Economía

El interminable calvario de la industria alemana: "Está tocando fondo en el mejor de los casos"

  • Los pedidos industriales cayeron un sonoro 5,4% intermensual en noviembre
  • ING: "Aún no se vislumbra un cambio de tendencia en la industria alemana"
  • Commerzbank: "La bajada de tipos no está teniendo ningún efecto revitalizador"
Imagen: Dreamstime

El calvario que está atravesando la industria alemana es como una de esas pesadillas en las que se corre y se corre, pero no se avanza. La difícil situación del sector está siendo algo más que una mancha en su gloriosa historia y cada dato entrante no trae una mejoría que insufle algo de optimismo. Es lo que ha sucedido este miércoles con el dato de nuevos pedidos de fábrica del mes de noviembre.

Los pedidos industriales cayeron un 5,4% intermensual en noviembre, frente al -1,5% intermensual de octubre. En términos interanuales, los pedidos disminuyeron cerca de un 2%. Es cierto, reconocen los analistas, que gran parte del descenso de noviembre se debe a la debilidad de los grandes pedidos. Y estos estos grandes pedidos, explica Vincent Stamer, economista del banco alemán Commerzbank, aunque también crean valor añadido en la economía alemana, por supuesto, solo se procesan con un desfase temporal.

De hecho, si se excluyen estos grandes pedidos, la entrada de pedidos al menos se ha estabilizado y ha aumentado un 0,2%. Este exiguo porcentaje vuelve a traer la tentación de decir que el sector ha tocado ya fondo y experimentará una mejoría, pero eso no es suficiente para los expertos. "Todavía no se vislumbra una recuperación de la situación de la industria manufacturera alemana", admite sin tapujos Stamer.

"A pesar de una tímida recuperación durante el verano, la cartera de pedidos de la industria siguió debilitándose en 2024, con una caída media del 1% intermensual desde enero. Estas débiles carteras de pedidos, combinadas con unos inventarios todavía elevados, no auguran nada bueno para la producción industrial en los próximos meses, aunque los pedidos a granel hayan difuminado las cifras en los últimos meses", coincide Carsten Brzeski, economista jefe en ING y habitual 'doctor' de la renqueante economía alemana. "Aún no se vislumbra un cambio de tendencia en la industria alemana. En el mejor de los casos, está tocando fondo", agrega.

Ya no solo se trata del fin del gas 'barato' desde Rusia por la guerra de Ucrania y de la agresiva subida de los tipos de interés. Aparte de que los elevados costes de la energía amenazan con cronificarse y convertirse en un problema estructural, el modelo de exportaciones de alto valor añadido muestra fisuras en un mundo volcado en los servicios en el que China ya ha dejado de ser el importador de excepción que tenía Berlín al misma tiempo que empieza a suponer una feroz competencia (solo hay echar un vistazo al sector de la automoción, hasta ahora joya de la corona de la industria germana).

Desde Commerzbank, Stamer amplía la panorámica del pesimismo: "En vista de la caída de los pedidos en el sector manufacturero, también se espera que la producción industrial sea débil en los próximos meses. Esto también se ve respaldado por el hecho de que las empresas del sector manufacturero califican su situación empresarial de muy débil en una encuesta del Instituto ifo y que sus expectativas empresariales han descendido aún más. Aparentemente, la bajada de los tipos de interés no está teniendo aún ningún efecto revitalizador. Por lo tanto, esperamos que la economía alemana se estanque en el mejor de los casos durante el semestre de invierno".

Otro dato conocido este miércoles apuntala el relato. Las decepcionantes ventas minoristas sugieren que es poco probable que el repunte del consumo privado en el tercer trimestre continúe en el cuarto. "A menos que las compras navideñas deparen una sorpresa positiva, el consumo privado está abocado a la baja, y la actual incertidumbre política y normativa, unida a la reactivación de la inflación, hacen improbable un repunte sustancial del consumo", avisa Brzeski, quien constata que la economía germana registrará "una ligera recesión invernal".

La apuesta más realista es que la economía se contrajo probablemente por segundo año consecutivo en 2024 y el Bundesbank prevé un nimio repunte del 0,2% este año. Esta debilidad es uno de los temas centrales de laselecciones del 23 de febrero, en las que probablemente el canciller socialdemócrata Olaf Scholz será desbancado en favor de Friedrich Merz, que lidera el bloque conservador CDU/CSU, principal partido de la oposición y en el poder durante los años de Angela Merkel.

El mandato del socialdemócrata, que comenzó en 2021, se ha visto empañado por una secuencia maldita, con problemas que se han superpuesto como la pandemia, la crisis del coste de la vida tras la guerra de Rusia en Ucrania y la débil demanda china de productos alemanes. Un endiablado escenario en el que no ha contribuido la fragilidad de un gobierno tripartito pasto de las divisiones entre socialdemócratas, verdes y liberales.

Un nuevo canciller se enfrentará a obstáculos de crecimiento similares, con la amenaza de los aranceles estadounidenses -una vez que Donald Trump regrese a la Casa Blanca a finales de este mes- sumándose a los desafíos para la mayor economía de Europa. De hecho, la amenaza de Trump puede dar el golpe de gracia a un sector del automóvil que solo arroja malos titulares (despidos masivos e incluso la amenaza de cierre de plantas en suelo nacional, como en el icónico caso de Volkswagen).

La división entre los partidos es grande y, aunque todo apunta a que la única fórmula será una 'gran coalición' entre conservadores y socialdemócratas, como en la era Merkel, habrá obstáculos. La 'caja de Pandora' es la reforma constitucional que flexibilice el férreo freno de la deuda para que puede haber más inversión. Pero el gran apoyo parlamentario que requiere complicará un acuerdo al tiempo que la ultraderecha de AfD sigue fuerte en las encuestas como segunda fuerza.

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