Víctor Arribas
La batalla se libra en estos días de un verano que en Cataluña es decisivo. La evolución de la intentona independentista a lo largo de los meses de julio, agosto y septiembre es imprevisible, ni siquiera los que la están planificando saben cómo va a terminar. El gobierno catalán, que defiende la secesión articulada en un referéndum ilegal, va a suspender las vacaciones de finales de agosto de todos sus miembros para que la cercanía del 1 de octubre, apenas cuatro semanas después, esté convenientemente atendida.