trump y su aliados extender los bulos y conspiraciones sobre el proceso electoral que llevaron al intento de golpe de Estado del 6 de enero. Y Facebook, una de las compañías en el ojo del huracán, ha decidido romper filas y ser la primera en pedir una regulación más estricta a estas compañías.
Este jueves, los consejeros delegados de Facebook, Twitter y Google -Mark Zuckerberg, Jack Dorsey y Sundai Pichar, respectivamente- tienen una cita en la comisión de la Cámara de Representantes que investiga el funcionamiento de las redes. Y Zuckerberg será el único de los tres en apoyar las propuestas para endurecer la llamada Ley de la Decencia en las Comunicaciones, un texto de finales de los años 90 que regula unos modelos de negocio que en aquel momento eran aún inimaginables.
La propuesta del fundador de Facebook, que ha presentado este miércoles en un documento escrito dirigido a los diputados de la Comisión de Energía y Comercio, es reformar la ley para establecer una lista de buenas prácticas a la que deberán adherirse todas las compañías, con el objetivo de demostrar que tienen mecanismos para detectar y eliminar contenido peligroso, engañoso o radical. Según el tamaño de la empresa y la actividad de su plataforma, necesitarían más moderadores, programas de supervisión, etc. Y la Administración sería la encargada de evaluar en última instancia si esos mecanismos son suficientes y si funcionan correctamente, mediante mecanismos "transparentes y abiertos", para no depender de los estándares individuales de cada red ni de sus comités internos de arbitraje, como el que tiene la propia Facebook.
"Las empresas no deben ser declaradas responsables si un mensaje en concreto se escapa a su detección, porque no sería práctico para plataformas con miles de millones de publicaciones al día. Pero se les debe exigir que cuenten con sistemas adecuados para enfrentar esos contenidos ilegales", sugiere Zuckerberg en su declaración.
Tanto Dorsey como Pichar se han mostrado en contra de una reforma de la ley. Para el CEO de Twitter, "la moderación de contenido de forma aislada no se puede ampliar y la simple eliminación de contenido no responde a los desafíos del internet moderno", e insiste en que "nuestras políticas se basan en la promoción y protección de tres derechos humanos fundamentales: libertad de expresión, seguridad y privacidad". Mientras, para Google, la propuesta de Zuckerberg "tendría consecuencias no deseadas, dañando tanto la libertad de expresión como la capacidad de las plataformas para tomar medidas responsables para proteger a los usuarios frente a desafíos en constante evolución".
La legislación actual, la conocida como "Sección 230", protege a las compañías de internet de cualquier delito que puedan cometer sus usuarios, al igual que las compañías de telecomunicaciones no son responsables del contenido de las llamadas que circulan por sus redes. Pero el desarrollo de las redes actuales ha impulsado a los que creen que este tratamiento causa más daño que beneficios, y que permitir la expansión de bulos, el intercambio de contenido criminal como el de pederastas o la organización de grupos violentos en estas plataformas hace necesaria una regulación pública.