Periodista económico
Análisis

"En España la ley se cumple". Con estas palabras reprochaba Pedro Sánchez la oposición de Isabel Díaz Ayuso a ese esperpéntico decreto de medidas de ahorro energético y su anuncio de recurrirlo al Tribunal Constitucional. Palabras, las del presidente que ya nos gustaría fueran ciertas pero que a la luz de los hechos y los precedentes van a pasar a formar parte de esa larga lista de mentiras e incumplimientos que glosan la trayectoria política y personal del inquilino en La Moncloa.

Si en algo coinciden hoy todos los economistas, servicios de estudios y las instituciones nacionales e internacionales, con el Banco de España a la cabeza, es en la necesidad ineludible de alcanzar un pacto de rentas para hacer frente a la espiral inflacionista que está colocando la economía española al borde de la recesión mientras empobrece considerablemente a la ciudadanía, afectando especialmente a las clases más desfavorecidas de la sociedad y amenazando con un colapso del consumo y la inversión. Amenaza esta que ya avanza la caída del 16% en los envíos del sector de la logística, denunciada por el presidente de la patronal UNO, Francisco Aranda.

Análisis

Ha sido todo uno. Anunciar el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, un plan de rebaja global de impuestos y ayuda a las familias de 10.000 millones de euros para reducir la inflación en su país y salir el Gobierno, acompañado del coro de socios de coalición y parlamentarios, para intentar rebatir ese alivio fiscal alemán con sus manidos argumentos de defensa de las bonificaciones, subvenciones y limosnas y justificar su voracidad impositiva con el falaz argumento de que bajar impuestos equivale a un deterioro de los servicios públicos.

Opinión

Éramos pocos y parió Pelosi. No sabemos bien si por irresponsabilidad o por soberbia la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU ha cometido una enorme imprudencia, con su presencia en Taiwán durante un viaje marcado de antemano por la tensión de equilibrios entre Oriente y Occidente. Una temeridad innecesaria que, si no forma parte de una estrategia gubernamental preconcebida -el ejecutivo de Washington se ha desmarcado- debería inhabilitarla para el cargo.

Opinión

En Alemania vuelven al carbón; en Francia apuestan por la energía nuclear, y en España nos quitamos la corbata. Este meme que ha circulado profusamente por las redes sociales en las últimas semanas trasciende de ser un ingenioso chascarrillo para convertirse en la simplificación de la realidad de este país y en la caricatura de un gobierno fuera de la realidad, que incapacitado para ofrecer soluciones a los problemas de los ciudadanos se dedica a plantear parches, improvisaciones y ocurrencias, en contraste con las medidas serias y de corrección adoptadas por nuestros socios y competidores europeos.

Opinión

Poco le ha durado a Sánchez y al Gobierno el respiro de la EPA, porque apenas, sin darle tiempo a disfrutarlo, ha llegado julio con las rebajas para desmontar el único dato del que podían sacar pecho y revelar que los parches, que no medidas adoptadas, se han caracterizado por su inutilidad cuando no como un agravante del problema.

Opinión

No defraudó Pedro Sánchez en su comparecencia para hacer el tradicional balance del curso político antes de las vacaciones. Como siempre ocurre cuando es el examinado el encargado de autocalificarse, Sánchez ofreció un recital público de autoelogio y ausencia total de asunción de responsabilidades que, sin decirlo expresamente, le inducían a superar el examen un notable alto en su gestión, que contrasta con la realidad de una economía a las puertas de la recesión, el empobrecimiento general de los españoles, el descrédito de las instituciones, la ausencia total de soluciones y proyecto político, la falta de credibilidad personal y del Gobierno y el hartazgo de los ciudadanos que reflejan todas las encuestas.

De verdad que me gustaría creer a la ministra Calviño cuando afirma que la economía española mantendrá en 2022 “un intenso crecimiento” que permitirá que el Producto Interior Bruto crezca un 4,3%”. Y me gustaría creerlo porque si eso fuera así sería bueno para España y para todos. Pero visto el escenario de ralentización de la actividad económica, de inflación desbocada, empobrecimiento general, subida de tipos de interés y con 100.000 empresas al borde de la quiebra como muestra el espectacular crecimiento de los concursos de acreedores, sus palabras y el cuadro macroeconómico que acompaña al techo de gasto aprobado por el Consejo de Ministros para 2023, ni son creíbles, ni fiables, ni admisibles.

No defraudó Pedro Sánchez en ese sucedáneo de Comité Federal que convocó para anunciar, que no explicar o debatir, los cambios en el organigrama de esa formación que abandonó primero la "o" de obrero, después la "e" de español y que ahora ha cambio la "s" de socialista por la de sanchista. Y tampoco defraudaron los palmeros de ese órgano en teoría ejecutivo del partido que como los tres monos místicos permanecieron mudos, ciegos y sordos y sólo se expresaron para aplaudir entusiásticamente al César.

Envidia sana daba ver en Italia a un Mario Draghi, en sus horas más bajas por la irresponsabilidad de sus socios de gobierno, anteponer los intereses del Estado a los suyos para viajar a Argelia y firmar un amplio acuerdo político y económico por el que el país norteafricano sustituirá Rusia como principal proveedor de gas y suministrará a los italianos un total de 25.000 millones de metros cúbicos anuales. Acuerdo al que ha seguido un segundo entre la compañía energética argelina Sonatrach, la italiana ENI y las francesas Total y Continental para convertir a Italia en el gran eje de conexión energética de Europa. Tratado del que se ha excluido a España y a las compañías españolas por los errores estratégicos de Pedro Sánchez.