Economía

India trata de aumentar su influencia en Asia a través de créditos internacionales

Foto: Alamy

India aspira a convertirse en la tercera potencia económica del planeta antes de que acabe la década. El crecimiento poblacional, que le aproxima a China y sus más de 1.400 millones de personas, junto con la presencia de firmas cada vez más globales como los imperios de Gautam Adani o de Mukesh Ambani y la insistencia en el uso de fuentes de energía baratas aunque contaminantes invita a pensar que el subcontinente tiene años de prosperidad por delante. Así lo entienden también los fondos soberanos, que ya tienen a India como segundo país preferido para sus inversiones.

Pero el presidente del país, Narendra Modi, quiere aprovechar el crecimiento económico para incrementar su poder y su influencia en la región. India tiene una línea de crédito para que los países vecinos financien la construcción de infraestructuras, y que ha alcanzado los 32.500 millones de dólares entre 2014 y 2022, casi tres veces más que en el periodo que va de 2016 a 2014. Para ello se han acordado más de 300 líneas de crédito para unos 600 proyectos.

El ministro de Exteriores indio, Subrahmanyam Jaishankar, no ocultaba hace unos meses que se trata de una política económica que va más allá de la economía. Hace casi un año, Jaishankar subrayaba que prefiere este tipo de pactos con otros países a los tradicionales acuerdos de libre comercio, alegando que en el último cuarto de siglo este tipo de acuerdos han afectado "muy negativamente" a sus cadenas de suministros del país. "Si después de 25 años de evidencias acumuladas sigues sin escuchar, entonces tenemos un problema", dijo entonces el ministro.

En su lugar, mediante las líneas de crédito condicionadas y de avales logra promover los productos y servicios de India, de forma que sirve para crear puestos de trabajo en el mismo país. Además, en el largo plazo, la creación de infraestructuras de transporte facilitarán la exportación de los bienes fabricados en India a sus vecinos.

"Bajo su política de 'Vecindad Primero', el Gobierno está comprometido a desarrollar relaciones amistosas y mutuamente beneficiosas con todos sus vecinos", resumía Jaishankar este verano cuando explicaba la extensión de las líneas de crédito que ha concedido a un país con tantos problemas económicos como Sri Lanka. "Los términos de estos préstamos blandos son transparentes, con un bajo tipo de interés, una moratoria en el reembolso del principal, un largo periodo de reembolso y flexibilidad incorporada", agregó.

Este programa agrupa diversas asistencias al desarrollo que van desde la economía a la lucha contra el cambio climático, la defensa o la educación, y fue anunciado por Modi durante la campaña electoral de 2014.

Pero el objetivo real va mucho más allá de la búsqueda de unas buenas relaciones con los países vecinos, la creación de sinergias económicas o el desarrollo de su propio mercado productivo. India está tratando de plantar cara a la influencia de China en la región. Según un estudio del centro de investigación AidData del William & Mary's Global Research Institute ha demostrado que hay "significativamente más probabilidades" de que el banco estatal ExIm Bank conceda préstamos a proyectos en un país si China lo ha hecho previamente.

También se fomenta la expansión de las empresas locales, de forma que logren grandes contratos. Es el caso del que logró el grupo Adani en el puerto Colombo de Sri Lanka, por el que percibirá más de 700 millones de dólares.

Sin embargo, Modi públicamente ha rechazado que este tipo de inversiones tengan otro objeto que no sea la prosperidad de estos, y critica precisamente las políticas que conducen a acuerdos con relaciones de dependencia.

Tal y como informa el Financial Times, algunos de los países beneficiarios no se creen la bonhomía del gobierno de Modi. En las Maldivas se ha iniciado desde la oposición política un campaña para evitar las inversiones indias en el país

En el conjunto de programas de ayuda al desarrollo, el estado indio ha destinado más de 107.000 millones de dólares desde 2014, según los analistas de RIS, muy lejos aún de los 838.000 millones que el programa homólogo de China invirtió solo en 2021, según estima el American Enterprise Institute.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky