Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Al Ibex volar por encima de los 16.000 puntos. A la economía española a las puertas de la Champion League. Dos crisis de las gordas en las muescas del revolver del Tuco. Francotirador de cualquier tema que huela a burbuja. En elEconomista.es desde 2016 y siempre en la trinchera de Internet. Chiflado del cine, por si no se nota.
CLAVES DE LA JORNADA

Los números rojos han sido el denominador común en las bolsas de Europa este viernes desde la apertura. Las ventas se han impuesto, especialmente en la banca, y los índices de referencia han afrontado un día de pérdidas que han llegado a superar el 2%. El Ibex 35 español ha retrocedido de golpe a los 9.200 puntos (ayer acabó sobre los 9.400), con sus entidades dejándose hasta seis puntos y medio porcentuales (y siendo, por tanto, su principal lastre). En comparación con el viernes pasado, el mercado bursátil español arroja un descenso del 1,89%, esto es, el peor balance semanal en lo que va de 2023. Solo en esta sesión ha cedido un 1,47% hasta los 9.285 puntos.

No hace ni 24 horas el mercado compraba un escenario de subida de 50 puntos básicos para las próximas reuniones del BCE y la Reserva Federal. Pero los problemas del Silicon Valley Bank han ajustado las expectativas para los próximos cónclaves. Los expertos advierten de que serán los datos económicos, como el dato de inflación de EEUU, los que marquen el camino de los bancos centrales.

La crisis financiera de 2008 rompió los mecanismos de reducción de las desigualdades entre comunidades autónomas. Desde entonces las regiones más ricas comenzaron a concentrar capital humano y financiero, en detrimento de las más pobres, lo que ha redundado en una mejora de la productividad por trabajador y en un mayor incremento del PIB per cápita. Galicia, la Comunidad de Madrid, País Vasco y Navarra lideraron las mejoras de productividad, antes de la irrupción de la pandemia.

La recaudación fiscal vuelve a batir récord en 2022 por segundo año consecutivo. Pero un informe del Banco de España señala que un tercio de los ingresos del Estado tras la pandemia carecen de explicación. Buena parte del comportamiento se debe al efecto de la inflación, otra al crecimiento económico pero "un 34% se debería al componente no explicado o residuo". El análisis del organismo vuelve a abrir el debate sobre si la estimación del PIB no está siendo lo suficientemente precisa, para medir el impacto que está dejando la pandemia en la economía.

Por segundo mes consecutivo, el volumen de crédito conjunto para hogares y empresas cae en los últimos doce meses. Según la estadística del Banco de España, en enero el volumen de préstamos concedidos al sector privado se contrajo un 0,28% respecto al año pasado. Es el mayor descenso desde mayo de 2018. Ni en plena pandemia, las entidades financieras cerraron tanto el grifo. La economía se enfrenta a un triple desafío. El recorte de la financiación se une a una inflación persistente y a unos tipos de interés cada vez más caros, que golpean directamente a la renta disponible y ahorro de las familias.

energía

Desde la entrada en vigor del tope del gas en España para abaratar el precio de la luz, Marruecos ha acelerado la demanda de electricidad procedente de la Península Ibérica. Las exportaciones se han multiplicado por siete hasta 1.512 GWh. Durante los meses de agosto, septiembre y octubre, la interconexión entre España y Marruecos operó a la máxima capacidad. El país vecino atraviesa una importante crisis energética, pero no está siendo el único que se está beneficiando de la medida. Hasta a Portugal le sale rentable exportar electricidad española, pese a compartir el mismo mercado eléctrico.

El Banco de España entra de lleno en el análisis de las ayudas anti inflación desplegadas por el Gobierno, con un informe en el que denuncia su falta de efectividad para llegar a los hogares más golpeados por la actual crisis, pese a destinar entre 34.000 y 40.000 millones. El diseño de las medidas no ha tenido en cuenta que las familias con rentas más bajas soportan dos puntos porcentuales de inflación más que los hogares con más recursos, con lo que las rentas medias y altas se han beneficiado más  del apoyo de las medidas públicas.

Aunque no era su objetivo, el reciente informe del Banco de España sobre la jornada laboral plantea un giro siniestro de cara al debate sobre la implantación de la semana de cuatro días de trabajo: el futuro que dibuja para nuestro país con trabajadores cada vez más envejecidos y dependientes de sectores poco productivos conduciría este modelo a una fórmula más cercana a los 'minijobs' que al ideal del reparto del trabajo que plantean sus defensores.

El organismo presidido por Pablo Hernández de Cos analiza la jornada laboral media por trabajador y señala que ha pasado de 37 horas de 1987 a las 31,8 horas de 2019. Pero además vaticina que en los próximos diez años volverán a descender otras tres horas principalmente por el impacto del envejecimiento de la población. La población mayor de 55 años habrá crecido un 22% en 2033. Las previsiones contemplan dos escenarios para explicar esta caída de horas trabajadas. El primero pasaría por un aumento del porcentaje de trabajadores en el sector servicios de no mercado y el segundo por un aumento de la tasa de parcialidad. Ambos escenarios y su combinación encajan con el modelo alemán de los minijobs, de trabajos de pocas horas para completar una renta principal, como la pensión.

España fue el país de la UE donde más aumentó entre 2019 y 2021 el número de personas que vivían en hogares que se retrasaron en los pagos de la hipoteca, el alquiler o las facturas. Los datos se desprenden de la estadística de Eurostat sobre vivienda en Europa y reflejan el 'azote' que supuso la pandemia para millones de ciudadanos. Las ayudas directas durante la pandemia fueron las más bajas de toda la zona euro. Apenas llegaron al 1,3% del PIB, mientras la media de la zona euro alcanzó el 4%.