opinión | víctor arribas
En el período de tiempo que pasó entre las elecciones municipales y autonómicas de 2015 y las generales de diciembre de aquél año, un dirigente (entonces) destacado de Podemos aclaró las dudas de este cronista sobre el impacto en su proyecto de las relaciones con Venezuela que muchos de sus compañeros habían tenido en su pasado académico. Como el lector recordará, nombres muy conocidos ya en esos meses de ebullición electoral, habían trabajado para el gobierno de Hugo Chávez, sobre todo a través de la elaboración de informes y la participación y organización de cónclaves a mayor gloria de un régimen que ya por entonces iniciaba su deriva antidemocrática que ahora ha explotado en el querido país suramericano. La aclaración fue tan tajante que dejaba pocas dudas: "Venezuela no hace daño electoral a Podemos, es un error grave de nuestros adversarios". Así se demostró luego en las urnas.