Cuando un gobierno no esta genéticamente preparado para la gestión sino para la propaganda, y cuando ese gobierno carece de proyecto y de soluciones para los problemas del país, al final se dedica a lo único que sabe hacer, populismo para intentar solucionar su propia supervivencia, derrochar dinero público en subvenciones y limosnas para comprar votos cautivos, y asaltar las instituciones y los organismos estadísticos y de control para falsear los resultados a su antojo. Y eso es lo que está sucediendo aquí y ahora singularmente con la economía y la espiral inflacionista, donde los parches, que no medidas, adoptadas se han caracterizado por su inutilidad cuando no como un agravante del problema.