Coordino el fin de semana en elEconomista.es. Desde que llegué a este medio en 2016, escribo principalmente de EEUU y su economía. Además, imparto clases de Relaciones Internacionales en la universidad.

La Reserva Federal de EEUU volverá a reunirse la próxima semana en el que será su último encuentro del año. El consenso del mercado da por descontada una subida de 50 puntos básicos en los tipos de interés, hasta colocarlos en un rango del 4,25% al 5%. Será solo la última de una sucesión de auges en el precio del dinero no vista en décadas. Pero aún queda mucho por encarecer los tipos, y en JPMorgan creen que podríamos enfrentarnos en los próximos meses a un 'Armagedón'.

La formación ampliada de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), conocida como OPEP+, ha decidido este domingo en una reunión telemática el mantenimiento del nivel de producción de crudo, a pesar de las especulaciones de las últimas semanas de un posible recorte del mismo debido a la caída de los precios.

Es un nuevo hito para el ejército de Estados Unidos. La Fuerza Aérea ha presentado esta semana su nuevo bombardero, el B-21 Raider, en lo que supone el primero de su clase en más de tres décadas. Lo creará la compañía Northrop Grumman y el coste de fabricación por unidad de este prodigio tecnológico se estima en los 692 millones de dólares por unidad, según datos del organismo militar.

El mercado solo escucha lo que le interesa. Esa es la conclusión que extrae el presidente del Queen's College, Mohamed El-Erian, del desempeño de la bolsa estadounidense en la última semana, después de las declaraciones de la Reserva Federal del pasado miércoles. El analista de los bancos centrales subraya así el peligro que conlleva para las bolsas que la Fed no sea suficientemente contundente en sus declaraciones públicas.

India aspira a convertirse en la tercera potencia económica del planeta antes de que acabe la década. El crecimiento poblacional, que le aproxima a China y sus más de 1.400 millones de personas, junto con la presencia de firmas cada vez más globales como los imperios de Gautam Adani o de Mukesh Ambani y la insistencia en el uso de fuentes de energía baratas aunque contaminantes invita a pensar que el subcontinente tiene años de prosperidad por delante. Así lo entienden también los fondos soberanos, que ya tienen a India como segundo país preferido para sus inversiones.

Las medidas de regreso hacia un cierto proteccionismo comercial son una constante en los últimos años. Ya desde la crisis financiera de 2008, algunos analistas han alertado de un retroceso en la globalización económica, con ejemplos como la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China que se desató durante la presidencia de Donald Trump. La aparición de la pandemia de coronavirus a inicios de 2020 exacerbó los miedos de los estados a la escasez de recursos propios para sostener industrias claves, redoblando esfuerzos para lograr una cierta autonomía y forjando alianzas internacionales en sectores como las tierras raras. Pero la fragmentación del comercio mundial puede suponer un perjuicio global, tal y como advierte el Fondo Monetario Internacional.

La estrategia de inversión a largo plazo por excelencia no atraviesa por su mejor momento. Dedicar el 60% del capital invertido a renta variable y el 40% a renta fija (la estrategia 60/40) está padeciendo este año del mal desempeño en ambos frentes. La premisa original para asegurar la rentabilidad a largo plazo con este método de inversión es que la renta fija y la variable tienden a correlacionarse de forma negativa, de forma que una sube cuando la otra cae, y viceversa. Pero 2022 está siendo un año atípico para los mercados, a pesar de lo cual algunas casas de inversión no pierden la fe.

JP Morgan no teme a un posible desplome del mercado inmobiliario. El enfriamiento en el sector como consecuencia del frenazo económico del país y el incremento de los tipos de interés no impide que la firma de inversión se haya aliado con Haven Realty Capital para invertir conjuntamente hasta 1.000 millones de dólares en la construcción de viviendas unifamiliares para alquilarlas posteriormente.

"Si algo puede salir mal, saldrá mal". Es una de las formulaciones más conocidas de la Ley de Murphy, paradigma del pesimismo, y que representa a la perfección cómo está transcurriendo el año 2022 para el mundo de las criptomonedas. Hace justo un año, el mercado global de las criptodivisas acumulaba una capitalización de casi 3 billones de dólares (más que el PIB de Reino Unido), anotándose un máximo histórico gracias, en buena medida, a un bitcoin que cotizaba por encima de los 65.000 dólares. Pero la sucesión de caídas de la mayoría de monedas digitales vino seguida de diversos escándalos, como el desplome de Terra, los riesgos de desaparición del Tether, los despidos masivos de Coinbase y, esta semana, la quiebra de FTX.

La deriva hacia el proteccionismo se hace cada vez más patente en este mundo convulso e incierto. Si ya durante la crisis financiera de 2008 asistimos a los primeros pasos y durante la crisis del coronavirus se produjo otro retroceso en la globalización económica, las crecientes tensiones entre países occidentales y otras grandes potencias como China y Rusia están incentivando la toma de decisiones que buscan asegurar las materias primas claves para los próximos años. El último en hacerlo ha sido Canadá, quien ha endurecido las condiciones para que sus empresas dedicadas a minerales estratégicos puedan recibir inversiones de firmas estatales extranjeras.