
Wall Street tembló el viernes por una estadística que lo cambió todo: las cifras de desempleo de Estados Unidos. La Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, en inglés) recalculó a la baja la creación de puestos de trabajo de los meses de mayo a julio y estimó un alza del paro hasta el 4,2%. Este nuevo pronóstico, habitual en las instituciones estadísticas, irritó a Donald Trump. El presidente de EEUU acusó a la comisaria del BLS, la economista Erika McEntarfer, de manipular los datos para perjudicar a los republicanos y al mandatario, y ordenó su despido fulminante. El presidente anunció el domingo que en los próximos días propondría a su sustituto.
La intromisión de Trump pone en cuestión la fiabilidad estadística de Estados Unidos y atenta contra la independencia de sus instituciones cuando reestiman sus proyecciones, lo que se conoce como "cocina estadística". El nuevo encargado de las estadísticas laborales podría tener un perfil más bajo. En el peor de los casos, el candidato podría ordenar la manipulación de los datos de empleo mensuales a favor de los republicanos. Detrás, sin embargo, se encuentra la ignorancia sobre la elaboración de datos oficiales y la cocina estadística.
Las revisiones del BLS
La Oficina de Estadísticas Laborales es una agencia adscrita al Departamento de Trabajo (equivalente a un ministerio en otros países) que elabora mensualmente una estadística laboral utilizada por los mercados financieros, analistas empresariales y economistas como termómetro del empleo en EEUU. La estadística laboral del BLS encuesta a 560.000 empresarios sobre las nóminas abonadas durante ese mes, una forma de calcular el trabajo asalariado del país (excluyendo el sector agrícola).
El BLS explica que esta estadística se actualiza tres veces debido a la lentitud con la que los empresarios envían la información, así como el cotejo de otras fuentes de datos. En el primer avance suelen responder alrededor del 70% de las empresas, mientras que en el tercero —el análisis definitivo— la cifra alcanza el 95%. Esta forma de trabajar produce desviaciones considerables entre las diferentes actualizaciones. El propio BLS indica que los datos varían, de media, un 12% (con una desviación típica del 51%).
A pesar de que el BLS indica todos estos conceptos, Trump cargó contra McEnfarter sin pruebas de manipular los datos. En la publicación de los datos de julio, el BLS estimó que se crearon 73.000 empleos. En esa misma publicación se revisaron los datos de mayo (3.º actualización) y junio (2.º actualización), en los que la oficina estadística recalculó a la baja la creación de puestos de trabajo. Los medios se hicieron eco de la "desaparición" de 258.000 empleos por esta reformulación.
El presidente de EEUU acusó a la comisaria de constantemente modificar los datos: "En mi opinión, las cifras de empleo de hoy han sido manipuladas para hacer quedar mal a los republicanos y a mí". En ese mismo mensaje y otros publicados en su red social acusó a McEnfarter de eliminar 810.000 empleos en la revisión de noviembre, justo después de las elecciones, que, según el presidente, estimó al alza en un primer momento para favorecer las posibilidades electorales de Kamala Harris. La revisión de ese mes aumentó el empleo estimado en septiembre y octubre en 56.000 puestos.
Asalto de Trump a la Administración
Erika McEnfarter ha sido la 16.º comisaria del BLS. Nominada en julio por el expresidente Joe Biden en julio de 2024, fue ratificada por el Senado en una amplia mayoría absoluta bipartidista; incluidos los apoyos de JD Vance y Marco Rubio, actuales vicepresidente y secretario de Estado. Economista laboral, McEnfarter ha trabajado durante 20 años en la Administración Federal, en la Oficina del Censo, el Gabinete de la Presidencia y el Departamento del Tesoro. Su elección como profesional técnica no generó ninguna polémica en ese momento.
La decisión de Trump de revocarla y buscar un nuevo candidato —que deberá someterse a la ratificación del Senado— forma parte de su estrategia de presión de las entidades independientes. Particularmente, es destacable sus mensajes contra la Reserva Federal. El presidente de EEUU lleva un año cargando contra Jerome Powell, presidente de la Fed, que ha congelado las bajadas de tipos de interés. Trump aprovechó los mensajes que criticaba a McEnfarter para, de paso, volver a quejarse de Powell.
Las labores de Powell y McEnfarter son independientes. Sin embargo, la Reserva Federal tiene por cometido garantizar un bajo desempleo, además del control de precios. El aumento de la tasa de paro al 4,2% ha alimentado la especulación en los mercados de que la Fed rebaje los tipos de interés en su reunión de septiembre, por lo que el discurso de Trump es contradictorio: un empleo fuerte y un alto nivel de precios no reducirá las tasas oficiales de la Fed.
Hasta el momento, Trump ha descartado revelar a Powell por la presión de los mercados y las dudas jurídicas, aunque sí quiere colocar a un afín cuando expire su mandato.