Bolsa, mercados y cotizaciones

Las estrellas del acero y el motor alemán en crisis miran al fuego de la guerra y se disparan hasta un 150%

  • Thyssenkrupp lleva alzas del 80% este año y escindirá su negocio de submarinos
  • Firmas tradicionalmente ligadas a la industria del motor están girando hacia la Defensa
  • Alemania estudia un fondo especial de 200.000 millones para la inversión militar
Submarino clase 212A / ThyssenKrupp Marine Systems.

La industria alemana se encuentra ante un ocaso que está amargando a toda Europa. Sus principales referentes y todo el sector secundario se encuentran con unos precios de la energía estructuralmente más altos y una demanda menor. En consecuencia la rentabilidad está en retroceso y, por lo tanto, el sector manufacturero vive una recesión. Esto se ha dejado sentir con claridad en sus grandes referentes, desde el motor hasta el acero, en un camino de sufrimiento cargado de descalabros bursátiles, despidos y pérdidas. Sin embargo, algo muy extraño está sucediendo. ThyssenKrupp, uno de los ejemplos más claros de la crisis metalúrgica, se dispara ya un 150% desde mínimos de 2024 y un 80% en lo que va de 2025.

¿Qué está pasando? La realidad es que los imperios siderúrgicos alemanes tienen una gran complejidad con decenas de ramas. Si bien ThyssenKrupp es conocida por su acero, exposición automotriz y sus míticos ascensores, poca gente sabe que en sus entrañas se fragua el 80% de toda la flota de submarinos de la OTAN. En ese sentido, ante un tsunami de pedidos militares con Europa rearmándose frente a la crisis de Ucrania, una posible paz favorable a Rusia y las exigencias de Trump respecto al gasto militar, este segmento está brillando como un gran motor de esperanza.

El caso de ThyssenKrupp no es el único exponente de cómo la fiebre militar está 'salvando' a una industria germana en su ocaso, al menos en lo que respecta a bolsa. BASF se dispara un 14,81% en lo que va de año y ya se repone de sus pérdidas de 2024. Aunque el sector aeroespacial es algo muy secundario para la firma, los inversores esperan una demanda renovada de algunas de sus soluciones en este frente como son los lubricantes, varios componentes de aeronaves, aditivos, recubrimientos y sellados; pero especialmente el mercado de los materiales para este área.

Otro ejemplo claro es Deutz, un mítico fabricante de motores que lleva todo el año 2024 proclamando una transformación para dejar de depender casi al 100% de los pedidos de motores civiles y empiece a dedicar parte de su negocio a la ingeniería militar, en particular de los tanques. Esta firma ya acumula subidas del 26% este año ante este giro. Esto también ha llevado a empresas 'familiares' que apenas estaban expuestas a la guerra como Trumpf a dar un giro estratégico. Esta firma, especializada en láser, apostaba todo al sector de los semiconductores vinculados a la fabricación de coches comerciales y ahora se ha abierto de par en par a contratos militares.

Todos estos movimientos han encontrado un punto de inflexión está semana, después de que Alemania haya resuelto sus elecciones y se aproxime al paso definitivo para reforzar de forma clara sus aspiraciones y culminar este giro hacia la guerra desde el acero y el motor. En particular destaca una lluvia de millones que parece venir para un sector que ya estaba viendo sus pedidos crecer de forma crítica. Según el Instituto de Kiel la UE necesitará más de 300.000 millones para asumir sus compromisos con Trump en lo que podría ser solo la punta del iceberg de un rearme más generalizado. Alemania parece dispuesta a pagar la factura y ya estaría preparando un mega plan de inversión en su acuerdo de formación de gobierno que quedaría excluido del freno de deuda germano (solo pueden tener por mandato constitucional un 0,35% de déficit presupuestario).

Alemania reactiva la industria de guerra

"Mi prioridad absoluta es reforzar Europa tan rápido como sea posible para que alcancemos la independencia de Estados Unidos", aseguró Friedrich Merz, líder del CDU/CSU, durante la noche electoral que lo consagró como nuevo canciller de Alemania. Las elecciones federales abren un nuevo Ejecutivo que promete poner en marcha la máquina germana en todos los frentes, incluido el militar, lo que tendrá un impacto directo en firmas con un pie en la industria.

Una exclusiva de Bloomberg ha revelado que conservadores y socialdemócratas están negociando aprobar un nuevo fondo adicional de 200.000 millones de euros para destinarlo a la defensa del país. Este paquete se añadiría a los 100.000 millones que Olaf Scholz, canciller en funciones, anunció en 2022 cuando comenzó la invasión rusa de Ucrania. Además de estos 300.000 millones de euros adicionales de financiación militar, Berlín ha ido incrementando la inversión ordinaria en defensa ante las amenazas de Estados Unidos y Rusia. Alemania ha duplicado su gasto militar en los últimos años hasta sobrepasar el 2% del PIB. Más allá de Alemania, la misma UE ha anunciado que está estudiando medidas para permitir más gasto en defensa, como mecanismos de deuda común o congelando las reglas de déficit en inversiones a este segmento.

El desembolso de 200.000 millones de euros se une a otra medida que los partidos políticos alemanes están discutiendo: eliminar el freno constitucional de la deuda antes de que entre se estrene la nueva legislatura. El freno de la deuda es un bloqueo que impide a Alemania aumentar más de un 0,35% su déficit anual. Su supresión permitiría a Berlín acometer inversiones multimillonarias en infraestructuras y líneas estratégicas, entre las que se encuentra la defensa.

La supresión del freno de la deuda y el aumento del gasto militar, más el cambio de paradigma del viejo partido de Angela Merkel con las palabras de Merz, plantean un nuevo escenario militar en Alemania, cuya industria renqueante puede explotar para salir del bache. Las palabras de Merz, un atlantista consumado que ahora desconfía de Washington, unido a sus ataques históricos hacia Moscú suponen un viraje de la locomotora alemana hacia su propia industria militar.

La cita de Merz también abre la posibilidad a que otros colosos industriales militares se beneficien de una mayor cooperación europea. Gigantes como Thales, Leonardo o incluso BAE Systems pueden ser futuros objetivos de proyectos financiados por Berlín. La joya de la corona es el proyecto Eurofighter, diseñado a través de una joint venture financiada por Airbus con capital alemán, español, británico (mediante BAE) e italiano (mediante Leonardo).

Destaca el papel de Rheinmetall que ha sido uno de los grandes ganadores de esta situación. El gigante conocido por los míticos tanques Leopard se dispara ya un 58% en lo que va de año y es ya una de las grandes estrellas en las bolsas europeas. De hecho se trata de la empresa que más se revaloriza en lo que va de año de todo el EuroStoxx 50. De hecho esta firma se disparó un 25% ante la exigencia de EEUU de que Europa eleve su gasto militar hasta el 5% del PIB. La empresa ya viene de una trayectoria vibrante, particularmente después de que a finales de 2024 anunciase que espera duplicar sus beneficios gracias al despertar bélico del Viejo Continente.

La kriegsmarine, a toda máquina

Aunque estos ejemplos han impulsado a una industria en horas bajas, el caso paradigmático está siendo ThyssenKrupp, que durante febrero registra una subida del 60%. La firma es una de las máximas exponentes de la industria civil que se pueden beneficiar de las inversiones militares procedentes de Berlín.

El mayor fabricante de submarinos de Europa ha anunciado que se escindirá de su filial Marine Systems, la madre de más del 80% de todos los submarinos de la OTAN, en una nueva firma que cotizará independientemente. De este modo podrá explotar al máximo su valor. Al separarse de la división naval (al menos sobre el papel ya que ha declarado su intención de conservar una participación mayoritaria en el nuevo spin off), los inversores que busquen etiquetas más sostenibles podrán entrar en ThyssenKrupp. "Los inversores quedarían liberados de las normas ambientales, sociales y de gobernanza que les impiden poseer acciones de Thyssenkrupp porque tiene activos de defensa, además de su principal negocio de fabricación de acero", explica Jason Fairclough, analista de Bank of America.

Si bien hace unos días ya se produjo el anuncio, este martes se han conocido más detalles con la empresa anunciando en un comunicado que "queremos completar la escisión antes de que finalice el año natural 2025. También estamos preparando una junta general extraordinaria con este fin". Según la propia firma conservarán el 51% del accionariado y ha anunciado que las carteras de pedidos ya están a rebosar mientras que esta operación está siendo coordinada con el mismo Gobierno de Alemania, que busca crear un socio clave en el desarrollo militar con grandes inversiones en el futuro. La OPV "no sólo es un paso importante para nosotros, sino que también es estratégicamente relevante para la República Federal de Alemania con vistas a una posible cooperación en el sector de la defensa europea".

"La entrada de pedidos fue significativamente superior principalmente por los grandes encargos de Marine Systems"

En sus últimos resultados Thyssenkrupp reconoció que su negocio marino está siendo el gran revulsivo. Los pedidos de la firma en general se dispararon el trimestre terminado el 31 de diciembre hasta los 12.480 millones de euros, es decir, un 57% más. Según la propia firma recibió un pago anticipado de 1.000 millones de euros solo por su negocio de sistemas marinos tras un pedido de cuatro submarinos y un buque rompehielos.

La propia empresa explicaba en su comunicado tras los resultados que "la entrada de pedidos fue significativamente superior principalmente por los grandes encargos de Marine Systems mientras las ventas generales disminuían por los precios y demanda en nuestros negocios de acero, automoción y materiales".

En ese sentido las subidas desatadas en bolsa se han dado tras un periodo de máxima tensión entre los accionistas de la firma y con un auténtico sentimiento de crisis. Desde DWS Investment cargaban contra la dirección por permitir que las acciones cayeran de 7,23 euros por títulos hasta 3,48. Una caída del 50% de la que prácticamente ya se han recuperado gracias al 'boom militar' (cotizan en los 7,15 euros). "El año pasado fue otro año perdido para nosotros, los accionistas de Thyssenkrupp" comentaba la firma. "Estáis haciendo lo mismo que vuestros predecesores: prometéis mucho y no cumplís. Salís con trompetas y tambores y luego no hay más que palabras vacías". Esta situación que parecía crítica se ha podido solucionar por ahora con el fuego de la guerra, una opción que cada vez atrae a más titanes de la dañada industria germana.

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