Mientras el conflicto político de la amnistía abre un nuevo frente en Bruselas, las derivas del proyecto de ley del gobierno para borrar el procés y los pactos de Sánchez con los independentistas catalanes se extienden también al ámbito de la economía, donde la incertidumbre política resultantes ha generado inquietud e inseguridad entre los inversores internacionales hasta el punto de que ahora ven a España como el país menos atractivo para sus operaciones de inversión.