Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

China se ha convertido en una de las grandes amenazas para el crecimiento mundial. Tras haber sido el motor del crecimiento global en las últimas décadas, Pekín ahora se enfrenta a una serie de crisis que ponen en jaque este papel que ha jugado el 'gigante asiático' durante años. Así lo pone de manifiesto el último informe de previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha rebajado de nuevo el crecimiento de la economía china hasta el 3,2%, "el menor crecimiento en más de cuatro décadas (excluyendo el año del covid)", según el informe del FMI.

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Si la economía se pudiera resumir en las frases incluidas en las galletas chinas de la suerte, una de las citas de 2022 podría ser: "La fortaleza del dólar te hará llorar". La política emprendida a finales de 2021 por la Reserva Federal de EEUU (las subidas de tipos llegaron después, pero el tono ya estaba marcado) buscando un endurecimiento que aplacase una pegajosa y persistente inflación tras los desajustes económicos de la pandemia junto a la incertidumbre global ha tenido una primera consecuencia lógica: el dólar se ha fortalecido con claridad frente a la mayor parte de divisas (el índice dólar gana casi un 18% este año). Al aumentar el precio del dinero en EEUU, subía el de la moneda más importante del mundo, acarreando consecuencias (no muy buenas) para los demás. Esto ha hecho que empiecen a alzarse voces pidiendo una acción coordinada para quitarle proteína al 'billete verde' algo que ya ha ocurrido en el pasado, concretamente en los años 80.

Nadie dijo que fuese a ser fácil y no lo está siendo. Tras años de tipos de interés muy bajos, creciente endeudamiento y relativa tranquilidad en los mercados (bolsas y bonos al alza), el reciente endurecimiento de la política monetaria está generando unas turbulencias que pueden terminar en algo mucho peor. A medida que las subidas de tipos oficiales se filtran a los mercados financieros y la economía, el riesgo de que se produzca algún 'accidente' se incrementa, con la posibilidad de que se desencadene una crisis financiera, según se desprende de la última carta de la firma financiera Guggenheim Investments.

Todos los grandes bancos centrales de los países avanzados (salvo Japón) han comenzado a endurecer su política monetaria este año para intentar controlar la inflación. Las herramientas utilizadas son dos: las subidas de tipos y la reducción del balance (quantitative tightening o QT) para drenar liquidez del sistema. Sin embargo, el Banco Central Europeo está fiándolo todo a los tipos de interés y retrasando lo máximo posible el QT. Aunque las preguntas al respecto se repiten en cada reunión, el BCE prefiere mirar hacia otro lado, sobre todo después de la 'mini-crisis financiera' que ha sufrido el Reino Unido, obligando al Banco de Inglaterra a suspender temporalmente su QT y volver a las compras netas de bonos. ¿Por qué hay tanto miedo al QT en la zona euro? ¿Se puede reducir la inflación fiándolo todo a las subidas de tipos?

La OPEP+ (liderada por Rusia y Arabia Saudí) anunció este miércoles un histórico recorte de la producción de petróleo. El cártel producirá, en principio, dos millones menos de barriles cada día desde noviembre, lo que supondría una reducción de la oferta global del 2%. En unos mercados que ya estaban levemente tensionados, este recorte debería haber desencadenado una subida intensa de los futuros de petróleo. Sin embargo, en la jornada de ayer, el crudo se apreció poco más de un 1%, mientras que este jueves cotiza plano. La incertidumbre económica, la falta de credibilidad de la OPEP y un mercado que había descontado, en parte, este movimiento, están aplastando, por ahora, la reacción alcista de los precios del crudo.

La vivienda se ha convertido en las últimas décadas en una especie de mercado global, cuyas tendencias se expanden de unos países a otros y se retroalimentan. Mucho tiene que ver en esto la coordinación de las políticas monetarias en los países avanzados, cuyos ciclos económicos también parecen guardar una estrecha relación. Tras el boom global de la vivienda de los últimos años, ahora parece que este mercado se enfrenta a un escenario totalmente opuesto. Las subidas de tipos de interés, la pérdida de poder adquisitivo de las familias y la desaceleración de la economía están poniendo a la vivienda al borde del precipicio.

La OPEP y Rusia (OPEP+) ha anunciado un recorte de la producción de petróleo que ha dejado en nada las previsiones de los expertos y los propios rumores que habían filtrado durante estos días algunos portavoces del cártel. El grupo de países exportadores ha anunciado un recorte de 2 millones de barriles diarios (se esperaba una cifra entre 1 y 1,5 millones), que se suma a los 100.000 barriles de reducción anunciados en septiembre. Este es el mayor recorte del cártel desde 2020. De este modo, el grupo pretende acabar de un plumazo con el leve superávit del mercado que estaba lastrando la cotización del petróleo en los últimos meses.

El volantazo del Banco Central Europeo (BCE) tras comprobar que la inflación no era temporal está empezando a tener consecuencias que se pueden apreciar poco a poco en la economía real. La subida de tipos de interés y la comunicación del banco central se están transmitiendo primero al euríbor y después al tipo compuesto de las nuevas hipotecas, que ya han alcanzado niveles que no se veían en los últimos siete años en la zona euro. Este dato publicado por el BCE se suma las últimas advertencias de pesos pesados de la institución y de los técnicos del banco central sobre el cambio de tendencia que se está produciendo en el mercado inmobiliario y que, a la postre, puede terminar afectando a los precios de la vivienda.

El petróleo acumula cuatro meses consecutivos de caídas. Desde que los vientos de recesión comenzaron a soplar en las economías desarrolladas, las expectativas sobre la demanda de crudo se han rebajado y el mercado de petróleo ha pasado de cotizar un escenario de 'escasez' (fuertes subidas de precios) a otro de 'abundancia' (caídas mensuales que han llegado a los dos dígitos). La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Rusia no están dispuestos a poner las cosas tan fáciles, por lo que anunciarán este miércoles un recorte que impresione a los mercados, aunque a la hora de la verdad no se ejecute de forma completa.

Puede parecer un asunto menor a primera vista que un organismo público, como lo es la banca central en los países desarrollados, pierda millones de euros. Sin embargo, varios analistas y agencias de rating están advirtiendo de los efectos secundarios que puede tener esta descapitalización de los conocidos popularmente como los 'señores del dinero'. En un escenario de elevada inflación, la creación de dinero no parece una opción aceptable para tapar estas pérdidas. En última instancia, los gobiernos tendrían que inyectar capital en los bancos centrales, lo que podría reducir su independencia y generar una situación de dominio fiscal en la que se rompa la frontera entre política monetaria y fiscal, si es que esta todavía existe.