El debate sobre la semana laboral de cuatro días lleva años difundiéndose en las sociedades occidentales. Los derechos del trabajador han ido ampliándose en el último siglo y medio, y los sindicatos han enarbolado la reducción de la jornada (bien por horas, bien por días, según los casos) como una de las luchas de las últimas décadas. Pero algunos fueron mucho más allá cuando, durante la Segunda Revolución Industrial, las jornadas laborales copaban más de la mitad de las horas del día y al menos seis jornadas a la semana.