
Algo ha cambiado en el tratamiento de la contribución fiscal que realizan las grandes estrellas del fútbol en nuestro país. La modificación supone un giro en la consideración de los ingresos por derechos de imagen, pactados por los futbolistas y entrenadores con sus respectivos clubes, de manera que lo que antes no se perseguía ahora es un potencial delito fiscal que supone un quebranto evidente en el prestigio de los astros del deporte.
Hacienda, a través de la legislación, no acepta ahora algo que antes ignoraba, como ocurrió en un momento de la crisis con los autónomos que percibían los rendimientos de su actividad profesional a través de sociedades: una forma permitida de ahorrar unos euros en tu contribución fiscal pasó a convertirse en práctica perseguida por los inspectores, sin aviso previo ni rebaja de la multa por desconocimiento.
La aplicación retroactiva de este nuevo criterio es lo más discutible. Deja sin garantía jurídica a los investigados, que se sumaron a la práctica de cobrar sus ingresos por derechos de imagen en el extranjero ahorrándose cantidades desorbitadas en impuestos por sumas que no declaraban en nuestro país. Ahora se revisan ejercicios pretéritos correspondientes a etapas en las que este sistema no era perseguido.
Vayamos ahora al caso concreto de Cristiano Ronaldo, que dentro de ese marco general comentado, tiene elementos muy peculiares. Todos defienden al goleador portugués denunciado por la Fiscalía y citado a declarar por la juez de Pozuelo Mónica Gómez Ferrer. Hasta el gobierno pronuncia una declaración pública de defensa de su inocencia hasta que no sea declarado culpable, algo que en cuestiones tributarias es exactamente al revés: desde el momento en que la AEAT te inspecciona, eres culpable salvo que tú aportes las pruebas de tu inocencia. La defensa pública del cuatro veces Balón de Oro coincide con la difusión pública a nivel mundial de sus intenciones de abandonar por estos motivos fiscales el Real Madrid.
Si nos remontamos al caso Messi, la otra estrella que tuvo que responder igualmente por el cobro en el extranjero de sus derechos de imagen y ha sido condenado a prisión por ello en sentencia firme, salta a la vista que no dispuso de tan cómoda defensa pública. Los mismos medios que hoy hablan de ofensiva de la fiscalía contra Ronaldo informaban hace meses de la gravedad de los delitos que se imputaban a su alter ego futbolístico. Las críticas que publicaron a la defensa que su club, el FC Barcelona, hizo de Messi en aquel trance se han convertido en amplios espacios para que el Real Madrid proteja a su estrella. En pocas semanas veremos al 7 blanco entrar al juzgado a declarar como investigado, y a sus espaldas tendrá a decenas de aficionados dándole aliento, como ocurrió con unánimes críticas el día que el 10 blaugrana pasó ese mismo Rubicón.
El futbolista portugués tiene una gran ventaja ante la investigación de sus presuntos delitos fiscales: conoce ya la sentencia que el Tribunal Supremo ha ratificado en el caso Messi, y sabe el camino que le espera si no actúa de manera diferente. Ya se descuenta un acuerdo para abonar los 14,7 millones que no pagó a Hacienda, más la multa y los intereses.