Firmas

El panorama de España tras el convulso curso político

  • PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos no han vivido un año fácil
  • Cataluña marcará los próximos meses de la actualidad española
Mariano Rajoy en varios de los momentos de su declaración en Gürtel. Foto: EFE

El curso uno de la nueva legislatura de la minoría ha terminado con pocas sorpresas en el panorama político español, que se toma unas brevísimas vacaciones (Cataluña obliga) para afrontar una temporada que sí se prevé de infarto. Los ciudadanos seguirán asistiendo a unas semanas en las que parecerá refundarse el país, aunque la marcha de la economía contribuye a aplacar cualquier exageración de las muchas que en esta etapa de nuestra vida pública se están sosteniendo.

El Partido Popular ha cerrado la última semana del curso con un rosario de hechos relevantes y con forma de montaña rusa: el rubicón de Rajoy ante el tribunal del juicio Gürtel, la encuesta del mercado de trabajo con cifras espectaculares, la sosegada última comparecencia pública del presidente en La Moncloa, y la encuesta dominical que le augura una subida de casi un punto y medio en intención de voto en el final de una mala temporada desde el punto de vista de la corrupción. Esos dientes de sierra de los siete días postreros resumen lo que ha sido el conjunto del curso 16-17 para los populares, con grandes alegrías y bastantes disgustos en los juzgados. Su expectativa de mantener los apoyos en el Congreso que le han permitido una curiosa estabilidad parlamentaria garantizan varios años de gobierno y unas previsiones electorales al menos similares a las de junio de 2016.

Nadie podría haber imaginado lo ocurrido en el PSOE durante este curso político. Es sin duda el partido que ha sobrevivido de forma más convulsa al año de vacío y al terremoto post-crisis. La salida de Pedro Sánchez de la forma en que ocurrió y su regreso han supuesto un correctivo a las élites del segundo partido del país, que lucha por renovarse y buscar un espacio a su izquierda descuidando el centro. Sólo el tiempo demostrará si la estrategia es equivocada o ventajosa para los socialistas, sólo las urnas desvelarán el verdadero apoyo de los electores a un líder que ha demostrado tenerlo ampliamente entre sus correligionarios. Sánchez es ahora menos visible, comparece muy contadas veces ante la opinión pública, pero sus acciones dejan impronta y buscan claramente el acceso a la Moncloa aunque esta vez sin las prisas de la primavera de 2016.

Salvados sus escollos internos, Podemos cabalga con paso firme a lomos de una oposición que es lo previsible entre los de Pablo Iglesias. Un adversario al que Rajoy aprecia de forma especial porque muestra una inapelable coherencia en sus acciones y sus declaraciones. La ligereza del actual momento, donde los titulares se devoran de hora en hora, les ha ayudado a que la moción de censura pre veraniega haya quedado en un limbo ventajoso para quien la perdió con estrépito. Sus prisas por repetir la experiencia y su afán por echar a los populares de las instituciones, cosa para la que sólo los ciudadanos son soberanos, seguirán siendo sus señas en un tablero muy marcado y previsible. La batalla por serla primera fuerza aparente de la izquierda española parece haber quedado aparcada en beneficio de una unidad de acción con el PSOE en el que ambas fuerzas parecen haber reconocido que sólo juntas podrán llegar al poder.

En Ciudadanos se recogen los frutos de una política de estabilidad, aunque sin abandonar la crítica hacia el gobierno muchas veces con mayor dureza que la del resto de fuerzas. Las encuestas pintan de forma unánime un ascenso de la opción naranja después de su apoyo al PP en momentos clave de esta legislatura inédita. Lo cual demuestra que los españoles premian la política positiva. En el terreno de la corrupción es donde seguiremos viendo a los de Rivera buscar una manera de horadar su espacio electoral a los populares, aunque su barco pesca también en la izquierda ideológica de la que provienen muchos de sus postulados. Ciudadanos va a mantener el rumbo marcado en los próximos meses.

Cataluña es el factor desequilibrante. La barrera del 1 de octubre va cobrando altura a medida que los promotores del referéndum ilegal desoyen leyes y tribunales y se encaminan hacia la meta directos al desastre. El capítulo más delicado y para muchos el más desagradable es la tendencia del líder del PSOE a situarse aparentemente más cerca de los independentistas que del gobierno, como forma de diferenciarse del PP y de Rajoy. Tal vez la cercanía del órdago final reconduzca esta situación.

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