La industria alemana se encuentra ante un ocaso que está amargando a toda Europa. Sus principales referentes y todo el sector secundario se encuentran con unos precios de la energía estructuralmente más altos y una demanda menor. En consecuencia la rentabilidad está en retroceso y, por lo tanto, el sector manufacturero vive una recesión. Esto se ha dejado sentir con claridad en sus grandes referentes, desde el motor hasta el acero, en un camino de sufrimiento cargado de descalabros bursátiles, despidos y pérdidas. Sin embargo, algo muy extraño está sucediendo. ThyssenKrupp, uno de los ejemplos más claros de la crisis metalúrgica, se dispara ya un 150% desde mínimos de 2024 y un 80% en lo que va de 2025.