Por segundo mes consecutivo, el volumen de crédito conjunto para hogares y empresas cae en los últimos doce meses. Según la estadística del Banco de España, en enero el volumen de préstamos concedidos al sector privado se contrajo un 0,28% respecto al año pasado. Es el mayor descenso desde mayo de 2018. Ni en plena pandemia, las entidades financieras cerraron tanto el grifo. La economía se enfrenta a un triple desafío. El recorte de la financiación se une a una inflación persistente y a unos tipos de interés cada vez más caros, que golpean directamente a la renta disponible y ahorro de las familias.
El crédito en España ya está notando la subida de tipos del BCE. Por segundo mes consecutivo el volumen de préstamos retrocede en tasas interanuales. El Banco de España ya venía advirtiendo, en la encuesta trimestral que realiza a los bancos, desde hace trimestres que las entidades financieras iban a cerrar el grifo. Y ya está sucediendo. Es verdad, que la caída es tenue. Nada que ver con las caídas de 2021 de la serie histórica del organismo, que registra descensos interanuales del 6%, después de 2012, cuando la economía se hundió tras el rescate financiero. Pero es una señal clara de que la economía no va a contar con la alegría de los bancos para apoyar el crecimiento.
La teoría económica dice que la subida de tipos comienza a notarse en la economía a partir de los doce meses. El BCE inició el rally de las tasas el pasado mes de junio. El crédito comenzó a contraerse para empresas y familias a partir de noviembre. El crédito bancario no deja de ser el aceite para que un motor funcione. Sin él es difícil que la economía carbure, o por lo menos, está prácticamente asegurado que irá a trompicones. Con la inflación sin pinta de relajarse, la financiación a la economía real es uno de los primeros eslabones en sufrir la obstinación del BCE para terminar con la escalada de precios.
El BCE también lanzó un serio aviso a navegantes. El endurecimiento neto de los estándares de crédito en la zona euro está siendo el mayor desde 2011, justo antes de que estallara la crisis de deuda soberana. El flujo crediticio de una economía es buen indicador del estado de salud del sector privado y del consumo de los hogares y no es buen síntoma que una economía registre las primeras caídas netas en volumen de crédito.
El problema está a ambos lados de la carretera del flujo del crédito, tanto en la oferta como en la demanda. El Banco de España ya apuntaba en ambas direcciones en anteriores informes. La perspectiva es que los bancos van a seguir endureciendo y reducción los préstamos. Al final, el precio de los créditos, los intereses que paga empresas y familias, no deja de reflejar las condiciones financieras en las que se mueve el BCE y los mercados financieros. Y no hay buenas noticias. El BCE va a seguir apretando el acelerar y los mercados quieren que así sea. Las expectativas también incluyen una caída de la demanda. Ni familias, ni empresas van a endeudarse con un horizonte incierto y cada vez con el crédito más caro.
Las estadísticas del Banco de España comienzan a reflejar estas situaciones. El volumen de préstamos corporativos se contrajo en enero 5.678 millones de euros, un 0,7%. Hubo más amortizaciones de crédito empresarial que crédito nuevo a empresas. Para las familias el volumen total de préstamos se mantiene gracias a los préstamos al consumo que sigue creciendo a un ritmo anual del 4,3%. Pero en préstamos a vivienda el escenario cambio. En enero, el volumen de hipotecas descendió un 0,5% hasta los 510.422 millones de euros. Donde todavía no se está experimentando una restricción del crédito bancario es en la administración pública. Con el último dato disponible, de diciembre de 2002, el volumen de financiación bancaria crece a una tasa anual del 5,3%.