Tecnología

Semana de infarto en TSMC: espionaje industrial desde Japón, volatilidad bursátil y elusión de los aranceles de EEUU por los pelos

Fábrica de TSMC en Arizona / Bloomberg.

La fabricante taiwanesa de semiconductores, TSMC, está viviendo un terremoto en sus propias carnes. La mayor fabricante de chips del planeta y pieza clave para el futuro de la inteligencia artificial está enfrentando esta semana un caso de espionaje industrial que salpica a una firma japonesa, los aranceles a los semiconductores de EEUU, que ha zafado por la mínima y la volatilidad en bolsa subsecuente de estas noticias, que de momento la ha coronado en su máximo histórico. Los acontecimientos no solo afectan al futuro de la compañía privada: el peso que tiene la tecnología de circuitos integrados fabricados con silicio es un asunto de Estado para Taiwán y su principal fuente de ingresos.

Desde Japón con amor

Los medios locales se hicieron eco de un caso de revelación de secretos comerciales que afectaba a la propia TSMC como víctima del robo de planos y a empleados tanto de la compañía japonesa como de Tokyo Electron. Según la información taiwanesa recogida por EFE, las autoridades taiwanesas registraron las oficinas de Tokyio Electron y TSMC como consecuencia del caso que afectaba al menos a una decena de trabajadores.

Un puñado de ingenieros empezaron a trabajar en la tecnológica nipona, que suministra materiales a TSMC, y solicitaron a sus excompañeros de trabajo empleados en un centro de I+D para que trasmitieran información sensible: fotografías técnicas, planos y detalles de los procesos de fabricación. Estos documentos posteriormente serían filtrados al mejor postor que, en las circunstancias actuales, puede ir desde empresas competidoras hasta cualquier Gobierno.

La noticia fue un mazazo para la cotización de ambas compañías. Tokyo Electron se llevó la peor parte, con una caída del 3,6%, mientras que TSMC cedió un 2%.

Máximo histórico en bolsa

Un día más tarde llegó una buena noticia desde el otro lado del Pacífico. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tan aficionado a los aranceles, anunció unas nuevas tasas del 100% a los circuitos de semiconductores: "Vamos a aplicar un arancel muy elevado a los chips y semiconductores. Pero la buena noticia para empresas como Apple es que si fabrican en Estados Unidos o se han comprometido a fabricar sin lugar a dudas en Estados Unidos, no se les aplicará ningún cargo".

Este comentario fue interpretado por los inversores como una oportunidad para TSMC. La firma taiwanesa ha invertido 165.000 millones de dólares en Estados Unidos para salvar los aranceles de Trump. La localización de estas inversiones se ha concentrado en Arizona, donde TSMC ha abierto una planta industrial que ya produce chips de 4 nanómetros. Entre los clientes de los semiconductores destacan firmas estadounidenses como Apple o Tesla.

El mensaje de Trump junto a una clarificación posterior del Gobierno de Taiwán que aseguró que las tasas del 100% no se aplicarían a TSMC despegó la cotización de la compañía en la bolsa taipeína. Las acciones subieron casi un 5%, barriendo las pérdidas previas y marcando un máximo histórico en los 1.180 dólares taiwaneses por título. La capitalización de la empresa es de 30,6 billones de dólares taiwaneses (880.000 millones de euros).

TSMC ha superando el billón de dólares de capitalización con esta subida, convirtiéndose en la segunda compañía de Asia en alcanzar dicha magnitud después de la petrolera Aramco. La firma se sitúa en niveles similares a las grandes tecnológicas de Estados Unidos, las Siete Magníficas.

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