La inflación española de marzo de casi el 10% ya supera significativamente a la de países como Alemania, Italia o Francia cuya inflación en marzo fue del 7,5%, del 6,7% y del 4,5% respectivamente. Los diferenciales de inflación frente al promedio de la eurozona, que se están acrecentando en los últimos meses, reflejan en parte los mayores costes que soportan nuestras empresas frente a las de otros países y perjudican la competitividad relativa de nuestras empresas, como consecuencia de la apreciación de nuestro "teórico" tipo de cambio efectivo real. Hay que incidir que esta elevada inflación que padecemos no es mayoritariamente una inflación de precios internos, más típica de coyunturas de sobrecalentamiento de la actividad; sino que es, en su mayor parte, importada, obedeciendo a incrementos de los precios de las materias primas energéticas, con gas y petróleo a la cabeza, y de alimentos, como los cereales, entre los más destacados. Pero tampoco se trata de un escenario que aparezca, en exclusiva, tras el inicio de la guerra de Ucrania, sino que ya estaba teniendo lugar con anterioridad, debido a los desajustes de oferta y demanda tras la crisis pandémica, y que el conflicto armado, en todo caso, agudiza.

Director General del Instituto de Estudios Económicos