Internacional

El terrorismo monopoliza la campaña del 8J en Reino Unido

  • Corbyn pide la dimisión de May por sus recortes en seguridad
Una manifestante asiste a un homenaje por las víctimas del atentado. Foto: Reuters

La maquinaria de la campaña británica se encuentra a pleno rendimiento tras el parón impuesto por el atentado del fin de semana en Londres. Los partidos tienen apenas 48 horas para convencer de que tienen la fórmula que el país necesita para garantizar la sostenibilidad económica y un Brexit exitoso, argumento fundamental que había catalizado el adelanto de las generales. Tras sufrir dos ataques terroristas desde que la carrera por el Número 10 comenzase oficialmente, la seguridad, un ámbito habitualmente relegado a actos sectoriales, se ha convertido en uno de los factores clave de la contienda y amenaza con transformarse en un arma arrojadiza con capacidad para llegar a las urnas.

Si ya en las jornadas previas a la barbarie del sábado en el centro de la capital, conservadores y laboristas aparecían cada vez más cerca en las encuestas, el potencial uso electoralista de la tragedia ha elevado la escalada verbal de dos eternos rivales que han decidido cuestionar su habilidad para mantener seguras las calles de Reino Unido.

Jeremy Corbyn llegó ayer tan lejos como para exigir la dimisión de Theresa May debido al supuesto impacto que habría tenido sobre los últimos acontecimientos el recorte de efectivos policiales bajo la batuta de la actual premier cuando dirigía el Ministerio de Interior.

Independientemente de su cautela a la hora de evitar una percepción electoralista, Theresa May se encuentra en una delicada situación tras la violencia por partida doble registrada desde que sorprendiese con un adelanto electoral. Su periplo de seis años al frente de Interior hace que la seguridad sea una de las materias con las que está no solo más familiarizada, sino que mejor le permiten desplegar sus habilidades oratorias, acostumbrada como está a mostrar dureza en un departamento considerado tradicionalmente un cáliz envenenado.

Por si fuera poco, el halo institucional del que un atentado dota a cualquier mandatario tampoco puede hacer daño en un contexto de cercanía de las urnas y May supo aprovecharlo el pasado domingo, cuando anunció ante la puerta del Número 10 reformas legislativas para mejorar la lucha antiterrorista. Sin embargo, su periplo en Interior, donde batió un récord de permanencia inédito en más de 50 años, constituye un arma de doble filo, pues la expone a un criticismo cuestionable, pero inevitable, acerca de cuál fue su gestión y cómo es su legado para que Reino Unido haya registrado hasta tres ataques terroristas en apenas diez semanas.

De ahí su interés por refocalizar la recta final de la campaña en las áreas que sabe le favorecen, como el liderazgo que defiende tener en materia de Brexit, frente a la inexperiencia de su rival laborista.

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