Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.
Materias primas

Nueva jornada de volatilidad y drásticas caídas en el mercado de futuros del petróleo West Texas (WTI), de referencia en EEUU. Los movimientos que se vienen observando en las últimas semanas en este mercado no tienen comparación en la historia. Subidas y bajadas del precio del crudo americano del 20%, con el barril oscilando entre los -40 dólares y los 20 dólares. Detrás de estos movimientos hay una historia: nadie quiere comprar los futuros más cercanos de West Texas, generando una falta de liquidez en el mercado que obliga a los vendedores a tirar el precio hasta cruzar su venta con una compra, generando violentas oscilaciones en este mercado. ¿Por qué nadie quiere comprar el petróleo? La falta de espacio para almacenarlo ha convertido a los futuros de petróleo Texas en una 'patata caliente' que amenaza con explotar en la cara del último que se quede con el petróleo, porque el sitio para guardarlo podría haberse agotado entonces o tener un coste muy superior.

Reducción de la pobreza

En una era de creciente desigualdad económica y de elevado riesgo para el futuro del trabajo, algunas propuestas como la renta básica universal (RBU) o el ingreso mínimo vital (IMV) han ido ganando relevancia como posibles paliativos ante la transformación que están sufriendo las economías, que puede verse acelerada por la crisis del coronavirus, dejando a miles de personas fuera del mercado laboral. Sin embargo, aunque resulta habitual meter en el mismo saco ambos conceptos, la renta básica y el ingreso mínimo son prestaciones completamente diferentes. Sin ir más lejos, la primera no se aplica de forma estricta en ningún país del mundo, mientras que la segunda es una prestación muy extendida en los países desarrollados y, sobre todo, en Europa, donde el Estado de Bienestar es más poderoso que en otras regiones avanzadas.

Materias primas

Con la irrupción de las divisas digitales en los últimos años, el oro parece haber perdido algo de protagonismo mediático. Sin embargo, este metal precioso, refugio paradigmático de inversores y ahorradores, amenaza con volver a escena y brillar más que nunca en medio de una desenfrenada impresión de dinero por parte de los bancos centrales. Aunque la teoría cuantitativa del dinero (los precios se mueven al compás de la cantidad de dinero en circulación) no funcionó del todo bien en la última crisis, en esta ocasión (con otros factores en juego) una avalancha de dinero persiguiendo activos seguros puede disparar el precio del oro (cuya oferta crece forma mucho más estable), llevándolo a máximos históricos.

Deuda

Al inicio de la pandemia del coronavirus se pudo comprobar, una vez más, que la zona euro es un conjunto de países heterogéneo, cuya reacción natural ante un problema grave es actuar en primera instancia mirando por su propio interés, sin preocuparse de lo que pueda suceder al vecino. Esta primera reacción (la guiada por el sentimiento) deja entrever que la unión económica no ha creado un sentimiento de nación (sin entrar a valorar si este era el objetivo final). Pocos o ninguno ayudaron a Italia cuando el país más lo necesitaba y ahora que se discuten las medidas económicas que pretenden reducir el impacto del coronavirus, una vez más cada gobierno lucha por su propio interés (que es volver a ganar las elecciones), algo similar a lo que ocurrió en 2012 y tuvo que ser solventado por el Banco Central Europeo, que parece ser la única institución realmente dispuesta a hacer lo que sea necesario para salvar al euro. La diferencia con 2012 es que hoy los movimientos centrífugos parecen tener más fuerza, los partidos populistas están al acecho, porque recuperar la soberanía monetaria o las fronteras puede ser muy tentador (es poder), a la vez que peligroso. La zona euro y la Unión Europea en su conjunto se la juegan. Si el acuerdo es de mínimos, el BCE tendrá que hacer un esfuerzo sobrenatural para evitar la ruptura del euro.

Mercado de trabajo

Quinta semana consecutiva de 'pérdidas' millonarias en el mercado laboral de EEUU. Las nuevas peticiones de subsidios por desempleo han vuelto a superar los cuatro millones en una semana (en tiempos normales se mueven entre 200.000 y 250.000), dejando una fila de más de 26 millones de nuevos parados en poco más de un mes. Varias universidades y firmas financieras calculan que la tasa de paro ya podría estar entre el 15 y el 20% (desde el 4,4% anterior) analizando los datos del mercado laboral en tiempo real. Si bien es cierto que este no ha sido el peor dato semanal (el primero de abril ascendió a 6,8 millones de nuevos subsidios), 4,4 millones de parados más se acumulan generando una situación sin precedentes en el mercado laboral de la mayor economía del mundo.

Economía

La crisis del coronavirus está generando oscilaciones inauditas en los indicadores económicos. Una crisis financiera o económica por causas naturales no detiene la actividad de golpe y porrazo como ha ocurrido con esta pandemia. Uno de los datos, probablemente, más curiosos es el de la tasa de ahorro de los hogares (la parte de la renta disponible que le queda al hogar después de consumir), que es uno de los indicadores que guardan una mayor relación con la actividad económica. En el comienzo de las recesiones, las familias suelen ahorrar por precaución (miedo al futuro), pero en esta ocasión la tasa se disparará a niveles históricos por lo que se podría denominar como 'ahorro enjaulado' (ahorro por obligación). En un trimestre, el ahorro de la Unión Europea podría crecer más de 1,3 billones de euros respecto al trimestre anterior, llevando la tasa de ahorro a superar el 30% de toda la renta disponible.

Materias primas

El colapso del petróleo americano West Texas, que ha llegado cotizar en precios negativos, ha vuelto a generar cierto debate por la tenue correlación entre la gasolina y el precio del crudo. Más allá de que ha sido el crudo americano y no el Brent (que es la referencia en Europa) el que ha caído a precios negativos, los márgenes brutos por cada litro vendido, los impuestos fijos sobre los hidrocarburos y los costes laborales en los que se incurre para producir la gasolina y transportarla, impiden que se produzca una correlación pura entre el crudo y sus derivados. Al final, el precio de la materia prima supone menos del 30% del coste final de cada litro de gasolina o gasóleo, lo que evita que su precio baje a cero aunque el crudo Brent, de referencia en Europa, siga el mismo camino que su homólogo americano. El litro de gasolina podría caer a la zona de los 83-84 céntimos en el mejor escenario posible para el consumidor español.

Economía

La semana pasada se hizo oficial que el Gobierno de Japón iba a entregar 100.000 yenes (unos 855 euros) a todos sus ciudadanos en un intento por estimular el consumo interno, allanar el camino hacía la recuperación económica y amortiguar la crisis del coronavirus. El país lleva sumido en una especie de letargo varias décadas (la conocida como 'japonización'), a lo que ahora se suma la crisis provocada por la pandemia que está azotando a casi todo el mundo. El plan del gobierno es lanzar una batería de estímulos directos que rondan el 8,5% del PIB y un paquete total (créditos, garantías y los propios estímulos) que será de más del 20% del PIB.