España ha confirmado esta semana una realidad que los mentideros militares discutían desde hace tiempo: Madrid veía con malos ojos adquirir los F-35 Lightning II estadounidenses y prefería buscar "alternativas"; un eufemismo para decir que la Armada tendrá sus capacidades aeronavales mermadas durante años. Con esta decisión, Defensa deberá buscar fórmulas para estirar sus actuales capacidades aéreas, hacer malabares con los aliados de la OTAN y desarrollar armas alternativas. Las opciones que se le dibujan al poder militar aéreo en España pasa por tres opciones: la construcción de hasta tres portaviones, uno de ellos convencional; el desarrollo del caza europeo de sexta generación FCAS; y ampliar las capacidades aéreas y espaciales con drones y satélites.