Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.
MATERIAS PRIMAS

Los futuros de junio del petróleo Brent, referencia en Europa, caen este martes más de un 28% hasta situarse bajo los 20 dólares el barril por primera vez en 18 años. El crudo del Viejo Continente se desploma un día después de que el West Texas (WTI), referente en Estados Unidos, sufriera una debacle histórica, que llevó sus precios a terreno negativo. Aunque el Brent cuenta con algo de ventaja y más espacio, a medida que la infraestructura para almacenar petróleo en Europa y Asia va llegando a su límite, su precio podría seguir la estela del WTI y colapsar de una forma similar.

economía

La crisis del coronavirus está dejando un vasto elenco de datos económicos que quedarán para la historia. Lo que ya es conocido como el 'Gran Confinamiento' ha parado gran parte de la producción de un día para otro, generando un impacto sobre la economía muy superior al de una crisis convencional. Aun así, la crisis pasará y esos indicadores volverán a ser positivos (las bolsas subirán, los PMI retornarán a terreno expansivo...). Pese a ello, nos quedará una herencia difícil de borrar: la deuda pública más alta de los últimos 120 años.

Materias primas

La semana pasada el futuro del petróleo West Texas para entrega en mayo se dejó casi un 20% en los cinco días de sesión, mientras que su homólogo europeo (el Brent) cayó un 10%. En la sesión de ayer lunes lo ocurrido no tiene parangón, el crudo americano se dejó más de un 300% (cotizando en niveles negativos), generando una diferencia o spread histórica. A partir de este martes corresponde mirar el futuro de West Texas para junio, que cotiza en niveles positivos sobre los 15 dólares (es decir, ya no pagan por comprar ese barril de crudo) al tiempo que el de Brent lucha por mantener los 20 dólares con una caída del 22%.

Economía

Pasados ya varios meses desde que coronavirus hiciera su irrupción en China, parece evidente que está pandemia va a cambiar ciertos rasgos del estilo de vida que ha predominado en Occidente durante décadas. Quizá la mascarilla se convierta en un complemento obligatorio, los geles de mano en un objeto omnipresente y compartir una tapa entre varias personas en un recuerdo del pasado. Al igual que el estilo de vida cambia, la economía también podría estar sufriendo una transformación que de lugar a una nueva era o a un nuevo paradigma que ya venía asomando la cabeza desde la Gran Recesión. Aunque estos cambios aún no son evidentes, se distinguen varias tendencias en ciernes que podrían marcar el devenir de esta nueva corriente económica que ha venido de la mano del coronavirus.

Materias primas

El desplome sin precedentes en la demanda de petróleo está generando situaciones singulares que, probablemente, pasarán a formar parte de la historia de este mercado. Más allá del colapso de los precios, parece que en la industria existe un miedo muy justificado a que los tanques que almacenan el crudo se llenen hasta los topes. Esto obligaría a muchas empresas a regalar prácticamente el petróleo (mantenerlo tiene un coste) y a los productores a reducir sobremanera el bombeo de crudo. La cuestión es cuánto espacio hay en el mundo para almacenar petróleo, cuánto está en estos momentos ya ocupado y cuándo se llegará al límite.

Mercado laboral

La crisis del coronavirus ha destruido en un solo mes todo el empleo creado en la última década en EEUU. Una destrucción que supera los 22 millones de empleos en cuatro semanas, cantidad que sobrepasa a todos los puestos de trabajo que se han creado (netos) en EEUU desde que comenzará la recuperación del mercado laboral a principios de 2010. Así lo confirma el último dato de solicitudes de subsidio por desempleo, que ha superado los 5,2 millones en una sola semana. Entre las tres semanas anteriores, los subsidios ya sumaban 16,75 millones, más los 5,25 millones de esta semana, totalizan 22 millones de nuevos desempleados. Este mal dato se suma a los desplomes históricos sufridos esta semana en la producción industrial o las ventas minoristas, que anticipan una recesión sin parangón en la mayor economía del mundo.