China se ha convertido en una de las grandes amenazas para el crecimiento mundial. Tras haber sido el motor del crecimiento global en las últimas décadas, Pekín ahora se enfrenta a una serie de crisis que ponen en jaque este papel que ha jugado el 'gigante asiático' durante años. Así lo pone de manifiesto el último informe de previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha rebajado de nuevo el crecimiento de la economía china hasta el 3,2%, "el menor crecimiento en más de cuatro décadas (excluyendo el año del covid)", según el informe del FMI.
La desaceleración global está lastrando el comercio exterior chino, uno de los pilares de la economía del país, sobre todo ahora que las familias y las empresas están dejando de consumir e invertir por unas expectativas económicas inciertas. No obstante, la crisis inmobiliaria (empresas en quiebra y endeudadas hasta las cejas) y los confinamientos estrictos por el covid también están jugando un papel aún más relevante si cabe en esta desaceleración de la economía china.
Los mercados también se percatan de la debilidad, lo que ha llevado a los CDS (credit default swap) sobre la deuda soberana a tocar máximos de los últimos cinco años. Estos derivados sirven para protegerse un impago de deuda china. Los inversores temen que los problemas del inmobiliario se agraven y terminen afectando a toda la economía.
Este es, precisamente, el gran riesgo que ve el FMI en las perspectivas económicas para el 'gigante asiático'. En un escenario adverso, la caída del inmobiliario podría terminar sacudiendo a otros sectores, sobre todo al financiero, que tiene una elevada exposición a la vivienda. El FMI contempla este riesgo en sus previsiones y advierte que de materializarse supondría un lastre importante para el crecimiento de China a medio plazo. Es decir, que su impacto perduraría en el tiempo y en la actividad.
De este modo, tanto el banco central de China como el Gobierno están intentando reanimar la economía con más gasto y bajadas de tipos, pero la sensibilidad de los agentes a estas medidas de estímulo parece escasa tras años de endeudamiento. China se encuentra inmersa en una trampa parcial de liquidez que esteriliza los esfuerzos del sector público.
Previsiones de crecimiento de PIB. FMI
Con todo, el FMI ha rebajado en 0,1 puntos su previsión de crecimiento para 2022 respecto al informe de julio y en 1,2 puntos respecto al de abril, solo EEUU e India han sufrido una rebaja mayor en ese periodo. El PIB crecerá un 3,2%, la tasa de variación más baja desde finales de los 70 (excluyendo el año del covid).

La rebaja para 2023 es de 0,2 puntos respecto a julio y de 0,7 puntos respecto a abril, hasta un avance del PIB del 4,4%. Todo hace indicar que Pekín tendrá que adaptarse a una nueva realidad en la que el crecimiento medio de su economía será inferior al de las últimas décadas, un escenario con el que han tenido que lidiar todas las economías de ingresos medios en algún momento de su proceso de desarrollo. El FMI también ha rebajado las previsiones de España.
"El crecimiento en China se ha debilitado significativamente desde principios de 2022 y ha estado sujeto a una revisión a la baja desde los confinamientos de abril de 2022 en Shanghai y otros lugares y debido a una desaceleración esperada en el comercio", sostiene el informe del Fondo Monetario Internacional.
"Los riesgos a la baja para la recuperación del crecimiento de China dominan las perspectivas, con señales de una desaceleración significativa en el sector inmobiliario, históricamente un motor de crecimiento para la economía de China. La caída en las ventas de inmuebles impide que los promotores accedan a una fuente de liquidez muy necesaria para terminar los proyectos en curso, lo que ejerce presión sobre sus flujos de efectivo y aumenta la posibilidad de más incumplimientos de deuda", advierte el informe del FMI.
Buena parte de los promotores chinos se financian a través de las compras sobre plano. Este modo de trabajo les permite apalancarse aún más y multiplicar sus operaciones. El problema es que si la economía se para a través de cualquiera de sus canales (financiero o real), las empresas constructoras pueden tener serios problemas para terminar los proyectos iniciados, dejando a miles de familias sin sus viviendas, pero con el pago de hipotecas muy vivo.
"Preocupados por el retraso en la entrega de viviendas, miles de compradores están pidiendo una moratoria en los pagos de la hipoteca que conduciría a la indulgencia y exacerbaría el riesgo de préstamos morosos para los bancos, así como la restricción de liquidez a la que se enfrentan los promotores", advierte el informe del FMI. Esto podría tener un efecto dominó sobre la economía, generando una crisis total en China.
"La incertidumbre sobre el sector inmobiliario también podría tener un impacto en el consumo y las finanzas de los gobiernos locales. Una mayor intensificación de los bucles de retroalimentación negativa entre las ventas de viviendas y el estrés de los promotores corre el riesgo de generar un ajuste inmobiliario mayor y más prolongado. Esto sería un gran golpe, dado que el sector inmobiliario representa alrededor de una quinta parte del PIB en China. Además, el potencial de pérdidas del sector bancario puede inducir efectos de contagio macrofinancieros más amplios que pesarían mucho sobre el crecimiento a medio plazo de China", sentencia el documento del FMI.